Cada sílaba era acompañada por una corneta de estadio y algún redoblante. “A mis hijos / no los tocan”. Fue el cántico que más se escuchó ayer de noche frente al Ministerio de Educación y Cultura, en la calle Reconquista. “No los tocan / a mis hijos” era la variante que cantaban y cantaban, con el mismo énfasis que un hincha en la tribuna Ámsterdam, todas las personas que colmaban la cuadra. Algunos sostenían carteles o banderas que lanzaban consignas más amplias. “Con mis hijos no te metas”. “Sí a la familia”. “A mis hijos los educo yo”. “Respeten nuestros derechos como padres”. “No a la guía de educación sexual”. Cualquiera que pasaba por ahí se daba cuenta de que estaba en medio de la manifestación contra la Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria.

“Buenas noches, Uruguay”, dijo la vocera de la manifestación, que, quizá por el entusiasmo de la reivindicación, se olvidó de decir su nombre, pero no de aclarar que en los últimos días “se dijeron cosas que no son así”. Señaló que no se trataba de una marcha, sino de un “plantón”, por más que al cierre iban a dirigirse hasta al edificio de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). También negó que el evento fuera organizado por “religiosos”, ya que allí había “personas de diferentes creencias o sin ninguna”. Antes de entrarle de lleno al plato principal del discurso, hizo una curiosa salvedad: “No reconocemos ninguna declaración que pueda realizar persona alguna que esté en este plantón. Las únicas declaraciones oficiales que escucharán esta noche son las de Alejandra y la mía. Para eso convocamos, para ser claros y que no haya malos entendidos”, aclaró.

Parada en la caja de una camioneta que atravesaba la calle, y con megáfono en mano, la vocera dijo que estaban reunidos allí para hablar de un tema “muy importante”, que está “afectando fuertemente a nuestras familias y que afectará el sano desarrollo y la felicidad de nuestros hijos y nietos”. Subrayó que están “preocupados y alarmados” ante la “imposición de una guía de enseñanza sexual” por la que “ni siquiera” fueron consultados. “Se pretende plasmar en nuestros niños una ideología que no compartimos y que no queremos elegir para ellos”.

Subrayó que el programa de Educación Inicial y Primaria de 2008 incorporó la educación sexual, “que establece que la ideología de género se proyecte transversalmente en todos los contenidos educativos”. Agregó que pretenden enseñar que “la identidad sexual no es congénita, sino que puede ser formada a través del tiempo y de las experiencias de vida que uno tenga”, pero que eso “ni siquiera tiene sostén en la ciencia”. “En esta guía se mencionan varias palabras que confunden. Se habla de orientación sexual, que la Asociación Estadounidense de Psicología dice que es una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva hacia otros; entonces, significa que no es una condición humana, como ser blanco, moreno, hombre o mujer, no está sujeto a tu ADN, es una simple atracción, no tiene nada que ver con la persona. Hasta el día de hoy, es XY hombre o XX mujer”, enfatizó la señora, ganándose así una ovación tan grande que sólo podía significar que había metido un gol retórico.

Luego, apelando otra vez a la ciencia, dijo que “en la mayoría de las personas”, la orientación sexual “se moldea a una edad temprana”, y que “no se le puede dar un derecho a una atracción”, porque “es algo subjetivo”. “El derecho es el que requiere protección, el derecho al trabajo, a la educación y la vida”. “¡Viva el derecho!”, gritó uno, dejando en el aire la duda de si se refería al concepto o a algún derecho en particular.

Al final, la vocera dio paso a Alejandra –no dijo su apellido–, quien contó que es “una feliz tía de nueve hermosas personas que también se están formando”, y que desde ese lugar iba a hablar. “El Estado no tiene que promover ninguna ideología. De hecho, eso va contra la laicidad que este mismo Estado promueve. Y tampoco puede constituir la identidad de nuestros niños, porque, como decía Gladys, ellos ya nacieron con una identidad, y hay que respetarla”, dijo Alejandra, que, quizá sin darse cuenta, dio el nombre de la vocera.

Cuando Glayds bajó de la camioneta, le preguntamos su apellido. Dijo que hablaba como abuela, y con recelo contesto: “Camargo”. Gladys Camargo es la directora de Bet-el, colegio y liceo evangélico. “Me gustan los desafíos y me encanta desafiar. Desde siempre soñé con ser diferente y marcar la diferencia. Dios me ha regalado un equipo humano que me ha ayudado a lograrlo y que siente como yo y ama como Jesús”, dice la directora en su presentación en la página web del colegio.

Al final, mientras se dirigían al edificio de ANEP, los manifestantes se perdieron el camino varias veces. Y eso que la espalda de la campera de un señor rezaba: “Jesús dijo ‘yo soy el camino, la verdad y la vida’”.

La palabra “no oficial” | Como antes del inicio de los discursos no sabíamos que “las únicas declaraciones oficiales” eran las de Camargo, consultamos a varios de los asistentes al “plantón”. Una señora dijo que está “en contra de la ley que se quiere llevar al Senado para aprobarla”, porque no está de acuerdo con que la “educación sexual se dé afuera del ámbito del hogar”. Un joven señaló que se “está imponiendo una ideología”, y eso “hace callar otras voces y alternativas”. Una mujer dijo que no compartía lo de que “se puedan tocar entre los niños” –refiriéndose a la “actividad 10” de la guía, “cosquillas, besos y abrazos”–, porque “es violencia”. Y que “si hoy alguien los manosea, tenemos derecho a denunciarlo, pero si esta ley se aprueba, pueden hacer lo que quieran y no tenemos derecho a nada”. Otra señora, que explicó que es abuela y trabajó casi 40 años como maestra de primero de escuela, señaló: “Es muy delicado lo que se está planteando, no es sólo ese toqueteo que después favorece a los pedófilos. El niño se acostumbra a la situación y después hay algún familiar que termina violando a los chiquilines. Además, ayer, mirando la guía a través de la televisión, me enteré de algunos de los dibujos. En uno hay una pareja desnuda, sin sabanita, que termina muy romántico, con un niño. Vamos a parar la cosa, no es así”.