Días atrás se anunciaron los ganadores de los premios Nobel de las tres disciplinas científicas “duras”. Repasamos aquí quiénes fueron los laureados y el motivo por el que la Academia Sueca decidió premiarlos. Por otro lado, vemos qué opinan investigadores e investigadoras que hacen ciencia en Uruguay en áreas directamente relacionadas con los trabajos de los premiados.

Premio Nobel de Química

A quiénes: Jacques Dubochet (1942, Suiza), Joachim Frank (1940, Alemania) y Richard Henderson (1942, Escocia)

Por qué: por el desarrollo de la microscopía de Cryo-electrón, que permite generar imágenes tridimensionales en alta resolución de moléculas biológicas en solución. Coloquialmente, la Academia Sueca afirma que su trabajo permite capturar los detalles de la vida a nivel atómico y lleva a la bioquímica hacia una nueva era, lo que es importante tanto para comprender mejor la química de la vida como para el desarrollo de fármacos. Antes de las técnicas desarrolladas por los laureados, se asumía que los microscopios de electrones no eran adecuados para visualizar materia viva, porque el poderoso haz de electrones destruía cualquier material biológico.

Alejando Buschiazzo

Es bioquímico y trabaja como investigador principal en el departamento de Microbiología Estructural y Molecular del Institut Pasteur de Montevideo. Allí, junto con un gran equipo, emplea el difractómetro de rayos X para desentrañar la estructura de proteínas de bacterias y organismos que causan enfermedades. Más que ver para creer, ver para entender. Y si se puede, ver para curar.

Reacción ante este Nobel: “Estoy contentísimo, fue una alegría ver que se le dé uno de los premios más importantes que hay en ciencia a algo que nos parecía importante. Lo vivimos un poquito como un logro dentro de la comunidad de los que queremos ver las cosas chiquitas. Esta técnica es muy hermana de la que empleamos aquí con el difractómetro. Nosotros usamos rayos X, ellos usan electrones, pero como forma de luz. La ventaja de ellos es que pueden refocalizar los electrones con imanes, porque tienen carga, y entonces es un verdadero microscopio, que les permite ver la imagen magnificada en lugar de tener que utilizar una operación matemática, como en nuestro caso. Además, esta técnica tiene de lindo la posibilidad de utilizar células enteras: combina más desde el mundo más molecular, atómico, hasta una célula entera”.

¿Cómo incide este Nobel en tus investigaciones? “Es una ratificación de que esta es una vía muy promisoria para hacer descubrimientos importantes. Esta es un poco la vía a futuro, los jóvenes tienen que meterse en esta área. En Sudamérica, como muchas veces, estamos un poquito rezagados, y creo que tendríamos que esforzarnos por alcanzar esto. Tenemos que tratar de que al menos algunos estudiantes a los que les gusta el área de moléculas en biología se vayan metiendo y aprendan sobre estos métodos. Así que este Nobel incide a la hora de tomar decisiones sobre el futuro”.

¿Este Nobel compromete tus chances de ganar uno? “Yo no soy un candidato para nada. Pero, en forma general, no es tan así como sugiere la pregunta. De hecho, mi disciplina, la cristalografía, dio muchos premios Nobel en el transcurso de varios años. Porque no es sólo la técnica lo que importa. En este caso es el primer Nobel porque es una técnica nueva, pero lo que va a venir después son los descubrimientos biológicos que esta nueva técnica va a permitir. Seguro vendrán muchos descubrimientos súper importantes para entender cómo funciona la célula mediante esta técnica, y eso va a ser ‘nobelizable’. Estoy convencido de que van a venir muchos premios más para gente que use esta técnica para entender cosas. Eso fue lo que pasó con la cristalografía. Es como premiar al que descubre el telescopio; después, usando el telescopio, descubrís el universo”.

Premio Nobel de Medicina y Fisiología

A quiénes: Jeffrey Hall (1945, Estados Unidos), Michael Rosbash (1944, Estados Unidos) y Michael W Young (1942, Estados Unidos)

Por qué: por sus investigaciones pioneras sobre el reloj biológico. En 1984 aislaron en la mosca de la fruta el gen period, que ya se sabía que controlaban los ritmos de sueño y vigilia. Luego descubrieron que la proteína que expresaba ese gen, bautizada PER, se acumulaba durante la noche y se degradaba durante el día. De esta manera, dieron los primeros pasos para comenzar a desentrañar los mecanismos moleculares que determinan el ritmo circadiano de todos los organismos que habitan en el planeta. Las plantas y los animales, y nosotros no somos una excepción, cargamos con genes antiquísimos que tienen por objeto sincronizar nuestras vidas con las rotaciones terrestres.

Bettina Tassino

Es bióloga y forma parte de la sección Etología de la Facultad de Ciencias de la Udelar. Desde hace tiempo estudia, junto con su colega Ana Silva, cómo el reloj biológico afecta el desempeño académico de los jóvenes uruguayos.

Reacción ante este Nobel: “Es un premio sobre algo que se descubrió en 1984, no es tan reciente. La importancia que tiene ese descubrimiento hoy en día es que fue la primera vez que se pudo aislar un gen que tenía un vínculo tan directo con un comportamiento. Creo, entonces, que se los galardona por haber puesto la piedra fundacional que permitió desarrollar una línea de trabajo en biología, la cronobiología, que hoy tiene múltiples aplicaciones e implicancias, incluso para la salud humana. Expandieron el área de trabajo de la biología hacia un área que no sólo es nueva, sino también floreciente”.

¿Cómo incide este Nobel en tus investigaciones? “De alguna manera, esto pone en agenda un tema en el que estamos trabajando. Ahora podemos decir que estudiamos cosas parecidas a los que ganaron un premio Nobel y eso simplifica mucho la explicación de lo que hacemos, aunque nuestras investigaciones, si bien son sobre el reloj biológico, no están relacionadas con lo molecular, sino con las implicancias comportamentales y las preferencias circadianas de las personas”

¿Este Nobel compromete tus chances de ganar uno? No tenía expectativas de ganar uno, pero este premio en el área de la cronobiología hace que sea más difícil. Por suerte tengo otras líneas de investigación.”

Premio Nobel de Física

A quiénes: Rainer Weiss (1932, Alemania), Barry Barish (1936, Estados Unidos) y Kip Thorne (1940, Estados Unidos)

Por qué: por sus contribuciones decisivas para la implementación del detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales. Sin ellos, el 14 de setiembre de 2015 sería un día más y no el día en que las ondas gravitacionales del universo se observaron por primera vez en la historia de la humanidad gracias al Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser (LIGO, por su sigla en inglés). LIGO requiere el trabajo de más de 1.000 investigadores de todas partes del mundo y es la culminación de una visión que desde hace 50 años les quitaba el sueño a los laureados. Hoy la observación de estas ondas es una realidad que permite observar las disrrupciones del espacio-tiempo.

Maximiliano Isi

Es uno de los 1.000 científicos que trabajan en LIGO. Dejó Uruguay hace años y hoy, desde el Instituto de Tecnología de California, en Estados Unidos, utiliza las ondas gravitacionales para poner a prueba la teoría general de la relatividad propuesta por el famoso Albert Einstein, al tiempo que está ahí, en la frontera del conocimiento.

Reacción ante este Nobel: “Es un gran honor para todos los que trabajamos en el equipo, y todos compartimos la alegría. Los conocemos muy bien y los tres siguen muy involucrados en el día a día del experimento. Sabíamos que era una posibilidad que ganaran el Nobel, como que estábamos psicológicamente preparados, pero aunque lo anticipáramos fue un sentimiento muy lindo. Es un reconocimiento muy importante, porque ellos dedicaron toda su vida a este proyecto en el que nadie creía. Si no hubiera sido por su dedicación, su tenacidad y su sacrificio, hoy en día ninguno de nosotros podría estar acá, haciendo esta ciencia increíble. No es que hayan sido ellos solos, pero ellos fueron los principales catalizadores, los que plantaron la semilla y los primeros que impulsaron esto”.

¿Cómo incide este Nobel en tus investigaciones? “En este momento en el que se está dudando un poco del valor de la ciencia, siempre es bueno generar entusiasmo y poder compartir con el gran público lo increíble que es lo que estamos aprendiendo todo el tiempo sobre la naturaleza y el universo. Esta es una posibilidad genial para poder compartir, contagiar y mostrarle a la gente la importancia que esto tiene. Así que esperamos que este reconocimiento pueda ayudarnos a mantener este tipo de investigación por décadas, porque siempre es bueno recordar que no somos sólo nosotros, los científicos, los que nos entusiasmamos con esto, es algo que impacta en la imaginación de todo el mundo, y el conocimiento que vamos generando tiene un valor cultural, no sólo técnico”.

¿Este Nobel compromete tus chances de ganar uno? “Probablemente esto es lo más cerca que voy a estar de un premio Nobel, y es un honor ser salpicado así, o sentir moralmente que uno es parte de eso, pero yo no estoy ni cerca de estas estrellas de la ciencia. Igual no es algo que me quite el sueño”.