Martes de noche. Uno llega cansado del trabajo, prepara alguna cosa para cenar y se dispone a buscar algo para antes de ir a dormir. Abre la app de video bajo demanda, elige una película, acciona el botón de reproducción. La película se entrecorta. Insultos al aire a granel y quejas: “Anda lento internet”.

Seguramente a alguno de nosotros le habrá pasado alguna vez una situación igual o parecida. Y esto también puede que nos suene un poco raro, ya que se ha publicitado de forma intensa que Uruguay es uno de los países con más alta velocidad de transferencia de la región y entre los principales a nivel global. Por eso trataremos de desmitificar algunas afirmaciones y aclarar algunos conceptos.

Cómo medir el flujo

Primero hablemos sobre cómo se expresan las velocidades de internet por parte de los proveedores. Se compone de dos valores: velocidad de subida (la velocidad a la que se transfieren datos desde un terminal hacia la red) y velocidad de bajada (de cualquier punto de la red hacia nuestros dispositivos). Estas se expresan en múltiplos de bits por segundo, lo que hace que algunos confundan estos valores con las velocidades de descarga que se muestran en pantalla, que están expresadas en bytes por segundo (un byte equivale a ocho bits).

Ahora bien, cuando estamos descargando un archivo dependemos de varios factores. Uno de los principales es que la velocidad que tenemos contratada sea efectivamente la velocidad a la que estamos trabajando. Que esto sea así siempre es imposible en la práctica. Todos los proveedores de internet tienen en sus contratos una cláusula que indica que no aseguran estabilidad en el servicio, por lo que las empresas ya se encuentran cubiertas ante situaciones como la del inicio de la nota.

Otra factor a tomar en cuenta es que el punto desde el cual estamos obteniendo y/o transfiriendo información tenga la misma velocidad que tenemos nosotros. El ejemplo que siempre se utiliza para representar esto es el de un flujo de agua que pasa por tuberías. Imaginemos que hay un pequeño tramo obstruido: por más que el resto de la cañería esté impecable, sólo recibiremos el líquido que consiga atravesar el obstáculo. En la red es igual: siempre nos encontraremos limitados a la velocidad de transferencia del punto que sea más lento.

Hagamos la prueba

No solamente son los puntos de inicio y fin los que limitan la transferencia, sino también los caminos intermedios. Y en este asunto encontramos diferentes valores en lo que respecta a analíticas de datos de velocidad de transferencia. Todo usuario uruguayo podría llegar a hacer la prueba de velocidad que se proporciona en www.testdevelocidad.com.uy y es altamente probable que los resultados se asemejen bastante o sean aun superiores a lo que uno tiene contratado. Esto se debe a que se están transfiriendo datos entre dos puntos que se encuentran en el mismo anillo de fibra, optimizado por el operador. Es decir, si queremos verificar que el acceso a todos los sitios que tengan sus servidores dentro del país se hace de forma normal, este test sí nos sirve.

Por otro lado tenemos estadísticas que hacen otras empresas. Por ejemplo, Netflix tiene su propio índice de velocidades de proveedores de internet, que verifica exactamente qué promedios de velocidad tiene cada proveedor para el contenido generado por la empresa estadounidense. En este índice Uruguay se encuentra en la posición 12 en velocidad de las Américas, superado por Chile, Panamá y Trinidad y Tobago, entre otros.

Las estadísticas son importantes, pero siempre debemos tener en cuenta las formas en las que estas se toman, porque, como en los ejemplos que mostramos, nos pueden brindar datos un poco engañosos.