Las reuniones con los excompañeros del Club Maeso, con los que se sigue juntando cada tanto para recordar las mismas anécdotas de siempre, fueron el trampolín que lo impulsó a llevar a cabo esta idea. Sus amigos de toda la vida le dieron el empuje definitivo para “dejar de cantar en la punta y pasar a jugar en el medio”. Hablamos de la nueva propuesta de Raúl Flaco Castro, un artista que no necesita presentación, aunque sí la necesita el espectáculo que presenta en la sala Zitarrosa: Tintabrava y el Bandón Murguero.

Así, Raúl Castro protagoniza, rodeado de una decena de músicos, un recorrido por cinco décadas de la canción uruguaya, donde su huella en distintas composiciones es un sello inconfundible.

“Reivindicar la canción popular como canción con contenido”, sugiere Castro en este viaje emocional, al que también define como “murga de cámara”, ya que los arreglos y la interpretación de los temas son encarados desde otro lugar, aunque sin perder su esencia en lo más mínimo. El barrio, la murga y el mostrador conviven permanentemente en este espectáculo en el que el decir único de Castro, para hilvanar anecdotario, vivencias y canciones, va rindiendo homenaje a quienes dieron vida a los versos del histórico libretista de Falta y Resto.

La recorrida cuenta, por ejemplo, con una obra de sus comienzos, como “Baile de máscaras”, en la que el Choncho Lazaroff lo desafió con una música hermosa y él contestó a la altura con la letra. Será también oportunidad de rememorar un fragmento del antológico “Cuplé de la gente”, interpretado en el carnaval de 1988 por Pablo Pinocho Routin, el gran caballito de batalla para que la murga de las cuatro estaciones alcanzara el primer premio. Esos años lo inspiraron también, desde el ventanal enorme de la cantina del Club Tabaré, para generar otro éxito: “Las Luces del Estadio”, en coautoría con Jaime Roos. La impronta de arrabal y tango son habituales en Tintabrava, por lo que no podrá faltar a la cita “Don Carlos”, otra de las canciones nacidas de aquel prolífico tándem con Jaime.

El encuentro servirá además para celebrar sus trabajos junto a Julio Julián, Pitufo Lombardo e incluso con su hijo mayor Juan Felipe, quien según Castro le “enseñó de la humildad”. Por eso tampoco faltará una versión de “La educación”, uno de los momentos más aclamados de la Falta en sus últimos años.

Así, entre clásicos y despedidas, Tintabrava y el Bandón Murguero aterriza los viernes y sábados de febrero en la Zitarrosa, acompañado por un equipo de primera línea: Andrés Lazaroff en el piano y a cargo de los arreglos orquestales y corales, Sebastián Rey en guitarra, Diego Rodríguez en contrabajo y Verónica Rumbo en bandoneón. La batería la componen Gastón Angiolini en el bombo, Lucía Hazi en el redoblante y Bruno Bukoviner en los platillos, mientras que Leandro Castro, Johanna Duarte y Orlando Mono da Costa conforman el coro. Da Costa, su partenaire de toda la vida en los tablados, tendrá también participación como comediante en varios bloques del espectáculo.

Tintabrava y el Bandón Murguero va los viernes y sábados en la sala Zitarrosa. Entradas: $ 1.200 en Tickantel; 2x1 para Comunidad la diaria.