“Cuando yo reciba el pedido, lo podré considerar; yo no me guío por prensa ni por mensajes telefónicos”, aseguró a la diaria el fiscal de Corte Juan Gómez al respecto de las declaraciones a la prensa de la fiscal de Flagrancia de 12º turno, Gabriela Fossati, referentes a su voluntad de abandonar la cabecera de la investigación que involucra al exjefe de seguridad presidencial Alejandro Astesiano.
Si bien Gómez dijo conocer las manifestaciones en medios de prensa por parte de Fossati, aseguró que “no tienen valor” en tanto no recibió ningún pedido formal. Por esta razón es que, según Gómez, “lo único” que puede decir hasta el momento es que “si hay una solicitud expresa la consideraré como jefe del servicio”. Añadió que no puede “contestar válidamente” si cabe la posibilidad de que la fiscal sea trasladada sin antes “tener conocimiento de cuáles son” las razones que tiene para abandonar el caso.
Este sábado, en diálogo con Montevideo Portal, Fossati consideró que “lo mejor para el caso parece ser que yo no lo siga”, y señaló que estaba acordado con Gómez que en noviembre de este año ella sería trasladada a la Fiscalía de Delitos Económicos de primer turno. No obstante, el mismo medio informó que Gómez tenía previsto el traslado una vez que culmine la investigación por el caso Astesiano.
Fossati dijo que asumió el caso porque estaba “acordado” que en noviembre iría a Delitos Económicos, y se manifestó molesta por el trascendido de que eso no se concretaría ahora. “Soy de las personas que creen que la palabra vale más que un contrato”, dijo al portal. Además, señaló que no siente respaldo de las autoridades de la Fiscalía. “Creo que la importancia de la investigación amerita que sea asignada a un fiscal que tenga respaldo real de la jerarquía”, dijo. Sobre este punto, Gómez señaló al portal que “hemos hecho lo que hemos podido”, y añadió: “Si no creyéramos en ella, no le hubiéramos dado un caso tan importante y tan complejo”.
El jueves la diaria dio a conocer chats de Astesiano que habilitan nuevas líneas de investigación, entre ellas un esquema de seguimiento e inteligencia en el transporte de soja y trigo que se ofrecía como “servicio” a un importante empresario agropecuario argentino. En los primeros días de setiembre, tres semanas antes de su detención en Suárez y Reyes, el entonces jefe de la seguridad presidencial ofrecía a su contraparte argentina contactos en Inteligencia, drones, intervención de celulares con El Guardián y vehículos oficiales, en coordinación con otras personas de su confianza que le reportaban sobre estos operativos.