–Lo que pasa es que yo estoy pasando por un momento muy malo desde lo económico, ¿entendés?

–Sí, claro. Pero no podés decirle esas cosas a personas que tienen cargos importantes. Nosotros somos amigos, pero yo hoy por hoy tengo responsabilidades del más alto nivel en el gobierno.

–Obvio, obvio.

–Tenés que cuidarte.

–Obvio. Pero ya que me llamás, quería pedirte una cosa. Porque la verdad es que estoy sin un peso. Me embargaron todo y no tengo ni dónde caerme muerto.

–Sí, obvio, si puedo ayudarte, te voy a ayudar.

–Mirá, la cosa es así. Hace dos meses hice el trámite en la OSE para que me enviaran la factura por email en lugar de seguir mandándomela a mi casa. Porque te cobran 26 pesos, ¿viste?

–Claro, claro.

–Entonces, capaz que vos podés mover algún contacto en el gobierno y me das una mano.

–Dale, no te preocupes. El lunes se reúne el Consejo de Ministros para analizar el apoyo a una invasión armada a Venezuela. Yo aprovecho para hablar con el ministro de Industria para que te solucione el tema.

***

–Mirá que todo esto que te estoy diciendo a vos yo ya se lo dije a aquella.

–Sí, aquella me contó.

–Porque estoy quebrado, ¿entendés? Y ojo, ella me escuchó con todo respeto. Pero no me solucionó nada.

–¿Quién es ella?

–Aquella.

–Ah, aquella.

–Es una divina, ¿entendés? Yo la amo.

–Sí, yo también. ¿Cómo anda? ¿Sigue allá?

–No, ahora está acá.

–Por eso, sigue allá.

–Ah, vos decís acá. Sí, claro. Porque viste que en un momento se dijo que estaba en acullá, pero nada que ver.

–El que estaba en acullá era aquel, ¿no?

–Sí, aquel se fue a acullá, pero aquella sigue acá, así que casi no se ven. Mejor, porque después de lo del embargo quedó todo muy turbio. Por eso aquella cerró la agencia de modelos.

–¿Agencia de modelos? ¿No tenía una automotora?

–Me parece que estamos hablando de dos personas distintas. Cortá que te llamo de nuevo.

***

–Pero vos cuidate, porque acá todo se sabe y si decís algo, la gente tarde o temprano se termina enterando.

–Sí, obvio. Pero lo que pasa es que estoy embargado hasta las pelotas. El negocio de la importación de cera para cubiertas de yates no anduvo. Bah, anduvo, pero mi socio me jodió.

–Yo lo entiendo, yo lo entiendo. Pero hay cosas que no podés decir por teléfono, porque nos están escuchando todo el tiempo.

–¿Quién nos está escuchando?

–Aquel.

–¿En serio? ¿Aquel nos está escuchando ahora mismo?

–Sí, ganó una licitación para pinchar teléfonos para el Estado.

–Me muero, qué divino. Hace mil años que no nos vemos.

–Es un divino.

–¿Y anda bien?

–Más o menos, porque el socio en la licitación lo jodió y ahora está embargado hasta las pelotas. Por eso las escuchas las tiene que hacer él mismo. Tuvo que mandar a toda su gente al seguro de paro.

–Uy, qué bajón. Pero bueno, seguro que le sale alguna otra licitación, ¿no?

–Obvio.

***

–Lo que te digo es que sos muy joven y te queda mucho futuro por delante. Tú pensá.

–¿Qué es tupensá?

–Que pienses en tu futuro, te digo.

–Ah, sí. Obvio.

–Yo paré todo esto porque eras vos, porque te aprecio.

–Obvio.

–Si fuera otro caso, hay gente que ya hubiera ido por vos.

–Pero obvio, eso lo entiendo.

–Pero tampoco puedo protegerte todo el tiempo, por más que te aprecie.

–Obvio. Lo re entiendo. Obvio. O, be corta, be corta, i, o.

–¿Obvio no va con be larga antes de la be corta?

–No sé, yo siempre lo pronuncié con las dos be cortas. Es para que suene más. Es como novio, ¿viste?

–Ah, claro.

–El otro día me preguntaron si mi novio estaba embargado, y yo les dije que obvio, que mi novio estaba embargado, pero como les dije novio con una sola be corta, no me entendieron.

–¿Así que tu novio está embargado?

–Obvio. Se metió en una licitación para manejar un parador en la 24 y lo estafaron.

–Ay, qué horrible. ¿Y quién lo estafó?

–Tu novio.

–¿En serio? Qué despistado, no me dijo nada.

–Ojo que es un divino él. Mandale un beso y decile que igual yo lo re adoro.

–Obvio.