Se dice que las crisis se pueden transformar en oportunidades, pero no se aclara que pueden ser oportunidades para sobresalir o para terminar de hundirse. Algunas personalidades entrarán en la nueva normalidad con buen pie, y otras arrancarán el partido varios goles abajo. En esta nota analizamos algunos casos y dejamos afuera otros, como el de Jorge Larrañaga, porque es evidente en cuál de los dos grupos está.

Luis Lacalle Pou. Ganador. | Antes de que asumiera como presidente, muchos dudaban de sus capacidades para manejar el país. Durante los primeros días de su mandato los temores crecieron. Pero la llegada del coronavirus lo mostró como un líder serio, enérgico y centrado. Esto abre la puerta para que cuando ocurra otra pandemia, digamos dentro de 100 años, los blancos vuelan al poder. Sin pandemia serían 300 años.

Álvaro Delgado. Ganador absoluto. | Este dirigente nacionalista era hasta hace poco uno de los tantos legisladores que con mucha suerte son reconocidos por la calle tres veces por día. Está claro que ser nombrado secretario de la Presidencia le iba a servir para proyectar su figura, pero la pandemia lo catapultó a la fama. Ahora lo paran por la calle para sacarse selfies con él, en la pizzería le regalan fainá y miles de jóvenes están planeando inscribirse en la Facultad de Derecho para ingresar a la Corriente Gremial Universitaria y comenzar una carrera en la política que les permita emular los logros de su venerado Álvaro Delgado.

Beatriz Argimón. Perdedora. | Medios de comunicación de todo el planeta destacaron que los países con presidentas mujeres fueron mucho más efectivos en la lucha contra el coronavirus que aquellos liderados por hombres. Desgraciadamente para Argimón, faltan más de cuatro años para las próximas elecciones internas. Las pocas personas que recuerden la pandemia del coronavirus quizás la votarán, pero el resto optará por algún hombre que prometa hacer recortes en la salud para poder bajar el IRPF.

Pablo Mieres. Empate. | Por un lado, era previsible que ser ministro de Trabajo y Seguridad Social iba a exponer al líder del Partido Independiente a un nivel de conflictividad alto. Por otro lado, la pandemia de coronavirus llevó a que los sindicalistas moderaran sus expectativas. Pero es inevitable que la izquierda lo critique cuando las ayudas del gobierno empiecen a escasear. Pero también es cierto que esta izquierda deberá aprovechar el perfil negociador de Mieres. Pero también es cierto que precisamente por su cercanía con la izquierda le pueden llegar a echar en cara que se haya aliado con Guido Manini Ríos. Pero él podría responder que está ahí para balancear la coalición. Conclusión: ni una cosa ni la otra. Bienvenidos al mundo de Pablo Mieres.

Daniel Martínez. Perdedor. | El dirigente frenteamplista construyó su imagen de político pragmático y con habilidad para la gestión haciendo énfasis en su trayectoria como ingeniero. Antes de la pandemia, este título hacía que su poseedor entrara directamente en la categoría de personas que se dedican a cosas complicadísimas y súper importantes. Ahora están apenas encima de los herreros, y los investigadores pasaron a ser los nuevos referentes para la población en cualquier materia, peléandoles el primer puesto a los sobrevivientes de la tragedia de los Andes.

Bill Gates. Ganador. | Si el creador de Windows fue capaz de predecir la pandemia, ¿cómo no va a ser capaz de desarrollar un sistema operativo que no esté permanentemente haciéndole perder el tiempo a la gente con mensajes inútiles y opciones que nadie tiene ganas de analizar? Es imposible. Si aparecen tantos mensajes debe ser por culpa del antivirus, o por haber instalado Zoom o por bajar torrents. ¿Pero por culpa de Windows? ¡Qué ridiculez!

Sergio Puglia. Perdedor. | El confinamiento hizo que en las casas se volviera a cocinar al ritmo que se hacía a mediados del siglo pasado. Pero Puglia, otrora el chef más famoso del país, lleva varios años sin aparecer en televisión cuchillo en mano cortando una cebolla. Los más jóvenes lo conocen como “el que hace entrevistas”, “el veterano que se casó con un hombre”, “aquel gordito que ahora pesa como 50 kilos menos” o “el que putea al gobierno por todo”, pero no tienen idea de que alguna vez fue cocinero. De hecho, creen que en Masterchef es coconductor junto con Diego González y que los jurados “son los otros dos, que saben cocinar pila”.

Gerardo Sotelo. Perdedor. | El comunicador demostró que ni siquiera en medio de la peor pandemia que afecta a la humanidad desde 1918 es capaz de distraer la atención de ciertos errores del oficialismo, que para colmo son su responsabilidad. Evidentemente, manejar un medio público no es lo suyo. Desde su entorno ya le recomendaron que relance su carrera como dirigente de Central Español.

John Maynard Keynes. Ganador. | Tras décadas de embestidas descalificadoras por parte de un sector cada vez más amplio del sistema político, el economista vio renacer el prestigio de sus teorías gracias al protagonismo que está teniendo el Estado en el manejo de la pandemia y sus consecuencias. El doctor Jorge da Silveira resumió la situación en una frase: “Nosotros siempre lo dijimos”. Por otro lado, el retroceso del liberalismo dejó a Jorge Batlle como un gran perdedor. El ex presidente, que luego de su fallecimiento pasó de ser uno de los políticos más odiados de Uruguay a un valiente y sagaz estadista, está volviendo a ser recordado como lo que era: un psicópata peligroso.

China. Ganadora. | Mientras las potencias occidentales dedican ríos de tinta y de bytes a discutir cómo afectará la pandemia al gigante asiático a nivel geopolítico y cultural, los chinos se concentran en hacer lo que mejor les sale: dinero. Los integrantes del gobierno que se meten en el debate son funcionarios que, como castigo por haber cometido alguna falta, fueron destinados al seguimiento de este tema de escasísima trascendencia para Pekín. Los que cortan el bacalao se limitan a poner cara de que el asunto les importa mientras están pensando nuevas formas de hacer dinero.

Alberto Sonsol. Vencedor por goleada. | El multifacético y multiempleado comunicador demostró que no sólo es capaz de decir burradas sobre deportes, sino que también sabe cómo hacerlo cuando habla de temas de interés general. Además, la Sport 890 rompió la hegemonía que tenía 13 a 0 a la hora de expulsar periodistas desde el ambiente de la prensa deportiva hacia el mundo adulto. El caso de Julio Ríos no se contabiliza porque fue una estrategia de Amodio Pérez para vengarse de los tres millones y medio de uruguayos que se burlaban de él.