La solución para la alimentación cotidiana que brindan dos hermanos de 28 años es de algún modo consecuencia de la pandemia. En aquel momento Emilia Vitola Tassino y su mellizo, Manuel, crearon Apacha, un emprendimiento gastronómico basado en plantas y sin gluten.

Él, que es biólogo, y ella, futura nutrionista, se encontraban en La Paloma encuarentenados mientras seguían estudiando de manera virtual. Pero el trabajo de Manuel, que era tallerista en un colegio, se volvió una incertidumbre y ninguno sabía cuándo iba a poder retomar su rutina en Montevideo. Así que en la línea que venía formándose Emilia, de alimentación consciente y con ingredientes de calidad, arrancaron un proyecto basado íntegramente en plantas –prefieren no utilizar el rótulo vegano, que tiene otras implicancias– y procurando brindar alimentos con un diferencial, como yogur de coco, dip verde de cajú, quesos vegetales, panificados, tartas, ya sea para el día a día como para festejos, porque tienen tortas, alfajores y budines.

Su comida, dice esta dupla, no es únicamente para personas que estén siguiendo cierta filosofía o un tratamiento nutricional, sino una invitación a que cualquiera abra su espectro y pruebe cosas ricas. Más que por lo que excluyen, aclara Emilia, que puede hacer que la gente prejuzgue este tipo de alimentación, les interesa ir por las opciones que se abren. “Nos gusta poner sobre la mesa una amplia gama de ingredientes, sabores, texturas, que hacen que salgamos de la zona de confort y empecemos a experimentar y probar, y con eso hacerles llegar variedad a los clientes. Es justamente en lo que hacemos énfasis: cómo mantener una alimentación nutritiva gracias a la variación y la diversidad”.

Le pusieron Apacha, una derivación de apapachar, “acariciar con el alma”, explican, porque querían un nombre que identificara lo que es el alimento para ellos, que vienen de una familia en la que la cocina y la comida están muy presentes a la hora de agasajar y brindar cariño.

Con el tiempo, con base en la respuesta de los clientes, fueron armando un sistema de viandas: ofrecen un menú distinto cada semana, que incluye un jugo (de frutas y vegetales) para la mañana, un plato principal para el almuerzo (curry, chopsuey, ensaladas) y, en invierno, una sopa para la cena. Esa es actualmente su principal línea de ventas. Están sacando 40 almuerzos por día, aproximadamente, y en menor volumen sopas y jugos. Hay planes semanales y mensuales que combinan una, dos o las tres opciones (el que abarca las tres comidas durante un mes cuesta $ 14.900). Aparte ofrecen meriendas y colaciones.

Foto del artículo 'Apacha: viandas y conservas que abrazan'

Su planta de producción está en La Blanqueada, un espacio muy bien puesto, que además reformaron, donde sus tías tenían antes el restaurante Vieja Barra. Allí se puede ir a retirar pedidos, tienen algunas conservas en exhibición y venta, y destinan el salón únicamente a los talleres de cocina. En algún momento evaluaron la posibilidad de abrirlo al público, pero esta modalidad a demanda ya los mantiene bastante ocupados.

La producción de conservas es estacional. Ahora mismo, por ejemplo, tienen en stock cascos de guayabos en almíbar, chutneys de higos, jaleas y mermeladas de membrillos, ajíes dulces y picantes en vinagre... Lo que más se pide son guayabos al vino tinto y hongos al escabeche.

Desde siempre utilizaron envases biodegradables para sus viandas y a partir del año pasado usan tuppers de plástico retornables de Revianda; en cuanto a los frascos de vidrio para sopa y jugos, dan la opción de devolverlos y, en cualquier caso, apuestan a que se reutilicen.

Apacha. Por consultas o pedidos comunicarse al 098 958 230.