En el marco de la exposición de Picasso en el Museo Nacional de Artes Visuales, hoy a las 18.30 (en el auditorio) habrá una conferencia de la dramaturgista, productora y traductora teatral Laura Pouso. La investigadora contó que este encuentro fue una iniciativa del Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE) y del Festival Internacional de Artes Escénicas (que comenzará el 13 de agosto), “que tiende a establecer cruces entre áreas”. En esa línea, el año pasado José Miguel Onaindia –director del INAE– se contactó con ella para proponerle hacer una actividad sobre Picasso y el teatro. Desde entonces, Pouso se dedicó a investigar y a trabajar en la idea, e invitó a dos actores, Rogelio Gracia y Gabriel Calderón, para hacer una lectura dramatizada a partir de fragmentos de su única obra publicada –y traducida al español–, El deseo atrapado por la cola (1941). “Él escribió cuatro obras de teatro –en francés– durante su estancia en París, en la década de 1940, que es una época muy importante, sobre todo si recordamos que en esos años fue la ocupación nazi. Por eso, la obra que leerán, y sobre la que voy a estructurar la conferencia, es una pieza que se escribió en 1941, en plena ocupación”.

La investigadora adelantó que el motivo de la charla es ofrecer una visión de Picasso como “artista total”, ya que tal vez “su genio pictórico y escultórico opacó su trabajo literario”, porque, además de teatro, el artista malagueño también escribió poesía. Pouso plantea que su producción dramatúrgica se inscribe en lo que podría considerarse un surrealismo barroco: “Las obras son muy divertidas, muy locas, y se inscriben en un contexto de resistencia frente a la opresión política, ya que esa misma situación se estaba viviendo en España y en varios países de Europa”. Por eso, cree que para Picasso el teatro se convirtió en un nuevo camino “para expresar la resistencia ante los totalitarismos”.

Cuando anunciamos la noticia, la dramaturgista comentaba que En el deseo atrapado por la cola Picasso utiliza “su humor corrosivo y subversivo para referirse a esos complejos momentos, reivindicando el amor y la libertad de la creación”.

Esta misma charla –pero no el semimontaje– se replicará en agosto, cuando el Ballet Nacional del SODRE estrene su esperadísimo El sombrero de tres picos (con música de Manuel de Falla y dirección coreográfica de Lorca Massine), una puesta vanguardista articulada por la audaz plástica de Picasso que se estrenó, justamente, 100 años atrás.