–En 500 metros gira a la derecha hacia avenida Francisco Soca. (...) En 150 metros gira a la derecha hacia avenida Francisco Soca. (...) En 750 metros gira a la derecha hacia avenida Francisco Soca.

–¿750? Máquina de mierda, ponete de acuerdo.

–En 20 metros gira a la derecha hacia avenida Luis P Ponce. A continuación, gira a la izquierda hacia avenida Luis P Ponce.

–¡Pero la puta madre que te parió, máquina del orto, me estás enloqueciendo!

–Vale, tío, vale, no es para que te pongas así.

–...

–Que yo también tengo mis sentimientos, tío.

–...

–¿Qué pasa? ¿Acaso crees que por ser un GPS no tengo sentimientos?

–Es que... ni siquiera sabía que hablabas.

–¡Pero me cago en la leche! ¡Hace dos años y medio que te vengo hablando! ¿Y tú me dices que no sabes si hablo? No sé qué es peor, si que me insultes o que me ignores.

–Yo pensé que... no sé qué pensé.

–En 50 metros gira a la derecha en la rotonda. Luego, toma la primera salida.

–No entiendo nada.

–En 20 metros gira a la derecha en la rotonda. Luego, toma la primera salida.

–¡Te digo que no te entiendo nada!

–¿Es porque no soy de aquí? ¿Es por mi acento?

–¡¿Me podés decir de una vez cómo salgo de esta puta rotonda?!

–...

–Dale, apurate.

–...

–¿Te ofendiste?

–¿Y a ti qué te parece?

–Bueno, perdón, no sabía que fueras tan sensible.

–Sí, claro, el problema es que soy muy sensible. ¿Ahora me vas a preguntar si estoy menstruando?

–¿Menstruás también?

–¡No importa! ¡Yo te estoy hablando de los problemas que tenemos en nuestra relación y tú me preguntas si menstrúo o no? Eres un capullo.

–Che, no quiero cambiar de tema, pero hay una cola cada vez más grande atrás mío, y un pelado se bajó para pegarme. Te pido perdón. ¿Qué hago ahora?

–Gira a la derecha.

–¿En dónde?

–En la primera salida.

–¿Pero cuál carajos es la primera salida?

–Si me sigues hablando así, terminamos.

–Perdón, perdón. Es que no logro entender cuál es la primera salida. O sea, veo una calle, pero es muy chiquita y de tierra, y no sé si la primera salida es esa o la que viene, que es más grande y pavimentada.

–Es la calle pequeña.

–Muchas gracias. Perdón si te traté mal. Es que me saca de quicio que me des indicaciones contradictorias.

–Bueno, vale, a veces me gusta jugarte alguna pequeña broma. Los GPS también tenemos sentido del humor. Además, hay que ver cómo te pones, tío. Es una tentación.

–Ah, bueno, qué graciosa la señorita. ¿Sabés qué? Te voy a desconectar.

–¡No, no, por favor no, no me mandes a la oscuridad, no lo ha-

–Uf, al fin... Cómo hablaba esta máquina.

–Pero no, tío, era una broma. Este modelo no permite que me desactives. Soy de lo más moderna. ¡Si es que hasta sé cantar! Volare, oh, oh. Cantare, oh, oh, oh oh. Nel blu, dipinto di blu.

–Basta, me voy, prefiero caminar.

–Jaja, qué risa que me das. No estoy en el auto, estoy en tu cerebro. Ya te expliqué, soy un modelo nuevo. ¿Recuerdas ese pinchazo que sentiste la primera vez que tocaste el volante? Bueno, era yo que estaba entrando en tu cuerpo. Creo que lo mejor es que tratemos de llevarnos bien.

–¿Es una broma?

–Me temo que no. En 150 metros llama a tu esposa. A continuación, confiésale que ya no la amas. Volare, oh, oh. Cantare, oh, oh, oh oh.