De tan sencillo, el concepto puede resultar hasta extraño: una invitación a compartir en familia un espacio de disfrute, con música, plástica, baile, cosas ricas para comer, instrumentos dispuestos en círculos en espera de ejecutantes… Una propuesta de gran familia donde lo que ocurra dependa de la concurrencia. Un espacio de encuentro –ni más ni menos que eso– es lo que ofrece Casa Tatú para los domingos de julio, de 15.00 a 20.00, en la casa de Maldonado 880, esquina Andes.

“Casa Tatú es un espacio difícil de definir. En breves palabras, es una casa abierta donde suceden todo tipo de cosas”. Así lo describe Tatú, anfitrión y dueño de casa. Una casa de amigos. Un lugar propicio, porque la casa en sí misma, en su materialidad, es un estímulo y el disparador de la idea de invitar a compartir. Los organizadores proclaman su intención de “romper con los esquemas de sociabilización preestablecidos y salir de la rutina para juntarnos en familia e interactuar con gente nueva”. Tatú agrega que esta idea comenzó a germinar a partir de la comprobación de que “a nosotros mismos nos faltaban espacios donde poder sociabilizar con otras familias en situaciones similares”. La apuesta es, lisa y llanamente, el encuentro, un “tiempo no apurado” para compartir.

Un lugar cálido en invierno. Chocolate caliente. Merienda compartida (hay que llevar algo). Tocar música, bailar. Jugar al futbolito. Amplitud para que los niños jueguen con otros niños. Lo que ofrece Casa Tatú es “un espacio alternativo dentro de una ciudad dormida en la que el acceso a actividades y contenidos culturales se ha convertido en algo reservado a ciertas clases sociales”, dice Tatú. La libertad, el espíritu descontracturado y la cooperación son los pilares de estas reuniones que se construyen entre todos los que se deciden a participar.

Tanto las actividades de plástica como el espacio de juego y la merienda están previstas y, al mismo tiempo, se nutren de los aportes de la concurrencia. “Son encuentros desestructurados entre diversas familias, en los que el foco está en los niños”, define Tatú, quien señala que el atractivo para los más chicos radica, precisamente, en “poder estar con su familia en un lugar diferente al que estamos habituados como sociedad”. En ese marco, se les brinda un espacio especialmente destinado al juego. “Nos imaginamos una ciudad repleta de actividades gratuitas que apunten a la familia y al amor”, resume Tatú.

La entrada es libre y la invitación está cursada para quienes quieran unirse con sus hijos, nietos, tíos, abuelos, primos, sobrinos. Por más información se puede escribir al correo electrónico [email protected].