El 1º de octubre la ciudadanía tomó conocimiento de los terribles comentarios acerca de los detenidos desaparecidos durante la dictadura formulados por el candidato a alcalde de Nueva Helvecia Mario Bertino Ferrari en su cuenta de Facebook. El representante de Cabildo Abierto –que participó en las elecciones de setiembre bajo el lema Partido Nacional– afirmó, entre otras espeluznantes apreciaciones: “No jodan más con los desaparecidos. La gran mayoría están en el agua”, en referencia a que “los tiraron al agua con pesas”. “Si tengo datos no los voy a decir”, agregó, y “si los hubieran educado bien, ahora estarían vivos”. “Seguimos pagando el no haber acabado con esta mugre”, concluyó.

Tamaño exabrupto, con características claras de apología de la violencia, pasó sin embargo cual otra mera anécdota política sobre una ¿anestesiada? conciencia colectiva, con resabios aún del virus de la impunidad.

Como respuesta, tuvo apenas el comunicado del Frente Amplio de Nueva Helvecia que condenó las expresiones de Bertino, que “ofenden a todos los uruguayos que, sin diferencias partidarias, hemos levantado las banderas en defensa de los derechos humanos”.

Mientras el líder de Cabildo Abierto restaba importancia a las espeluznantes declaraciones sobre los detenidos desaparecidos que hizo su candidato a la alcaldía de Nueva Helvecia, en el Partido Nacional, lema bajo el cual se postuló Mario Bertino Ferrari, sólo hubo silencio.

Desde el sector político del declarante, su líder, comandante, general, senador de la República Guido Manini Ríos laudó que se trató de “un disparate” expresado por “uno de los miles de integrantes de Cabildo Abierto”, que “no es la opinión” del colectivo, y que además no lo comprometía porque, dijo, tenía entendido que el involucrado iba “a renunciar al partido”, tal como finalmente ocurrió.

Desde el resto del sistema, incluido el sector titular del lema bajo el cual votó el candidato a alcalde, hubo un mutismo sonoro.

Es como si descalificando al protagonista, tomando distancia, quitando trascendencia a sus dichos o, lisa y llanamente, guardando silencio sobre ellos, se pretendiera sepultar los hechos, la gravedad de tan brutales aseveraciones y la eventual responsabilidad penal que ellas conllevan, instalando en la opinión pública una lógica mediática perversa de que “aquello de lo que no se habla es porque no vale la pena”, ajena a la esencia de nuestra democracia.

Los uruguayos ya conocemos –y muy especialmente en esta temática de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura– de “pactos de silencio”, de temas tabúes, de insidias y manipulaciones, de mentiras, medias verdades y amenazas veladas. Todas ellas enmarcadas en una estrategia tendiente a la devaluación ética del tema de los detenidos desaparecidos, promovida por quienes pretenden seguir cobijados bajo el manto de la impunidad.

Pero sabemos, asimismo, que la elaboración respetuosa y valiente del relato de nuestra historia reciente y el esclarecimiento de los hechos que aún nos desgarran como sociedad son parte fundamental de nuestro horizonte colectivo, y hacen a la fortaleza institucional de nuestra democracia. Somos conscientes de que sólo la verdad nos hace realmente libres.

Desde ese lugar, no podemos ni debemos dejar pasar con indiferencia esta instancia sin manifestar nuestro más profundo rechazo a las formas y los contenidos de las expresiones vertidas por el candidato a alcalde de Nueva Helvecia Mario Bertino Ferrari, que a nuestro entender –y de allí mayor es nuestra preocupación– guardan claras características de apología de la violencia.

Liliam Kechichian es senadora del Frente Amplio.