No se construye nada desde la soberbia y la imposición, y mucho menos dándoles la espalda a los maestros, profesores y demás trabajadores de la educación.
Estas políticas de promoción de la salud y de prevención del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles no deberían estar sujetas a los cambios de gobierno. Deberían ser políticas verdaderamente nacionales.
Se trata de fortalecer la credibilidad en la gestión integral de la pandemia partiendo de un enorme respeto y empatía con las dudas, miedos y percepciones entendibles y legítimas de la población.
Hoy por hoy, y en la dirección de achicar la brecha entre ciencia y sociedad, la divulgación adecuada del conocimiento científico es, probablemente, tan importante como la propia investigación científica.
Andacht da por sentada la existencia de una “ortodoxia covid” que sólo existe en su imaginación y en la de otros “disidentes”, ya que hasta ahora no han ofrecido ninguna prueba del complot que denuncian.
La conciliación no prospera y el conflicto de intereses aflora claramente. Al arrendatario lo que le importa es el negocio, no la salud de la gente ni del ambiente.
¿Podemos juzgar a “los políticos” sin distinguir a Margarita Percovich de Graciela Bianchi? Si no conocemos la trayectoria de un militante político como Guillermo Chifflet, ¿podemos hacer “tabla rasa” con la política?
No existe solamente un deber moral y ético de vacunarse, sino un deber jurídico consagrado en la Constitución, que tiene la finalidad de que cada persona sea responsable no sólo de su salud sino de la de los demás.
Necesariamente debemos acompasar el sometimiento de un sujeto a la Justicia con los principios constitucionales y los pactos internacionales que hemos ratificado.
Los micromachismos son una especie de violencia permitida y naturalizada. Sutiles, invisibles, camuflados, cada vez más latentes, más presentes, más molestos.