Es imposible conocer todos los vinos que existen: la diversidad es muy amplia y crece todo el tiempo con nuevos estilos, zonas, cortes, vinificaciones y añadas. Entre amigos solía escuchar frases como “Yo sólo tomo un vino” o “A mí sólo me gusta este”. A todos ellos les he dado a probar otras opciones hasta que lograba escuchar “Me gustaría tomar un vino con tal o cual característica”. Está bueno saber lo que nos gusta, pero no cerrarnos a una opción. Muchas veces arruinamos comidas por querer tomar siempre el mismo vino –el conocido– o destrozamos un vino por querer comerlo con determinado plato. La clave está en probar para lograr potenciar el vino y el plato, la esencia del maridaje. Si hay un sommelier en el restaurante, pregúntele, que para eso estamos.

Ahora, ¿qué vino compartimos cuando vamos a comer y pedimos platos totalmente opuestos? ¿Qué pasa cuando voy sola y quiero tomar vino, pero no la botella entera? La respuesta a estas preguntas es el vino por copa. Quizás en una comida tengo ganas de pasar por tres tipos de maridaje diferentes (por ejemplo, entrada, principal y postre), y no por eso voy a tomar tres botellas de vino. La diversidad está sin dudas en el copeo.

Las opciones de este tipo crecen en nuestro país, aunque desafortunadamente muchas veces las propuestas se reducen a un blanco, un rosado y un tinto, que infelizmente suelen ser los vinos más económicos de la bodega auspiciante. Cruel error para nosotros, los comensales a los que nos gusta elegir. La justificación del propietario es que si abre un vino de una gama más alta y no lo vende, tiene que tirarlo, pero hay varias formas de sacar el vino por copa y que nos dure entre dos y cuatro días, dependiendo del caso.

Piques

» Si abro una botella y sólo quiero tomar una copa, puedo aumentar su vida útil usando una bomba de vacío. Hay en varios comercios y son muy prácticas. Otra opción es, apenas abrimos el vino, servir la copa que vamos a tomar, y guardar lo que queda en una botella más pequeña. » No sirvamos las copas de vino hasta arriba. Dejemos aire. Las copas tienen diferentes tamaños y siempre se sirven hasta “el Ecuador”, que es la parte más ancha. (Muchas veces vemos al mozo haciendo malabares para llegar a la mesa sin volcar esas copas casi rebalsadas que no sabemos ni cómo empezar a tomar).

El mundo del vino es infinito y cambia año a año. Para conocerlo e interiorizarse, están las catas y los wine bars. Juéguesela, anímese, pruebe, disfrute y sorpréndase. Esta vez seleccioné cinco lugares de Montevideo para poder adentrarnos, cada uno con su estilo.

» Montevideo Wine Experience (Rambla 25 de Agosto 244) Ubicado en el Mercado del Puerto, destaca por tener añadas especiales, etiquetas exclusivas y degustaciones seleccionadas por su sommelier, Liber Pisciottano. Sólo etiquetas nacionales. foto: antonella de ambroggi

» Barolo (Arocena 2098) Una propuesta diferente en Carrasco con una variada selección de etiquetas y atención personalizada. El experto a cargo es Walter Fernández, presidente de la Asociación Uruguaya de Sommeliers.

» Madirán (Chaná 2120) En Mercado Ferrando, un espacio distendido para divertirse maridando con las distintas propuestas gastronómicas del lugar. Únicamente vinos uruguayos.

» Bocanegra (Ellauri 303 esquina García Cortinas) En el corazón de Punta Carretas, un lugar provisto de autoservicio con dispensador Enomatic, que ofrece diferentes medidas de copa.

» Sofitel (Rambla República de México 6451) En el restaurante del hotel se puede acceder a elegantes degustaciones nacionales e internacionales de la mano del mejor sommelier de Uruguay, Federico De Moura.