
Cultura
Hijo del desasosiego
Tabucchi murió ayer en Lisboa, la ciudad que hacía más de 40 años había elegido para vivir. El suyo fue un exilio voluntario y literario: su pasión por Portugal la desató la poesía de Fernando Pessoa, cuya obra conoció a mediados de los 60 en las bibliotecas de París, a donde solía escaparse durante sus años de estudiante. Tanto su carrera académica como su ficción tuvieron por centro al país luso, donde a mediados de los 80 consiguió instalarse como director del Instituto Italiano de Cultura.