Justo cuando el público parece haberse habituado a caminar entre foodtrucks, al menos cuando la ocasión lo indica, la marca Montevideo Pop Up cambió de manos. Joaquín Pastorino lo explica así:

“Lo creé con una socia [Geraldine Lewi], era un evento que iba por diferentes barrios, creció un montón y empezó a ir para un lado con el que, como organizador, no me estaba sintiendo muy cómodo. Es fantástico haber creado algo de la nada, poder ponerle un valor y encima que alguien me lo compre. Como emprendedor es alucinante, estoy feliz de todo el proceso. Creo que también lo vendí en un momento particular porque cada vez hay más ferias gastronómicas, solamente que Pop Up tiene su nombre. Está bien que existan los foodtrucks, es un emprendimiento para muchísima gente, pero queríamos ir más a lo tradicional y por eso nos quedamos con Garage Gourmet, que tiene solamente tres ediciones en el año: Ollas del Mundo en invierno, ahora el picnic, y la de verano, en diciembre”. Para esta última están en tratativas con un enclave de valor patrimonial.

Paralelamente, por el lado de los compradores, el empresario Javier Rocha –cara visible de Orientales la Patria o la Birra (OPB)– indicó que el próximo fin de semana la Pop Up volverá al pasaje Laroche del Parque Rodó con algunos cambios. No será un terreno nuevo para OPB, que de hecho estrenó su beertruck (carro de cerveza) en la primera edición: “Siempre me pareció una feria que tenía un potencial tremendo. Considero que hicieron un trabajo brillante en lo que generaron con la marca. Obviamente que uno desde el punto de vista comercial puede tener algún valor agregado para darle. El 50% de Montevideo Pop Up se adquirió en partes iguales entre OPB y la productora audiovisual Tero Comunicación”, aclaró Rocha. “Lo que queremos es darle nuestra impronta, esperamos que sea una renovación, tratar de superar algunos problemas logísticos. Tenemos know how en organización de eventos muy grandes, sobre todo en el exterior. Como dueños de la agencia Fun Tour, un operadora de viajes y entretenimientos, particularmente generamos contenidos para jóvenes. Por ejemplo, voy a Camboriú con 1.500 chicos y realizamos un sunset. Hacer una feria gastronómica es hacer un viaje de un día que conlleva un montón de servicios asociados, luz, limpieza, comunicación. Estamos muy acostumbrados a ese tipo de trabajo”.

Rocha y su cuatro socios son conscientes de la exigencia creciente del público que atraen estas ferias y apuestan a elevar la vara con más espacios de tránsito y para sentarse y más variedad gastronómica para cambiar la experiencia de circularla. “Desde el punto de vista conceptual se va a modificar un poco el contenido, la comida, los puestos de mercado, va a haber acciones de varias empresas que nos apoyan, dos escenarios con shows musicales. Consideramos que Pop Up es una startup, porque todo lo que conlleva el evento son microempresas. Y Pop Up en todo este proceso tiene un rol de economía circular, cuando marcas incipientes no tienen esta posibilidad comúnmente”.