06.10 | Jake Angeli (Q-Shaman) se despierta, pone a preparar el café y sale al porche de su casa. Cuando se agacha para recoger el diario, un búfalo aprovecha para ingresar al hogar. Angeli entra corriendo, pero el animal ya se metió en la cocina y está tomándose su cereal. Angeli lo corre pero no logra atraparlo. El búfalo se burla de él. Lo provoca. Abre la heladera y orina a las lechugas en actitud desafiante. Angeli salta sobre la mesa y lo tumba de un golpe. El búfalo se golpea la nuca contra la mesada de la cocina y cae inerte. Su agresor se queda inmóvil. Momento de suspenso. Una serie de imágenes se suceden en el cerebro de Angeli. Juicio. Cárcel. Sodomía. En un rapto de lucidez decide abrir al animal, sacarle la piel y los cuernos y vestirse con ellas. Nadie vio nada. “En la noche”, piensa, “compartiré un asado con mis compañeros de Q Anon”.

09.25 | La seguridad del Capitolio comprueba que un gran número de enemigos de la democracia más grande del planeta está llegando al lugar. Se los conoce como “legisladores demócratas”. Los agentes quieren impedir que entren, pero es muy difícil identificarlos: se visten de traje y corbata, igual que los republicanos. Los agentes optan por dejarlos entrar y descubrirlos más adelante, cuando hablen en la sesión.

12.30 | Las afueras del edificio comienzan a rodearse de seguidores de Donald Trump. Radicales de derecha, negacionistas del cambio climático, supremacistas blancos, neonazis y antisemitas componen un divertido cuadro repleto de colores vivos, alegría e irreverencia. Un hombre con una esvástica tatuada en el pecho se abraza con otro que lleva una capucha del Ku Klux Klan. Las diferencias pasan a un segundo plano ante el objetivo común de todos quienes están allí: matar a algún negro o hispano antes de que termine el día.

13.15 | Primer intento de entrada al Capitolio. Una decena de manifestantes armados con palos y piedras corren por las escalinatas, atraviesan la puerta principal y llegan hasta el hall, en donde comienzan a romper vidrios, cuadros y estatuas. Luego de algunos minutos se detienen, inquietos: nadie los detuvo. Sospechan que puede ser una trampa. Los encargados de la seguridad les juran que no, que son más que bienvenidos, y se ponen a las órdenes para cualquier cosa que necesiten, desde combustible hasta municiones, pero los activistas no están convencidos. Recelosos, abandonan el lugar.

14.00 | Segundo intento de ingreso al edificio. Esta vez son muchos más y avanzan confiados, ya que la seguridad del Capitolio comenzó a oponer cierta resistencia. Los fanáticos de Trump se meten en los despachos de los legisladores demócratas, se sientan en sus sillas, se sacan fotos y se roban los cigarrillos de marihuana escondidos en los cajones. Algunos incluso reciben sexo oral de las pasantes que estaban abajo de los escritorios de los congresistas hombres. La columna del Ku Klux Klan, imposibilitada de entrar a los despachos porque sus capuchas son demasiado altas, recorre los pasillos prendiendo fuego todo a su paso. Q Shaman les dice que no sean estúpidos, que la idea es formar un gobierno y funcionar desde allí. Le saca la capucha a uno de ellos para pegarle atrás de la oreja y resulta ser un afrodescendiente, que, humillado, se tapa la cara con las manos, corre hasta el baño y se encierra a llorar.

A pocos metros de allí, un limpiador, de origen uruguayo, le grita a Q Shaman: “¡Andá a tu casa a ver qué está haciendo tu mujer, cornudo!”. Barreras idiomáticas impiden que el chiste se entienda.

14.30 | Los últimos legisladores y autoridades electas son evacuados del Capitolio en helicóptero. Aprovechando que está en un helicóptero ambulancia, Joe Biden pide que lo atiendan del infarto que comenzó a sufrir diez minutos antes. “Perdón, perdón, me pasa cada tanto”, les dice a los paramédicos. “No se preocupe, pero trate de no estresarse mucho en los próximos años porque le puede hacer mal”, le responde un paramédico. Kamala Harris sonríe.