Graciela Fernández es la presidenta de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (CUDECOOP), organización que agrupa a más de 3.500 cooperativas de todos los sectores de actividad del país, integradas por más de un millón de cooperativistas. Pero además, González se desempeñó como primera vicepresidenta de Cooperativas de las Américas (ACI Américas, Alianza Cooperativa Internacional), y en la V Cumbre de esta organización, en octubre de 2018, fue elegida presidenta, de forma que se convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo. En diálogo con esta publicación, González destacó el papel que desempeñaron ACI Américas y el cooperativismo uruguayo en la recientemente realizada 108ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para que se recomendara al trabajo cooperativo como trabajo del futuro, y dio a conocer algunos de los lineamientos en los que está enfocada la organización continental para desarrollar en los próximos años.

Estuviste en la reciente Conferencia de la OIT en la que se decidió recomendar al trabajo cooperativo como trabajo del futuro. ¿Qué tuvo que ver en eso el cooperativismo de América y en particular el

de Uruguay? La Conferencia de la OIT de este año ha tenido una importancia inédita por algunos temas. En primer lugar, porque la OIT está celebrando sus 100 años y los hace en una conferencia con un documento donde el lema es «el trabajo del futuro». Hace alrededor de un mes y medio, la OIT hizo circular un borrador preparativo de la conferencia bajo el título: «El trabajo del futuro». En este borrador, para sorpresa de ACI internacional, que es la organización no gubernamental de defensa, promoción y desarrollo del cooperativismo más antigua del mundo, no aparecía como instrumento para el desarrollo del trabajo del futuro el concepto de trabajo decente, no aparecían las cooperativas como instrumento. Esto llamó la atención de la ACI y esta envió a sus regiones, que son Europa, América, Asia y África, una enmienda al borrador del documento de la OIT en la que se señala específicamente que para lograr el trabajo del futuro es necesario el cooperativismo. Se señala estar de acuerdo con aquello que se solicita a las representaciones empresariales, a las organizaciones sindicales y a los gobiernos, pero se entiende que uno de los elementos claves para el desarrollo económico y social en los últimos 100 años ha sido el cooperativismo, y sin lugar a dudas, también otra de las expresiones dentro de la economía, que es la economía social y solidaria. Se señaló que no nos sentíamos representados por la expresión de «empresas sociales». Pero, además, la OIT estaba obviando su resolución 193, que data de más de 15 años y marca como políticas claves para llevar adelante por parte de los gobiernos en los desarrollos económicos y sociales, el impulso del cooperativismo y de sistemas planteados en la sociedad civil por medio del mutualismo, de las organizaciones no gubernamentales y de las organizaciones sociales en general.

“Hay países que han duplicado el número de cooperativas, entre los que se encuentra Uruguay, y necesitamos una legislación adecuada a los cambios que debemos enfrentar”

¿Y qué pasó con la enmienda?

La propuesta de enmienda generó una actividad muy importante en las distintas regiones de la ACI, sobre todo de incidencia en las políticas públicas de cada una de las regiones. América fue la región que logro mayor visibilidad política en este punto y, en menos de cuatro días, se logró que todos los países del continente presentaran documentación apoyando la enmienda, para que cuando los distintos ministerios de trabajo concurrieran a la Conferencia de la OIT lograran poner el tema sobre la mesa. Quedamos sorprendidos porque la incidencia fue fantástica; la mayoría de los gobiernos de América dieron su aprobación, pero además las organizaciones sindicales apoyaron el planteo y también tuvimos una importante respuesta por parte de la representación de la economía social y solidaria, entendiendo y respetando, porque uno de los planteos, en las últimas discusiones del borrador, fue que la economía social y solidaria representaba a la totalidad de estas expresiones y no era necesario que apareciera la expresión «cooperativas» en particular. Pero las representaciones de las organizaciones sociales que forman parte de la economía social y solidaria negociaron fuertemente este tema y entendieron esta identidad cooperativa, que es de larga data y que es el núcleo central de la economía social y solidaria. Así, aparece la aceptación de la enmienda de ACI internacional y se recomienda al trabajo cooperativo como trabajo del futuro. Quiero recalcar que la CUDECOOP, el Consejo de Administración Regional de Cooperativas de América, la organización de las cooperativas de trabajo –que está presidida por la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay en la persona de Luis Álvez–, y el Instituto Nacional del Cooperativismo, que preside los institutos de promoción de América, en la persona de su presidente, Gustavo Bernini, fueron muy importantes en todo el trabajo que se realizó en América para que se apoyara la enmienda. También tuvieron una gran gestión el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, y el subsecretario de la cartera, Nelson Loustaunau, cuando concurrieron a la conferencia en Ginebra e hicieron un planteo muy claro sobre la identidad cooperativa y sobre por qué las cooperativas son actores relevantes a tener en cuenta para hablar del futuro del trabajo y el trabajo decente.

¿Qué actividades tienen este año?

Vamos a celebrar la Asamblea Mundial del Cooperativismo del 16 al 18 de octubre en Kigali, Ruanda. Por lo tanto, el movimiento cooperativo africano ha pedido el apoyo de todo el mundo para demostrar que la economía social y solidaria, y el cooperativismo como su núcleo central, han aportado al desarrollo económico de esta zona especial de África, y particularmente en Ruanda, a la paz como concepto positivo; la paz no sólo como la finalización de conflictos civiles o bélicos, sino la paz social, con inclusión y desarrollo económico.

El 24 de junio, durante la Conferencia de la OIT se celebró una actividad especial entre la OIT y ACI, en la que el presidente de ACI internacional, el argentino Ariel Guarco, firmó un memorándum de entendimiento entre ACI y OIT. Este es un hecho relevante para el movimiento cooperativo internacional y pone otra vez arriba de la mesa el relacionamiento que estaba resquebrajado entre la OIT y ACI. Marca una pauta de futuro en la relación y pone al cooperativismo en el documento del centenario de la OIT.

¿Cuáles son las principales líneas de trabajo que tiene Cooperativas de las Américas a nivel regional de cara al futuro?

A nivel regional, Cooperativas de las Américas está abocada al análisis de su plan estratégico para la próxima década. Se está finalizando el plan estratégico para la década cooperativa que termina en 2020. Vamos a celebrar, entre el 23 y el 28 de agosto, el Consejo Directivo de ACI América, donde se va a terminar de plantear las posturas y el análisis del plan estratégico para llevarlo a la Asamblea Internacional en Kigali. Estamos tratando de poner énfasis en la incidencia de Cooperativas de las Américas en los principales organismos internacionales gubernamentales en América. La visibilidad a nivel de los organismos internacionales es un tema que venía enlentecido. Y también tenemos la Conferencia Regional, que se va a celebrar en Costa Rica entre el 18 y el 22 de noviembre y en donde el tema central va a ser cómo el cooperativismo de América se para frente a los grandes cambios que hoy en día tenemos. Cómo se para ante ese desafío global que nos viene cuestionando: cuáles son los instrumentos que el cooperativismo de América entiende necesario adoptar y adaptar para enfrentar esos cambios, y cuáles van a ser aquellos hechos y situaciones que nos permitirán la sostenibilidad como movimiento cooperativo. Vamos a estar celebrando los 50 años del primer congreso cooperativo que se celebró en Mérida, Venezuela, y vamos a analizar por qué es clave hoy para el movimiento cooperativo que haya una legislación que acompañe el desarrollo del cooperativismo. Hay países que han duplicado el número de cooperativas, entre los que se encuentra Uruguay, y necesitamos una legislación adecuada a los cambios que debemos enfrentar. Necesitamos adecuar las legislaciones a esas asimetrías importantes que existen en el tema tributario, donde no se tiene en cuenta la entidad cooperativa y se le otorgan exoneraciones tributarias a otro tipo de empresas con roles más atados a lo que normalmente son las empresas de tipo capitalista, las sociedades comerciales, y no se tienen en cuenta la realidad y el aporte del cooperativismo. Hay varios países en América donde los sistemas de control cooperativo tampoco traducen lo que es la identidad cooperativa en cuanto a sus principios y valores. Nuestro capital social está centrado en la persona y en los beneficios que tenemos que dar a nuestros socios cooperativistas. Esto nos hace difícil, muchas veces, que los legisladores entiendan nuestra identidad y nuestra diferencia respecto de otro tipo de figuras. Estamos trabajando mucho para que en América se entienda lo que es el acto cooperativo, es decir, la relación del socio con la cooperativa y la relación de las cooperativas entre sí. Finalmente, otro tema que tenemos sobre la mesa es lograr una fuerte intercooperación entre las cooperativas para lograr negocios intercooperativos de relevancia, que trasciendan las fronteras de los distintos países del continente.