Hace tres semanas que el local contiguo a la central de Pocho, en La Blanqueada, donde tenían un depósito de libros, se transformó en cafetería. La idea fue de Paola, hija de Ademar Costa, el Pocho original, aquel muchacho de 23 años que en el otoño de 1961 fundó la librería. Como señalan en las agendas 2024 de la casa, que ya tienen disponibles, hasta hoy pretende ser “referente en cuanto a material didáctico curricular y el resto de libros, con el dinamismo suficiente para acompasar los tiempos que corren”.

Pocho es recordado como “un comerciante nato” por su hija, que cuenta que era chofer (“fue el primero en cruzar el desierto de Atacama en ómnibus”), tuvo un bazar, abrió una heladería, puso maquinitas, y teniendo una formación hasta quinto año de escuela, arrancó en los libros con la ayuda de su madre y de su tío. Años después conoció a su esposa, que se sumó al emprendimiento. “Pocho era la base de todo”, agrega Paola, “después él hacía y deshacía negocios, pero a donde siempre volvía era acá”.

La segunda generación está integrada por Paola y su hermano Diego, que en épocas escolares ya ayudaban en el negocio familiar. “Era gracioso, veníamos de túnica a atender, porque había fila hasta la esquina, y la gente pensaba que nos estábamos colando”, recuerda. Pocho, que toda la vida los fue preparando para continuarlo, murió en 2007. Ahora comparten el nombre, aunque son dos empresas separadas: ella arrienda y lleva adelante “la pionera” de 8 de Octubre y Luis Alberto de Herrera, mientras que su mano derecha es su exesposo, que se encarga de la sucursal de 8 de Octubre y Comercio, que abrió hace 20 años, y su hermano administra el local de 18 de Julio y Beisso. Antes de jubilarse, su madre también estuvo al frente de una librería, Feria del Libro, que le había comprado a Domingo Maestro y después vendió.

Volviendo al primer Pocho: “Quisimos hacer otra propuesta, entonces este año hicimos cambios en la librería misma: pusimos los libros nuevos y las novedades al frente, renovamos los pisos y el cartel para mejorar la estética. Siempre tuvimos libros nuevos y tenemos artículos de papelería, pero la gente nos asocia con los libros de estudio, nuevos y usados, de primaria, secundaria e inglés”, dice Paola, que no se resigna a limitarse a ese nicho. Tienen también libros para estudios terciarios, pero dice que no es el fuerte de Pocho, porque el mercado universitario se achicó mucho.

Foto del artículo 'La librería Pocho agregó una cafetería a su sede original de 8 de Octubre'

Foto: Ernesto Ryan

Paola Costa está estudiando para ser contadora y asegura que la cafetería salió de las ganas de ir por más. No elaboran en el local sino que con ayuda de una barista y los productos de una panadería del barrio, Pan de Vida, ofrecen desde sándwich caliente ($ 160) hasta bagel o croissant de semillas rellenos ($ 120 y $ 75), milhojas ($ 120), medialunas ($ 75), donas ($ 60) y masitas ($ 25). Para tomar hay bebidas calientes y frías, incluyendo café macchiato con caramelo, chocolate caliente y jugo de naranja y zanahoria.

“Recién está arrancando y somos medio novatos en esto”, agrega, aunque cuenta ya con algunos productos para celíacos, sin TACC, de Nutriciencia, por ahora envasados, y hay varios planes para animar el lugar, incluyendo algún show de tango. “Tenemos la idea de que la cafetería sea temática. El 2 de diciembre, por ejemplo, va a ser Harry Potter; el 16 de diciembre vamos a hacer algo friki: va a venir Papá Noel y queremos conseguir un Grinch”, adelanta. “Esta es una zona relinda en varios aspectos, y está mejorando. Por ejemplo, acá al lado, donde era [el tablado El Jardín de] la Mutual, van a hacer un edificio de 160 apartamentos. Eso también nos incentivó; pensamos que vamos a tener público”.

La hija de Pocho dice que lo que más disfruta es atender a la clientela, que generalmente son los padres de los estudiantes, que llegan solos o con los chiquilines. A medida que asumió el negocio, mucho antes de instalar la reciente cafetería, le fue poniendo su impronta. “Cerca de Navidad vendemos orquídeas; es una tradición, porque me encantan”, comenta como ejemplo, y en esa época además suman venta de juguetes.

LP Café (8 de Octubre 3176 y Luis Alberto de Herrera) abre de lunes a viernes de 9.00 a 19.00 y los sábados hasta las 14.00 o 16.00, dependiendo de los eventos. La cafetería cuenta con una pequeña biblioteca de préstamos y libros nuevos a la venta, además de juegos de mesa para usar.