Esta semana, los integrantes de la Cooperativa Textil Puerto Sauce (CTPS) de Juan Lacaze aprobaron el proceso de “cierre ordenado” de ese emprendimiento, que culminará el 31 de enero de 2018. De ese modo finalizará la tercera –y seguramente la última– de la industria textil que le dio origen a la ciudad coloniense junto a la ya desaparecida papelera.

El final. El 31 de enero de 2018 se concretará la clausura de la Cooperativa Textil Puerto Sauce, que surgió en 2014 tras el cierre de la paraestatal Agolan (1994-2013), administrada por la Corporación Nacional por el Desarrollo (CND), que a su vez había sido la continuadora de Campomar y Soulas (1906-1993).

Esa resolución se adoptó en una asamblea realizada el martes, y no resultó sorpresiva para ninguno de los implicados. Los resultados económicos negativos se acumularon durante los diferentes ejercicios, y las previsiones para 2017 tampoco alentaban cambios positivos.

A mediados del corriente año, el directorio del Instituto Nacional de Cooperativismo-Fondo de Desarrollo (Inacoop-Fondes) solicitó a los textiles de Juan Lacaze que se plegaran al ámbito interinstitucional que desde marzo, en diálogo con autoridades nacionales, analiza la situación laboral de esa localidad. La “solución” para la CTPS “no puede ser definida unilateralmente por Inacoop-Fondes, sino que debe encontrarse en el grupo de trabajo conformado para tal fin y debe contemplar la creación de fuentes de trabajo genuinas, jerarquizando el respeto a los trabajadores, al sistema político, a los contribuyentes y al resto de las industrias instaladas en el país”, señalaba ese documento.

Durante una asamblea que tuvo lugar en julio, los textiles aceptaron participar en “los procesos de reconversión laboral” mediante los cursos que dicta el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), y este martes “se resolvió realizar un cierre ordenado de la cooperativa” que culminará el último día de enero de 2018, según informó a la diaria el integrante de la comisión directiva Mateo Rey. “Se aprobó no recibir más pedidos, y de aquí hasta enero se terminarán los trabajos que tenemos comprometidos. A medida que vayan terminándose los procesos productivos, los trabajadores de cada sector irán al seguro de paro y el cierre será el 31 de enero”, explicó.

Rey, que tiene 27 años y es uno de los integrantes más jóvenes de esa cooperativa, declaró que “de ahora en adelante, la idea es armar y organizar pequeños proyectos productivos entre los compañeros, pero deberán ser viables, como el taller mecánico o la tejeduría”.

No obstante, la obtención de una nueva fuente laboral no será un asunto fácil de resolver para la mayor parte de los 70 trabajadores, cuyo promedio de edad ronda los 50 años. Al igual que ocurrió con los ex papeleros, el gobierno comprometió otorgar a estos trabajadores una cobertura de seguro de paro durante 12 meses.

Cuesta arriba. La puesta en marcha del emprendimiento cooperativo que surgió tras el cierre de Agolan fue aprobada en octubre de 2014 por la anterior estructura del Fondes. En febrero de 2015, la cooperativa recibió 960.000 dólares por parte de ese organismo. De esa cifra, la mitad volvió al Estado, a la CND, que era la dueña de las maquinarias y de la existencia de la ex Agolan. Esa situación provocó que la cooperativa funcionara sin capital de giro durante más de un año.

En marzo de 2016, la CTPS recibió un préstamo del nuevo Inacoop-Fondes por 1,6 millón de dólares. Pero las dificultades propias del sector textil y los problemas de gestión de una unidad productiva que debió moverse sin recursos propios durante un trayecto extenso provocaron la caída de una actividad que se desarrolló durante más de 110 años en esa ciudad. Hasta el presente, CTPS es la única industria de tejidos de lana cardada de Uruguay.