China está experimentando la utilización de WeChat –una de sus redes sociales más populares– como forma de identificación oficial, lo que podría sustituir al pasaporte y sería para nosotros como la cédula de identidad. Este nuevo uso del servicio de mensajería se basa principalmente en la tecnología de reconocimiento facial, lo que permitiría vincular al individuo con la aplicación. Actualmente se experimenta en la ciudad de Cantón, pero el plan del gobierno es expandirlo a nivel nacional.

Esta clase de usos en aplicaciones que toman datos personales suelen generar pavor en el mundo occidental, ya que recuerda a métodos más propios de un mundo distópico literario que un progreso tecnológico por el bien de los consumidores. Lo que es seguro es que no es el primer intento, ni mucho menos el más invasivo: las alarmas que saltan con WeChat explotarían si recordamos a Sesame Credit, un videojuego –con formato de aplicación social– nacido hace casi tres años, que puntúa a sus usuarios de acuerdo a que “tan buenos ciudadanos sean”. Al ser creado por Tencent y Alibaba (dos corporaciones monstruosamente grandes en China), el programa no sólo toma los datos de las redes sociales más importantes de ese país, sino que también utiliza la información de las compras que se hacen mediante estos enormes minoristas para devolverle un puntaje al usuario, bajo la denominación de “crédito social”.

Los temores que surgen cuando hablamos de este tipo de aplicaciones es que, a pesar de pertenecer a un mundo virtual, su accionar tiene consecuencias en la realidad: aquellos individuos que pertenezcan a los niveles más altos de puntuación pueden acceder a descuentos, créditos privilegiados, membresías VIP para otras aplicaciones, entre demás beneficios. Otra característica muy criticada es que Sesame Credit no deja de ser una red social, por lo que el puntaje que el usuario tiene es visible para todo el mundo, pudiendo ser consultado por cualquiera. A raíz de esto, en aquel entonces se hablaron muchas cosas: que el puntaje total del usuario tomaba en cuenta el puntaje de sus amigos más cercanos, como modo de saber qué personas lo perjudicaban o beneficiaban; que advertía el com- portamiento en las redes y afectaba el puntaje del usuario acorde a si sus publicaciones eran favorables o no hacia el gobierno chino, y que veía las compras de los usuarios y otorgaba más puntaje a quienes eligieran productos nacionales sobre aquellos importados. Por último, se mencionó que Sesame Credit iba a ser obligatorio para todo ciudadano chino en 2020, y que planeaba impartir castigos a aquellos individuos con las franjas de puntaje más bajas. Muchos estarán pensando en la serie Black Mirror y la escena de la mujer en el aeropuerto, pero Sesame Credit surgió un año antes y, aunque mucho de lo que se habló no se ha confirmado, esta red social sigue vigente en China.

Situación actual

Carezco de datos certeros para hablar de las transformaciones de esta aplicación a través del tiempo, porque China no es precisamente la cuna de la transparencia, pero hubo usuarios y portales que han contado cómo funciona esta maquinaria social. En la actualidad Sesame Credit parece pertenecer casi enteramente a Alibaba. Por otro lado, Tencent está experimentando desde hace mucho tiempo con sistemas de crédito social propios, lo que tal vez sea la razón de que hoy se hable de WeChat como forma de identificación oficial. A su vez, por pertenecer al “Amazon chino”, la aplicación está fuertemente vinculada a Alipay y las compras que realicemos mediante ese sistema. No hay información corroborada de cómo funciona el algoritmo de puntuación, pero se sabe que toma en cuenta las compras realizadas, la información personal, el pago en fecha de impuestos y deudas, así como el número de amigos que el usuario tenga. Para tener un puntaje más preciso, Alibaba recomienda que uno coloque información como el mail, títulos académicos e incluso certificados de propiedad.