El Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) celebra en 2017 sus 90 años de existencia. Parte de los festejos es la realización de las Primeras Jornadas de Investigación Científica Profesor Clemente Estable, que tendrán lugar desde las 9.00 a las 19.00 del martes 26 y del miércoles 27 de setiembre en la Sala Acuña de Figueroa del Edificio Anexo del Palacio Legislativo.

En el menú de estas primeras jornadas hay ponencias de cada una de las cuatro divisiones del Instituto (Ciencias Microbiológicas, Genética y Biología Molecular, Neurociencias, y Ecología y Biología Evolutiva) que ilustrarán sobre qué se investiga hoy en día, mesa de discusión sobre las oportunidades de desarrollo para los jóvenes investigadores y otra sobre las políticas científicas del país, así como dos conferencias magistrales de científicos de renombre que vienen del extranjero, Edward de Robertis y Ricardo Benavente, a quienes se les dará el titulo de emérito. El objetivo es sencillo de comprender: se trata de divulgar qué se hace en el Instituto pero también reflexionar sobre el para qué y el cómo hacer ciencia en Uruguay. Federico Battistoni, investigador del IIBCE y parte del equipo que organiza el evento, dice que además hay otro motivo: “Muchas veces nosotros mismos no sabemos qué es lo que se hace en la otra punta del IIBCE y de allí la importancia de tener este tipo de actividad con la idea de cruzar conocimiento, técnicas y discusiones”.

Sabiendo que hoy es políticamente correcto hablar de I+D (investigación y desarrollo) o de cómo la ciencia aumenta el valor agregado y permite mejorar el PIB, uno sospecha que la elección del lugar para llevar adelante la jornada no es antojadiza. Federico lo confirma: “Es una estrategia que elegimos; por un lado, para mostrar en qué se gasta específicamente la plata destinada a horas docentes e investigación, ya que en la ley de presupuesto de 2015 hubo un aumento de rubros gracias a los parlamentarios y, por otro, buscamos transmitir al sistema político lo importante que es para el país hacer ciencia y tratar de generar agenda con temas país que nos parecen relevantes”. Se dice que Mahoma llamó a la montaña pero la montaña no se acercó. Mahoma entonces decidió ir hacia la montaña. La anécdota no tiene nada de científica, pero parece ilustrar lo que tienen en mente los investigadores del IIBCE. Aunque Federico, acostumbrado a obtener evidencia a través de la experiencia, no se deja engañar: “De ahí a que vaya un político, un abismo”. Por el bien del país, esperemos que Federico esta vez se equivoque.