Nos califican de antisemitas si nos pronunciamos contra las prácticas condenables de Israel. Estamos sometidos al chantaje de la palabra. Por eso mismo es preciso hablar.
Es absolutamente ridículo y torpe quedar atrapado en el episodio y desconocer los inmensos problemas que de manera creciente se han instalado en Uruguay en materia de violencia y narcotráfico.
Hoy la Ciudad Vieja es un lugar sin gente y lleno de servicios. Tiene 12.000 habitantes y recibe por día 30.000 visitas por razones laborales y de trámites.
El mundo de las pantallas se transforma en una tribuna poblada de quienes nunca fueron a la guerra, de quienes no escucharon el zumbido de las balas ni conocen el límite justo del arrojo o de la cobardía de la que son capaces.
Es posible impulsar una gestión de mayor cercanía sobre la base de tres pilares articulados que privilegien la inclusión social, la participación comunitaria y la economía territorial.
El desafío para el campo popular es llegar con un discurso claro y concreto a las mayorías. Concentrar la crítica a un gobierno que ha concentrado la riqueza en unos pocos y que ha eliminado derechos a las mayorías.
Massa ganó las elecciones generales por muchas razones. Una de ellas es que la gente no lo juzgó como el responsable de la inflación reinante sino como quien está haciéndose cargo del problema, para solucionarlo.
Lo que preocupa es que las instituciones funcionen y las responsabilidades se asuman, a nivel político y no desde el fuero individual de las personas, aunque estas incluyan al propio presidente de la República.
¿Será posible desmontar el arma más poderosa del gran capital trasnacional con una alianza de sindicatos, académicos, activistas anti-globalización y el presidente de los Estados Unidos?