Siempre recuerdo aquel boliche donde colgaba un cartel que rezaba: “Prohibido hablar del clima”. Eran otros climas, claro. Eran tiempos en los que la gente no tenía otra cosa para comentar que no fuese “fa, hace un calor de la concha de la lora”, “fa, me estoy cagando de frío”,“fa, están cayendo soretes de punta” o “fa, que humedad que hay”. Esto terminó aburriendo a un pueblo. Pero resulta que el clima últimamente ha empezado a tener comportamientos raros. La naturaleza se ha puesto rebelde y ha relevado de las primeras planas hasta a los incidentes en el partido entre los juveniles de Platense y Basáñez. La semana pasada, el discurso de Tabaré en la Organización de las Naciones Unidas donde proclamó la “tolerancia cero” contra los abusos sexuales en las “misiones de paz” era opacado por un terremoto y otro huracán, María, del que no se habló tanto como el Irma porque no iba para Miami. ¿Justo ahora, que estamos por clasificar a un Mundial sin ir al repechaje, parece que se va a terminar el mundo?

Evidentemente, estamos ante otro momento histórico para abordar el clima y todo eso. Por eso, los informes meteorológicos ya los están dejando de dar esos viejos que vimos toda la vida en la televisión con un palito señalando una nube en el norte del país anunciando “probables precipitaciones”, y ahora los están empezando a dar unas modelos que compiten en las revistas del corazón y los programas de puteríos para ver quién es la “meteoróloga más hot”, mientras se arman guerras de meteorólogas en el barro, y alguna de ellas termina bailando por un sueño, y la otra, casada con un futbolista.

Es un caso complejo, el “cambio climático”. Y porque es importante estar al tanto del acontecer meteorológico, es que elaboramos este informe sobre los fenómenos más significativos al respecto en las últimas semanas.

El huracán Raúl

El huracán Raúl había tomado cierta fuerza cuando empezó en categoría 326, hace unos cuantos años, pero a pesar de ser considerado en ese entonces un “huracán radical”, sus efectos no tuvieron mucha incidencia sobre la población. Con el tiempo, y a medida que moderó su temperamento político, el huracán Raúl subió a la categoría 711, en la que desarrolló importantes ráfagas de votos que lo llevaron a ser el segundo fenómeno meteorológico en importancia detrás del chaparrón Tabaré.

Los pronósticos del tiempo indicaban que iría subiendo de categoría hasta 2019, como producto de un recambio generacional meteorológico necesario para evitar un eventual tsunami de la derecha. Sin embargo, luego de que se descubriese que el huracán Raúl en realidad no era un huracán, comenzó su declive. Como durante sus más fuertes ráfagas de viento salieron volando tarjetas corporativas, calzoncillos y colchones de Divino para todos lados, y hostigado por un bullying climático, fue perdiendo cada vez más fuerza hasta que bajó a la categoría de suspiro y renunció, ya casi sin aire.

La lluvia dorada de inversiones de Macri

En el vecino país se están adaptando muy bien al cambio climático. La anhelada lluvia dorada de inversiones pronosticada por el Cambiemos Climático que encabeza el meteorólogo Mauricio Macri se estaría haciendo realidad. Y a juzgar por los resultados de las recientes elecciones internas, en las que cerca de 50% de los argentinos se mostraron satisfechos con el hecho de que les meen en la cara, se dejó entrever satisfacción con el estado del tiempo, al que el diario Clarín calificó de “aromática llovizna de la revolución de la alegría”. “Me gusta porque está tibiecita”, opina la mitad de los argentinos al respecto, muchos de los cuales han perdido el trabajo o han visto vulnerados sus derechos.

Justamente, lo que esperan los nubarrones meritocráticos para mantener a flote sus ganancias, mientras “los negros de mierda choripaneros K” se sumergen cada vez más. Aunque mucha gente desconforme protesta y abre sus paraguas para enfrentar la catástrofe, algunos operadores meteorológicos, como Jorge Lanata, meten más leña a su fuego para colaborar con el calentamiento global contra los mapuches, los pobres, los desocupados, y las víctimas de la dictadura, que serían todos kirchneristas. Eso sí, ninguno de ellos sabe explicar dónde está Santiago Maldonado. Si les preguntan algo sobre eso, salen hablando del clima.

Trumprremotos

Grandes sismos se han estado registrando en las últimas semanas a lo largo y ancho del mundo.

Tal vez los más devastadores fueron los que azotaron a México y, que hasta llevaron a consternar al mismísimo presidente de su vecino país norteamericano, Donald Trump. “Quiero solidarizarme con el pueblo de México y, en un gesto de generosidad, les dejaré traer todos los escombros de los edificios que se cayeron hasta la frontera con Estados Unidos”, sostuvo Trump durante una conferencia en el Salón Oval de la Casa Blanca. “Así podremos levantar el muro que prometí construir y hacerles pagar a ustedes, pero de este modo les va a salir muchísimo más barato: solamente van a tener que comprar arena y pórtland para hacer la mezcla”, agregó.

En España, por su parte, un fuerte terremoto político de magnitud 1-0 en la escala de Rajoy viene sacudiendo a la región de Catalunya. Este movimiento sísmico independentista, que hizo temblar las placas tectónicas del franquismo, generó su reacción inmediata, provocando detenciones, allanamientos, amenazas y represión. Desde el sismógrafo que funciona en el Palacio de la Moncloa, sede de la presidencia del gobierno español, se advierte, sin embargo, que las réplicas sísmicas franquistas más fuertes se esperan para este fin de semana, mientras usted está leyendo este informe, en respuesta al referéndum sísmico independentista.

También en la Asamblea de la ONU se produjeron sismos discursivos. Desde allí se evidenció la amenaza de un terremoto yanqui que podría borrar del mapa a Corea del Norte, y que podría tener réplicas intervencionistas en Venezuela. Desde el Observatorio Sismográfico de la Casa Blanca advirtieron que, de producirse dicha catástrofe natural (porque son naturales las intervenciones sísmicas yanquis), “al hombre que habla con los pajaritos podría tragárselo la tierra”. Dichos movimientos telúricos colonialistas generaron preocupación en el canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, quien en su discurso en la ONU rechazó “cualquier insinuación de terremoto en cualquier país latinoamericano para dirimir conflictos internos, por intensos que estos sean”, lo que provocó una escueta respuesta del gobierno estadounidense: “Mirá cómo tiemblo”.