Guido Manini Ríos es indagado por su actuación, cuando era comandante en jefe del Ejército, referida al tribunal de honor para José Nino Gavazzo y Jorge Silveira; también es candidato a la presidencia de la República. Esto ha llevado a que algunas personas opinen que la Fiscalía General de la Nación (FGN) y el Poder Judicial lo persiguen, para perjudicar su desempeño electoral; otras comentan que el proceso judicial es inconveniente, porque le permite a Manini presentarse como víctima y ganar simpatías entre los votantes. Ambas posiciones pasan por alto lo más importante.

Manini no denunció que Gavazzo se había hecho responsable, ante el tribunal de honor, de haber arrojado al Río Negro el cadáver del detenido Roberto Gomensoro, con la intención de hacerlo desaparecer. Silveira declaró al mismo tribunal de honor que el asesino de Gomensoro fue Gavazzo: esto tampoco lo denunció Manini en su momento (ni en ningún otro momento).

Dice Manini que le comunicó lo que habían dicho Gavazzo y Silveira al entonces ministro de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, pero que lo hizo sólo de palabra. Menéndez ya falleció, no hay constancia de que lo que afirma Manini sea cierto, y en todo caso no equivaldría a las denuncias que la ley le imponía realizar.

Si hay fuertes indicios de que alguien cometió un delito, y la persona sospechosa se postula luego a la presidencia, ¿la Fiscalía debería hacerse la desentendida, para no empañar el proceso electoral?

Es obvio que la FGN debía actuar ante hechos con clara apariencia delictiva, ampliamente divulgados por los medios de comunicación. Sobre la cuestión de la oportunidad política, resulta útil plantearse una pregunta: si hay fuertes indicios de que alguien cometió un delito, y la persona sospechosa se postula luego a la presidencia, ¿la Fiscalía debería hacerse la desentendida, para no empañar el proceso electoral ni dar lugar a suspicacias, al precio de que el delito quede impune, e incluso de que el probable delincuente sea elegido?

Manini ya había expresado su pésima opinión sobre el sistema judicial, descalificando los procesamientos y condenas de militares por crímenes cometidos en el marco del terrorismo de Estado. Ahora planteó acusaciones gravísimas contra los fiscales y, para ganar tiempo, presentó un insólito recurso de inconstitucionalidad contra la ley que creó la FGN (que implica considerar ilegítimos todos los procesos en los que esta ha participado desde agosto de 2015). Actuó con la presunta viveza de quienes, en busca de un beneficio personal, menosprecian las consecuencias para todo el resto de la sociedad. Una actitud muy poco adecuada para alguien que quiere asumir altas responsabilidades de gobierno.

Dice Manini que cuando Gavazzo declaró sobre el caso de Gomensoro, no presentó denuncia porque consideró que era una chicana para dilatar el trámite del tribunal de honor. Si fue ese su único motivo, la Justicia le parece menos importante que los asuntos internos de la corporación militar.

Dice también Manini que los programas de gobierno son menos importantes que la elección de un “timonel” con las condiciones requeridas para conducir al país. En estos días nos está mostrando su personalidad, sus prioridades y también –como dicen los militares– su “falta de carácter”.