Si entendemos el cine como posible herramienta pedagógica, no cabe duda de que el coreano ha enseñado al mundo exterior más sobre su historia en los últimos 20 años que en todo el resto de su historia.

Por ejemplo, hemos aprendido que la Corea “antigua” es, grosso modo, todo lo acontecido durante la era Joseon. Este reinado dinástico se extendió a lo largo de cinco siglos –de 1392 a 1897– y fue un caldo de cultivo para todo tipo de intrigas palaciegas, traiciones, golpes de Estado y movidas políticas, como una y otra vez nos recuerdan las series y películas ambientadas en ese período. En este subgénero viene a inscribirse Mulgoe o Monstrum, la reciente película de aventuras que ha estrenado Netflix.

Abre con una movida política: un rápido golpe de Estado pone en el poder a Jung Jong como nuevo rey, pero los mismos ministros que complotaron junto a él comienzan de inmediato a buscar derrocarlo. Hay un supuesto brote de peste en una región no lejana al palacio principal y, para mantener el poder, Jung Jong ordena exterminio y cuarentena. A duras penas logra erradicar el peligro, sin siquiera comprobar que tal enfermedad existiera verdaderamente.

Unos cuantos años después, aparece otro peligro –y nuevo motivo para que ministros revoltosos anden cuchicheando que el rey no sabe lo que hace– en la figura de un horrible monstruo que ataca a los viajeros en un valle y colina cercana. Pero el rey ha aprendido algo con el paso del tiempo, por lo que recluta los servicios de Yoon Gyeom (Kim Myung-min), un antiguo soldado que se negara a participar en el exterminio aquel de la peste, para que viaje e investigue si tal monstruo es real.

Horror de monstruos e intriga palaciega –con traiciones, batallas de espada y flechazos mortales a la orden del día–, sí, pero por encima de todo, aventura de la mejor, ya que Yoon Gyeom se rodea de un pequeño grupo –Sung Han (Kim In-kwon) otro ex soldado; Myung (Lee Hyeri), su hija adoptiva y experta con el arco; y Heo (Choi Woo-sik) un joven guerrero– para cumplir con la orden, lo que deriva en una búsqueda tensa y entretenidísima en los bosques. Mientras, el verdadero peligro –los verdaderos monstruos– siguen tejiendo sus complots en palacio.

Aunque se le puede echar en cara cierta cortedad en los efectos especiales –no tiene el mejor CGI, digamos– Monstrum sale bien librada y es un nuevo ejemplo del talento coreano para el cine en general y el cine de aventuras en particular. Especial recomendacion para todos los que quedaron con la sangre en el ojo por el abrupto final de temporada de Kingdom y siguen pidiendo más horror y aventuras made in Korea.