De cara a los diez años de la reforma de la salud, comprendida en la Ley 18.211 que creó el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), el Frente Amplio está desarrollando, en distintos departamentos, encuentros denominados “Construyendo salud”. Por ejemplo, este miércoles, en la Huella de Seregni, hablaron sobre la “segunda generación de reformas” Daniel Olesker, Ivonne Passada y Miguel Fernández Galeano. El economista Olesker ilustró sobre el modelo de financiamiento del SNIS, que, según expuso, es la gran fortaleza del sistema, al haber logrado modificar la manera en que las personas pagan por su salud y la forma en la que las instituciones reciben los recursos por asistir a las personas. Olesker resaltó la búsqueda de la igualdad, la equidad y la sustentabilidad de su financiamiento. “Se ha combinado una justicia distributiva, en materia de que uno paga en función de sus ingresos, con una justicia sanitaria, por la cual los prestadores de salud reciben una partida acorde al riesgo sanitario de los usuarios”, dijo, y agregó: “Hemos logrado una meta planteada al inicio de la reforma: hoy nadie deja de atenderse por razones económicas. Cosa que antes sí pasaba”.
Desde la reforma, el presupuesto de ASSE pasó de ser de 170 millones de dólares en 2004 a más de 1.000 millones de dólares en 2015. Una inversión que, según dijo, se nota en la ampliación de la red de policlínicas de primer nivel de atención y en la remodelación de los hospitales que hoy se equiparan a los sanatorios privados. El ex ministro nombró a la complementación asistencial como la principal debilidad de la reforma, por requerir importantes modificaciones. Esta complementación fue incorporada por la misma reforma, mediante acuerdos interinstitucionales de intercambio entre distintos servicios, de modo de asegurar más prestaciones y ser más eficientes, intentando abarcar todo el territorio y acercando servicios a localidades pequeñas. “De esta forma, se aprovechan mejor los recursos humanos en territorios donde faltan especialistas”, afirmó.
Falta y resto
Por su parte, la senadora Passada jerarquizó aspectos del modelo de atención. Subrayó a la ley de salud mental, recientemente promulgada, como un avance que requerirá un gran esfuerzo para cambiar el modelo de atención. “Ya no estamos más denunciados a nivel de organismos internacionales, pero no alcanza con eso”, sostuvo.
Resaltó el trabajo y logros asistenciales relevantes en el SNIS, entre los que se destacan la baja de la tasa de mortalidad infantil y materna, la atención permanente, el seguimiento de situaciones de violencia doméstica, entre otras metas, que sugirió “jerarquizar para no hipotecar el futuro”.
Hizo referencia a la extensión de cobertura en el primer nivel de atención, con más centros de salud, así como centros de referencia para las enfermedades de baja prevalencia.
Destacó a los cargos de alta dedicación como parte del compromiso institucional, que deben estar mejor distribuidos a nivel territorial. Ilustró cómo la protección social en salud creció en muchas direcciones, cubriendo hoy a todo el núcleo familiar. Ahora, en lugar del pago de bolsillo de la cuota mutual, las personas aportan en función de sus ingresos, y con eso alcanzan la cobertura de su núcleo familiar. Antes se obligaba a la inversión de hasta 30% de los ingresos. Destacó que con el SNIS los jubilados pasaron a tener una cobertura universal, que no tenían en el pasado; además del valor de órdenes y tickets, que bajaron 40%. Como propuesta a tener en cuenta, la senadora resaltó el deber de mejorar la tecnología a nivel nacional, para facilitar el acceso de toda la población sin necesidad del traslado a la capital.
Nos obligan a salir
Fernández Galeano, representante de la Organización Panamericana de la Salud, enfocó su intervención en la necesidad de comprometer al Estado en torno a una política pública de salud. “Sin duda hay que resolver muchas cosas. Pero al mismo tiempo, debemos salir a defender lo conquistado. Nos hemos acostumbrado a que la derecha, sin decir su plan, con una agenda oculta y vergonzante, ataque al sistema de salud”, declaró, y agregó que atacar a ASSE es encauzar el camino para embestir al sistema de salud.
Sugirió que el papel de ASSE es “operar como el mejor actor de la salud, a modo de ente testigo. Por un tema de garantía de calidad y de derecho a la salud, tiene que haber un prestador público que tenga capacidad de responder”. Enfatizó en que los aspectos a profundizar son tener una ASSE fuerte y una rectoría eficiente, a la vez de incorporar al sector privado, teniendo en cuenta que este debe estar controlado.
Fernández hizo hincapié en que la reforma del SNIS es “un diseño que apenas pocos países logran”, refiriéndose sobre todo al acceso universal a la salud. Como desafío dijo que los grandes bloques temáticos sobre los cuales los frenteamplistas deben opinar y organizarse son la complementación de la red del SNIS y su rectoría; el control de la tecnología y de los medicamentos; y los recursos humanos en cuanto a salarios, carga horaria, dedicación, mejor distribución en el territorio. Observó que es preciso avanzar y corregir los problemas que conlleva la dinámica de la participación social, y la necesidad de que esta sea una herramienta para corregir el SNIS.
Luego de las presentaciones de los tres ponentes, se dio la palabra a los asistentes, quienes, entre otras cosas, reclamaron jerarquizar la importancia en la educación continua y el cuidado del Hospital de Clínicas, como herramienta de formación y asistencia.