Aquellas botellitas retaconas que los hicieron conocidos, austeros porroncitos con una etiqueta de cartón colgando de un cordel, hace un año que no están más en el mercado. Desde que Beer Bros, la marca de cerveza artesanal que fundaron en Flor de Maroñas tres amigos del liceo, tiene bar propio, la cerveza sale de las canillas. A veces las diez están ocupadas con variedades de la casa, pero generalmente les dan espacio a marcas amigas.

“La cervecería tiene más de tres años”, cuenta Andrés Gómez. “Le vendíamos a un montón de bares de Montevideo, casi todos de la vuelta del Cordón y Parque Rodó. Seguimos teniendo la fábrica en Camino Maldonado, cerquita del intercambiador Belloni. Hace ocho meses decidimos abrir nuestro bar en Acevedo Díaz casi Rivera y le seguimos vendiendo al resto que tenemos de clientes”.

Están elaborando casi 4.000 litros al mes y, además del contacto directo, la atención al público les genera cierta estabilidad, ya que en años anteriores notaban mucho la oscilación de consumo en los meses flojos, esto es, de abril a julio.

“En el bar tenemos un termómetro muy bueno y podemos censar lo que puede ser tendencia y lo que no, porque es diferente si el que está detrás de la barra es el productor y se le puede preguntar”, apunta Gómez. Tanto la Ipa amarillo como la Tropical Ipa, hechas con lúpulos americanos, gustan mucho y se venden a la par. Las siguen de atrás en las preferencias una blonde y una Apa que hacen con extracto de lima (lemonheads) y la smoked dry stout, una cerveza negra tirada con nitrógeno. El podio se completa de manera más aleatoria con una cerveza de cacao que la gente suele acompañar con un postre, o la doble Ipa que, por sus casi 9 grados de alcohol, también dejan para el final.

Sabores ácidos

La novedad, de todas formas, son las cervezas ácidas que vienen sacando hace tres meses. “Es la veta nueva en Uruguay, aunque el menú de cervezas ácidas en Brasil se da muchísimo, con las catharina sour, y en Alemania, con las berliner weisse. Son cervezas con una fermentación acidoláctica, como si fuera un yogur, por así decirlo, que después se fermentan como una cerveza normal, y a las que luego se les agregan extractos de frutas”, explica el bolichero. El público local, claro, no tiene costumbre. “De momento estamos haciendo esa escuela y es la parte más complicada. Una vez que la probás, entendés un poco de qué va esa cerveza, que tiene un perfil bastante diferente, aromático y que en boca suele ser liviana y con poco amargor. Todo se centra en la fruta y en esa acidez limpia. Y no tienen por qué, pero en general son menos alcohólicas, frescas, de entre 3 y 4 grados. Son indicadas para comidas muy potentes, porque limpian el paladar; incluso se podrían maridar como si fuera un vino blanco, con productos de mar, porque no te los van a opacar”.

Gómez está convencido de que van a terminar calando en nuestro mercado. “En Brasil y en Estados Unidos tienen mucha pegada y, sobre todo, dan pie para experimentar. Las tres que tenemos ahora son un perfil de cerveza no lupulada: una de guayabo del país, otra con maracuyá y una gose, una estilo tradicional alemán, que además lleva sal marina y un añadido de pera”. Para esta última tomaron inspiración del rescate que hizo el californiano Fal Allen, de la Anderson Valley Brewing Company. Aviso al lector reticente: la fruta se adivina en nariz y al tomarla no se siente salada. “Hay también sour Ipas; hay mucho para experimentar con las fermentaciones mixtas. En realidad, técnicamente son dos fermentaciones consecutivas. Es como si a una kombucha le hicieras un refermentado con levaduras cerveceras”, intenta a modo de aclaración.

Casa cervecera

“El que toma cerveza artesanal llega al bar y pregunta qué hay de nuevo”, remarca Andrés Gómez, que arrancó en ese mundo junto con su hermano Jaime y un amigo, Federico García. Recién cuando apuntaron al boliche tentaron al cocinero Esteban Barrios, que estaba a punto de irse del país. En 45 días reformaron el local, tiraron paredes, armaron una barra, hicieron una cámara para tener barriles en frío y lo único que se salvó de la última pizzería que funcionó ahí fue el horno de barro.

Al fondo hay un patio para 50 personas, ahora cubierto por la claraboya corrediza. Abrieron a mediados de octubre y apenas cerraron la primera quincena de enero. Tratan de mover el bar con presentaciones, martes de juegos de caja y los miércoles proponen algo especial desde lo gastronómico. Por ejemplo, son invitados frecuentes quienes compartieron con Esteban la competencia Masterchef profesionales, el programa que emite Canal 10, y los fines de semana hay un par de DJ residentes. De esa forma animan el ambiente y la carta, que puede sumar intermitentemente paella, tapas o sushi.

En el menú de todos los días hay variedades de pizza, una hamburguesa de carne de asado en pan de brioche, una bondiola braseada con salsa de cerveza y en el postre vuelve a aparecer el producto estrella en un brownie con nueces caramelizadas y helado de chocoIpa, que desde hace un año y medio les fabrica Facal.

Además de esta movida continua, a fines de julio Beer Bros va a estar en la calle nuevamente con botellas, replanteando el diseño de etiquetas y envases, y accediendo a nuevos puntos de venta: supermercados, estaciones de servicio, hoteles. La idea es seguir expandiéndose y lanzar más líneas, aunque las ácidas, en todo caso, saldrán como parte de ediciones especiales.

Beer Bros, en Acevedo Díaz 1392 esquina Rivera, de martes a sábado de 18.30 al cierre (fines de semana hasta las 2.30).