En 2017 se dedicó a recorrer distintos puntos del país con la campaña del timbrazo, una práctica que copió de la argentina María Eugenia Vidal, y se viene posicionando como una eventual precandidata presidencial dentro del Partido Nacional (PN), aunque todavía no lo confirma. En su espacio político, Verónica Alonso trabaja con los diputados Pablo Iturralde y Álvaro Dastugue, pero asegura que van a ser muchos más en el primer semestre de 2018, cuando definan la precandidatura. Le parece importante que los blancos presenten una fórmula mixta para 2019, y estaría dispuesta a integrarla si así se definiera en la interna. Considera que se debe reeditar el Partido de la Concertación en Montevideo y pone sobre la mesa el nombre de Andrés Abt como candidato a intendente. Pero también cree que otros deben dar “un paso al costado”, como el intendente de Soriano, Agustín Bascou, tras conocerse el dictamen de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep). Si bien muchos la han criticado por su postura dialoguista con el gobierno, Alonso asegura que seguirá trabajando con el presidente Tabaré Vázquez en algunos temas. Ya tiene previsto reunirse con la diputada Cristina Lustemberg, para trabajar en políticas sobre la primera infancia.

¿Por qué es necesaria una tercera vía en el PN?

Para ayudar a crecer al partido. Me tomé 2017 para recorrer todo el país, para escuchar a la gente –por eso hicimos el tema de los timbrazos– y también para escuchar a los dirigentes. 2017 me confirmó que había una necesidad de un tercer espacio. No creo en la polarización, sino en que el partido necesita abrir un abanico de opciones; ojalá haya más. En 2009, el PN, con Luis Lacalle Herrera y Jorge Larrañaga, obtuvo 30%; en 2014, con Luis Lacalle Pou y Larrañaga, 31%. Quedamos con la ñata contra el vidrio y ahora necesitamos crecer. Hoy la realidad es que el Frente Amplio [FA] ha caído, por el descontento que genera en la población el no cumplimiento de promesas, los hechos de corrupción, situaciones que han generado un enorme descontento en la gente. Pero no alcanza solamente con eso. Necesitamos acercar a muchos de esos desilusionados, que no necesariamente son frentistas, sino que le dieron el voto al FA, pero hoy no encuentran un lugar, incluso en la principal fuerza de oposición, que es el PN. Creemos que es necesario un tercer espacio. Hay gente que dice “está muy bien que estén Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, pero creemos que se necesita también otra precandidatura”, que se va a resolver con todos los que conformemos ese tercer espacio, que estoy segura que vamos a ser bastantes más. Vamos a tomar la decisión en función de lo que nos dice la gente y también de determinadas encuestas, que por supuesto miramos. Pero lo más importante es lo que la gente te va transmitiendo.

¿Cómo se va a resolver la precandidatura?

Un congreso parece ser un mecanismo democrático. Lo importante es que siempre termine habiendo alguien que lidere, pero hoy no está definido eso. Yo creo que la gente sigue estando lejos de los temas políticos electorales. Sus problemas pasan por otro lado, y estos problemas son de los políticos, no de la gente, porque están asociados al lugar que va a ocupar el político; los problemas de la gente no pasan por ahí. Anticiparse demasiado a eso es no interpretar lo que la gente está pidiendo.

¿Cuándo resolverán?

Me imagino que va a ser en el primer semestre de 2018.

¿Qué los diferencia de los espacios liderados por Lacalle Pou y Larrañaga?

Primero, que no está basado en individualidades y figuras, sino que tiene que ver con temas. Nosotros hablamos de un espacio federal y popular. Cuando digo “basado en temas”, es basado en algo que nosotros queremos cambiar o, por lo menos, transmitir dentro del PN, y es que se instaló –algo así como una leyenda que quedó instalada– que el PN es enemigo del Estado y de las políticas sociales. Esa es una diferencia que nosotros planteamos claramente: nosotros somos amigos del Estado. No estoy diciendo que los otros no lo sean, pero nosotros con más fuerza y con más incidencia; somos amigos del Estado. Por supuesto que de un Estado que funcione, un Estado presente y mucho más cercano. La realidad es que hoy tenemos un Estado pesado, ineficiente y burocrático en muchos temas y, en algunos casos, ausente. Nosotros creemos en un Estado presente y cercano, basado en el modelo de los gobiernos departamentales. Eso se enraba con otro tema que para nosotros es importante, que es el de la descentralización. Un ejemplo concreto en el tema educativo: el diseño institucional de la educación fracasó; esto dicho por propios y ajenos. No estoy hablando de los contenidos, estoy hablando de la gestión y la administración de los recursos. Si a una directora de una escuela en Tranqueras se le rompe la puerta o un techo y se le llueve la escuela, lo primero que hace es armarse de paciencia y buscar en ese laberinto burocrático, decirle al centralismo montevideano que necesita una puerta o una ventana. Eso muchas veces lleva meses, si no años, para solucionarse, y los dioses del centralismo capitalino le dicen que ya se la van a arreglar. Eso no puede pasar, porque esos gurises van a perder días de clase. ¿Qué decimos nosotros? Descentralicemos las decisiones que tienen que ver con la administración y la gestión de los recursos y federalicemos los presupuestos. Planteamos que muchas de esas decisiones puedan tomarse desde los gobiernos departamentales, porque la realidad muestra que al final es el intendente el que termina solucionando el problema de las escuelas o de los inundados, o poniendo la policlínica en determinada localidad porque el Ministerio de Salud no lo hace. Entonces, federalizar y descentralizar en serio, en los recursos y en la gestión. Cuando digo “popular” tiene que ver con poner a las políticas sociales como unas de las prioridades. En muchos casos hay una ausencia del Estado en los territorios, o una superposición de programas que están como entreverados, pero que en definitiva no llegan a donde tienen que llegar. No están focalizados. Para nosotros la primera infancia es uno de los pilares centrales de esas políticas sociales.

¿Te parece que en este ciclo electoral el PN tiene que presentar una fórmula presidencial con una mujer?

Siempre y cuando no sea para que quede linda la fórmula... Creo que está bueno analizar por qué debería haber una formula mixta, y tiene que ver con el mundo en el que vivimos y la sociedad que queremos. Me parece importante que haya una mujer en la medida en que esa mujer, primero, salga de las urnas. Eso tiene que ver con la legitimidad democrática. No creo en las fórmulas digitadas, y debe ser a partir de una competencia interna, legítima, con reglas de juego claras. Y está bueno que haya una mujer porque –lo he visto acá en el Parlamento– las mujeres tenemos una forma distinta a la hora de negociar y a la hora de dirigir. Creemos mucho más en el consenso, cosa que no es un tema menor; apostamos al diálogo. Lo reconozco, por ejemplo, en Lucía Topolansky. Yo estoy en las antípodas seguramente del pensamiento y la concepción de la vicepresidenta; sin embargo, ha tenido una actitud en este tiempo de buscar un diálogo, que, por ejemplo, el ex vicepresidente [Raúl Sendic] no tenía. Es un aporte que las mujeres le hacemos a la vida política, pero además tenemos una mirada distinta, que también he visto en el Parlamento. La ley de adopciones, la ley de violencia integral de género, la de reproducción humana y tantas leyes que se han ido aprobando no sé si hubieran tenido la misma profundidad si no hubieran tenido la mirada de las mujeres.

¿Estarías dispuesta a integrar una fórmula?

En mi partido esto se ha resuelto legítimamente por medio de las urnas. Si las urnas, la gente, entiende que tiene que haber una mujer –eso también se resuelve siendo precandidato primero–, para mí sería un honor y una responsabilidad muy grande, y si eso lo reafirma una convención, por supuesto que no le escaparía. Pero mi objetivo es mucho más que un tema de candidaturas; creo mucho más en generar equipos y en trabajar para lograr esos cambios que simplemente en los lugares.

En el PN algunos dirigentes y legisladores propusieron revisar la agenda de derechos que se aprobó en los últimos años. ¿Compartís esas valoraciones?

Voy a algunas de las leyes en particular. La ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo ya es una ley, está aprobada, internalizada y creo que no tocaría nada. Por supuesto que las leyes son mejorables, pero no la derogaría. Ya está, se resolvió, se apoyó y la ciudadanía así lo decidió. Con respecto a la ley del matrimonio igualitario, igual. Ya está, se decidió y no creo que corresponda tocar nada. Sí con la ley de marihuana: trataría de darle un enfoque bien distinto; no creo que el Estado deba intermediar entre productor y vendedor. Creo que ha sido una mala regulación, a la luz de los resultados, y creo que el Estado, como padre de familia, tiene que inculcar desde otro lugar. No estoy hablando de promover desde el cuco ni desde el miedo; entiendo y respeto la libertad del individuo. El Estado puede promover la investigación de los beneficios desde el punto de vista medicinal, las propiedades industriales del cáñamo, todo eso me parece muy bien. Creo que el consumo que ha generado, me parece que sobre todo en las poblaciones más jóvenes, no ha sido una buena cosa que ha comunicado el Estado. Pondría muchísimo más foco en la educación y la prevención. El autocultivo no lo sacaría.

Se está pidiendo que se investiguen algunos de los apoyos que recibió en las elecciones pasadas, como el caso del pastor Márquez. ¿Se va a reeditar ese apoyo en el futuro?

Si ellos entienden que soy la referente que quieren apoyar, no me niego.

¿Y tiene alguna visión crítica de lo que pasa en los hogares Beraca?

Lo he dicho varias veces. Los conocí trabajando socialmente en varios barrios: Santo Domingo de Guzmán, Marconi, Cerro Norte, y haciendo una tarea muy buena desde el punto de vista social. Ahí hay una ausencia del Estado, en lo que tiene que ver con la rehabilitación de mucha gente que hoy perdió la batalla contra las drogas, en particular contra la pasta base. Está bueno el trabajo que hacen de sacar a la gente de esa situación. Seguramente hay otras organizaciones que lo hacen. Pero no le pongo el prejuicio.

En lo departamental, ¿le parece que se tiene que reeditar la Concertación?

Me parece que sí, que fue una muy buena experiencia a nivel departamental. De hecho, la Concertación le permitió al PN tener dos alcaldías, los municipios CH y E. Montevideo es un departamento central, donde hemos venido perdiendo con total éxito desde hace 30 años. Hay compañeros que no creen en la Concertación, pero yo sí. Para conquistar Montevideo estoy convencida de que ese es el camino.

¿Hay que juntarse de nuevo con Edgardo Novick?

Sí, claro. No tengo duda. Con todos los interlocutores que se pueda necesitamos aunar esfuerzos para tratar de conquistar Montevideo.

¿Y quién podría ser candidato en el PN?

Poner nombres no me gusta; primero uno tiene que saber a quién quiere. Es una tarea compleja. Me parece que esto, como han dicho varios compañeros en el partido, y coincido, debería haber arrancado desde mucho tiempo antes; es un trabajo de todos los días. Si me preguntás, Abt es un excelente compañero, un tipo muy bien, que está haciendo una muy buena gestión en la alcaldía del CH. Lo creo un tipo capaz; habrá que ver si tiene ganas de asumir un enorme desafío.

¿Cómo tiene que actuar el directorio con el intendente de Soriano, Bascou, ahora que se conoció el dictamen de la Jutep?

Muy firme y sin tirar la pelota para adelante.

¿Debería pedirle la renuncia?

Yo planteé que se tomara licencia y diera un paso al costado hasta que se solucionara su problema. Adentro del partido me dijeron, menos que era linda, varias cosas. Yo sigo pensando lo mismo. El informe de la Jutep ha sido muy claro. No hay espacio para no ser firme en esto. Yo soy mucho más dura con los propios que con los ajenos. Lo que yo planteé fue que, en función de este informe de la Jutep, el Directorio vuelva a convocar al Comité de Ética y se tomen las medidas que haya que tomar. Soy más partidaria de ser muy firme y no tirar la pelota para adelante que de cualquier otra cosa.

¿Bascou debería pedir licencia o renunciar al cargo?

Si yo fuera Bascou, lo hubiera hecho hace rato.

En el PN tuviste varias críticas por tu postura de diálogo con el gobierno en temas como el proyecto de ley del alcohol. ¿Se acabó aquello de “la positiva”?

Hace rato que se dejó la positiva.

¿Te sentiste sola en esa postura de diálogo?

No sola, porque creo que son algunos referentes del partido los que no comparten esta forma. He dicho muchas veces que tengo claros mis principios, mis valores y mis convicciones, y no me cambia sentarme con el que piensa distinto. No va a cambiar mis convicciones. Al contrario, la capacidad que tenemos que tener quienes pretendemos dirigir a un país es hacerle comprender al otro que también tenés cosas para aportar. Desde el enfrentamiento no lográs nada. ¿No será mejor tratar de sentarnos a una mesa cuando el tema no tiene banderas políticas? ¿Cómo no me voy a sentar a una mesa con el presidente de la República y con todos los que de verdad quieran colaborar? Por supuesto que entiendo el juego y las tensiones políticas. Pero también entiendo que un país como el nuestro, que somos tres millones, no hay derecho a que vivamos con una lógica de enfrentamiento cuando podemos en algunos temas ponernos de acuerdo. Se los he dicho muchas veces y lo voy a seguir diciendo a mis compañeros: aquellas cosas que entienda que son buenas las voy a acompañar. No a todos les gusta. Algunos abonan la tesis de que “cuanto peor, mejor”. No es mi tesis. Cuando las cosas van mal, nos va mal a todos, y no sirve ganar a costa de que el otro se haya destruido. Lo voy a seguir haciendo y seguramente la semana que viene me junte con Lustemberg, que va a plantear un tema sobre las políticas de infancia. Lustemberg me parece una mujer comprometida. ¿Es del FA? Es del FA. ¿Quiere un país mejor, igual que yo? Sí. ¿No nos podemos sentar y pensar juntas cómo hacemos para poner el foco en la primera infancia? Lo voy a hacer. A algunos les gustará un poco más. A otros un poco menos, pero yo estoy convencida de que ese es el camino. No tengo ninguna duda de eso.

¿Se ha avanzado con la propuesta que le hiciste a Vázquez para abordar de forma multipartidaria el tema de la pasta base?

No. Pasta base, y él me agregó drogas sintéticas. No hemos tenido instancias, producto de la agenda del presidente más que de la mía, pero nosotros seguimos con el foco ahí puesto y ya tenemos alguna cosa delineada de propuestas, que tienen que ver algunas con el tema legislativo y otras con el Poder Ejecutivo, de gestión, por ejemplo en rehabilitación. Seguramente en 2018 le vamos a hincar el diente a eso.


Algunas del ámbito internacional

Bernie Sanders: “Uno lo ve viejo, pero es un tipo muy joven, con ideas mucho más renovadoras que su contrincante, siendo mujer, Hilary Clinton. El nombre de ese libro y lo que dice, Our Revolution, habla justamente de que las ideas están mucho más allá de las figuras. Algunas ideas las comparto y otras no. Tiene una mirada desde el socialismo, un socialismo bastante moderno, pero me pareció un tipo muy interesante, con una campaña muy interesante, que congregó a muchísimos jóvenes”.

María Eugenia Vidal: “Me encanta su actitud y su forma de trabajar, muy llana, muy sencilla, muy directa. Me encantó cómo se enfrentó a aquellos que la veían como Heidi enfrentándose a Ali Babá y los 40 ladrones, por todo lo que significaba la corrupción en la provincia de Buenos Aires. He copiado lo que ha hecho en la provincia con respecto al timbrazo –copiado en el buen sentido–; me pareció que era interesante. Hemos tenido una cercanía con parte del equipo de María Eugenia Vidal, y me ha gustado muchísimo”.

Luis Inácio Lula da Silva: “Alguien que envuelto en una gran corrupción, y Lula es uno de los principales exponentes de ese entramado de corrupción, sigue teniendo hoy un enorme porcentaje de aprobación. Nunca deja de asombrarme cómo la ciudadanía a veces se mueve por otras cosas, no necesariamente desde la racionalidad”.

Emmanuel Macron: “Un fenómeno del siglo XXI. Hace poco vi en Netflix esa recopilación de su campaña y me pareció impresionante cómo en tan poco tiempo logró esa adhesión. Un tipo renovador, con un perfil que me gustó, por su capacidad y profesionalismo”.

Donald Trump: “Si pudiera, diría ‘paso’... Son cosas raras. ¿Cómo un fenómeno de estos llega y ocupa el lugar de la principal potencia del mundo? Ni siquiera tenía cosas positivas, era siempre desde lo negativo, pero increíblemente, igual así, tan controversial, terminó siendo presidente de Estados Unidos”.