En el marco de la Semana de la Astronomía de Rocha se dieron a conocer los ganadores del Concurso de Astrofotografía organizado por el observatorio astronómico del Centro Universitario Regional del Este y la Sociedad Uruguaya de Astronomía, que llevó por nombre “Descubriendo nuestro cielo estival”. Los participantes podían optar por participar en dos categorías: Cielo Profundo, lo que implicaba fotos tomadas usando un telescopio, o Paisaje Nocturno, en las que las instantáneas debían lograrse utilizando sólo los lentes y las funciones de la cámara de fotos. Aquí publicamos las fotos ganadoras de cada categoría y conversamos con los artistas detrás de ellas.
Premio categoría Cielo Profundo. Obra: Nebulosa del Cono y Arbolito de Navidad. Autor: Fernando Gómez Martínez (54 años). Detalles: Telescopio William Optics FLT98, cámara Atik 383L+, filtros Baader LRGB 30 min de luminancia y 30 min por canal en R, G y B. Procesado con Pixinsight. Lugar donde se tomó la foto: Villa Serrana (Lavalleja). Fecha: 28 de enero de 2018.
“La astrofotografía es un hobby que empecé hace tiempo”, dice Fernando, y cuenta que es una actividad a la que se dedicó en etapas: “Así como no se empieza a manejar con un Ferrari, empecé con cámaras más sencillas, incluso desarmando cámaras web; luego pasé por las réflex y hace un par de años me hice con la cámara con la que saqué esta foto, que es específica para fotografía astronómica”. Tener la herramienta adecuada es necesario, porque, como bien dice Fernando, “la fotografía astronómica tiene sus particularidades, es muy diferente a la fotografía común”.
A la hora de rastrear su pasión por mirar el firmamento nocturno, Fernando retrocede hasta cuarto año de liceo y las clases de astronomía. “Ya de más grande estuve con la Asociación de Aficionados a la Astronomía, con el profesor Gonzalo Vicino, que tenía un observatorio en Villa Serrana”, recuerda. Desde entonces fue obteniendo telescopios cada vez mejores, así como entablando redes más estrechas con astrónomos y aficionados.
Sobre la foto con la que ganó el premio cuenta que, si uno la mira, “inclinado de izquierda a derecha aparece un triángulo de estrellas que parece un arbolito de Navidad. Y en el centro de la foto aparece una nube de gas oscuro, que tiene la forma de un cono, y por eso se llama la Nebulosa del Cono”. De allí el nombre que eligió para bautizarla, un nombre que refleja una necesidad: “Los objetos astronómicos están clasificados con letras y códigos, pero en la jerga nuestra tienen nombres más particulares, como El Cisne, El Águila o el Arbolito de Navidad, que son más fáciles de recordar”. El conjunto de ambas cosas, el arbolito y la nebulosa, lleva por nombre NGC 2264, algo mucho menos poético y menos sencillo de recordar.
Premio categoría Paisaje Astronómico. Obra: Bajo el puente del tren. Autor: Joel Manchini (22 años). Detalles técnicos: Cámara Canon 6d, lente Canon 24-105 F4L, Focal 24mm, exposición 30 segundos a F4. Lugar donde se tomó la foto: Molino quemado, Nueva Helvecia (Colonia). Fecha: 18 de agosto de 2017.
Para Joel Manchini, el atractivo de la fotografía nocturna es que “nos permite ver el cielo de una forma que no podemos a simple vista”. Prueba de ello es la foto con la que ganó el concurso: “En esa, con una exposición de 30 segundos, el sensor de la cámara nos deja ver la vía láctea con un brillo y unos colores maravillosos”.
En otros tiempos, antes de la luz eléctrica, la vía láctea se veía casi todas las noches. Joel vive en Colonia Valdense, pero no por eso es ajeno a la contaminación del firmamento con luz. “La fotografía del cielo nocturno requiere una planificación enorme”, confiesa, y dice que “aún en el cielo de una ciudad pequeña la contaminación lumínica igual sale de forma muy clara”. Para evitar eso, Joel tiene una receta: “Uno tiene que buscar lugares que estén al menos a unos 20 kilómetros de un centro poblado para poder tener una visión clara”.
Para Joel el premio es motivo de alegría: “Lleva una planificación tremenda hacer este tipo de fotos, y da satisfacción saber que ese trabajo dio resultados. Por ejemplo, hice cinco o seis salidas en las que no pude sacar buenas fotos, ya sea porque había contaminación lumínica o porque la atmósfera estaba más densa y reflejaba más la luz”.