A fines de 2017, cuando la izquierda aún estaba procesando el terremoto causado por la renuncia de Raúl Sendic (R. S.) a la vicepresidencia, algunos dirigentes del Frente Amplio (FA) encargaron a un grupo de investigadores la tarea de desentrañar lo que en ese momento era un misterio para todos: ¿hasta dónde llegaba la capacidad de razonar del ex vicepresidente? El grupo estaba integrado por psicólogos, antropólogos, lingüistas, filósofos y un experto en genética humana. Durante varios meses se infiltraron en la interna de Compromiso Frenteamplista y establecieron contacto con Sendic para observarlo de cerca y someterlo a una serie de experimentos. Las interacciones, que tuvieron lugar fundamentalmente en bares, locales partidarios y la chacra de José Mujica, fueron registradas por los responsables de la investigación, y aquí se presentan algunos extractos.

Lunes 4 de diciembre. 10.45 h. | El sujeto (R. S) no presenta dificultades para realizar razonamientos sencillos. Cuando el investigador le informa que su fainá tiene poca sal y necesitaría más, R.S. extiende su mano, toma la sal y se la alcanza.

Lunes 4 de diciembre. 12.30 h. | Las primeras interacciones verbales evidenciaron algunas dificultades del sujeto para encadenar razonamientos. Cuando se le pregunta sobre el efecto negativo que puede tener su candidatura al senado para el FA, responde que mucha gente votaría al partido solamente si está él. Cuando se le sugiere que quizás sean más quienes no voten al FA por ese mismo motivo, alcanza la sal.

Lunes 4 de diciembre. 14.30 h. | Tras una breve siesta, R. S. se ve más distendido y da la impresión de estar razonando mejor. Ante la pregunta de si no fue un error haberse presentado como licenciado en genética humana, responde que “quizás”.

Lunes 4 de diciembre. 14.25 h. | Los razonamientos sobre sus compras con la tarjeta corporativa de ANCAP presentan mayores dificultades para el sujeto. Ante la mención del tema, afirma que todas ellas fueron debidamente justificadas. Cuando se le sugiere que en realidad no lo hizo, comienza a inquietarse y se muestra hostil. La mención de la compra de un calzoncillo lo pone especialmente violento. Amenaza con bajarse los pantalones. Sus compañeros lo disuaden. Consultado por una compra en la tienda española FNAC, responde que jamás compró nada allí. Al señalársele que la agenda que tiene sobre la mesa aún conserva la etiqueta de FNAC, comienza una descripción de tres horas sobre el funcionamiento del Plan Atlanta.

Viernes 8 de diciembre. 17.09 h. | Los últimos intentos de entrar en contacto con el sujeto fueron infructuosos. Se muestra hostil ante los investigadores. Sugiere que tienen algo que ver con los frecuentes robos que sufre. Se muestra confiado en redimirse desde una banca del Senado gracias al apoyo popular. Cuando se le indica que es altamente improbable que esto ocurra, se da media vuelta y se va. En estos momentos su capacidad para razonar es escasa. El equipo decide evitar los contactos durante una semana.

Viernes 15 de diciembre. 09.12 h. | Gracias a la intervención de José Mujica, el sujeto acepta un nuevo encuentro, siempre y cuando el ex presidente esté presente. Aparentemente, Mujica tiene la capacidad de sedar a R. S. con sus palabras. Tras tres horas de escucharlo, ya no se lo nota hostil. Pero a la hora de hacer razonamientos no demuestra progresos. Da la impresión de que la capacidad de raciocinio de ambos está disminuyendo en forma sincronizada. R. S. comienza a hablar sin usar la letra S. Mujica sugiere que podría ser vicepresidente. El equipo decide suspender el experimento ante el riesgo de que se produzcan daños irreversibles en los sujetos.