Desde el 28 de noviembre y hasta el viernes 1º de diciembre se llevará a cabo en el Centro Cultural de España el Ciclo de Cine Sueco, organizado por el Instituto Cultural Suecia Uruguay (ICSU). Cada jornada, a partir de las 19.00 y con entrada libre, se proyectará un cortometraje seguido de una película, siempre en su idioma original con subtítulos en español (para que no haya piquetes de críticos en la puerta del CCE).

Gonzalo Regules visitó Suecia en 2014 y eso multiplicó su interés por la producción de ese país. Él tuvo la difícil tarea de seleccionar los cuatro films de un total de 40. “Me llevó muchas semanas”, cuenta. “Había documentales, ficciones, animaciones de todo tipo, género, público. Sólo tuve que excluir dos muy buenos films, porque habían sido pasados hace poco en el Festival de Cine Europeo”.

Seguro de que la calidad estaba garantizada, y se concentró en el lema de esta edición: This is Integration. “Mostrar el nuevo cine que se está haciendo allá, hacer un quiebre o pausa de lo que se acostumbra asociar con el cine sueco. Romper un poco con esa tradición y mostrar la evolución narrativa y de contenido que están tomando”.

“Apostar a un público más amplio, diverso, parejo y que no fuera únicamente a unas pocas personas que ya conocen la cinematografía de ese país. Y claro, mostrar la cultura y los cambios culturales y sociales que experimentan y enfrentan, pensando en el presente y futuro del país y planeta. El estado de conciencia sobre la sociedad como comunidad y del planeta es realmente algo digno de apreciar y prestar atención constantemente”. Veamos qué fue lo que eligió.

El primer día será el turno de La niña que salvó mi vida (2016), un documental que muestra el viaje del director Hogir Hirori, quien deja a su esposa embarazada en Suecia y vuelve a su Kurdistán natal a retratar los destinos de cientos de miles de personas que huyen de Estado Islámico.

El miércoles será el turno de Buena gente (2016), la historia de un grupo de jóvenes refugiados de la guerra en Somalia que terminan en un pueblito rural sueco y forman el primer equipo nacional de bandy, un deporte similar al hockey sobre hielo.

Para el jueves está prevista la exhibición de Verano eterno (2016), que nada tiene que ver con aquella ficción argentina y mucho con una película de carretera llena de sueños, amor, pasos en falso e ilegalidad. Pensándolo bien, tienen bastante que ver.

El cierre, el día viernes, será con Somos las mejores (2016), que cuenta el periplo de tres jovencitas de 12 años que en 1982 deciden formar una banda de punk en Estocolmo, sin tener instrumentos ni saber tocar. Este último es el preferido de Regules. “Me gusta la sensación final con la que te deja. Las ganas de la aventura y sus recompensas. La amistad y lealtad entre las niñas. Y la importancia de cuidar, apostar a cada generación de jóvenes pensando en el futuro”.

Más allá de Bergman

También conversamos con Jim Larsson, director del ICSU. En sus propias palabras, el instituto es “una asociación sociocultural independiente, cuyo objetivo es fomentar el intercambio cultural entre Suecia y Uruguay”. Además de este ciclo y de ofrecer cursos de sueco, organizan “proyectos artísticos y culturales como conciertos, exposiciones de arte y ferias de libros, a menudo en coordinación con otros países nórdicos”.

Sobre el cine de su país, cuenta que este año comenzó a implementarse “una nueva política cinematográfica, con una visión basada en calidad, amplitud, diversidad e igualdad, y una producción que contribuye a fortalecer la libre expresión y el diálogo popular”. Para este año el Estado sueco apoyó a su industria con 65 millones de dólares.

“Para un país chico, con un idioma de alcance relativamente pequeño, la inversión en la cultura nacional tiene alta prioridad y un especial significado, sobre todo cuando solamente 15% de los largometrajes estrenados en 2016 eran de origen sueco; la mayoría eran norteamericanos y sólo ocho de América del Sur”.

Las 800 salas llevan casi 18 millones de espectadores por año, cifra que se mantiene estable aun cuando 95% de las películas se mediante plataformas digitales. “El consumo de películas aumentó sin afectar la ‘salida al cine’, que sigue siendo una actividad pensada y social”, reflexiona Larsson, quien habla de la “nueva ola” de cine sueco: “El rol dominante del maestro Ingmar Bergman no fue nada fácil de reemplazar. Sin embargo, hoy figuran varios cineastas que marcan una nueva expresión, sin dejar la tradición visual y crítica al presente que Bergman marcó”. Destaca a tres de ellos: Ruben Östlund, quien este año estrenó The Square y ganó la Palma de Oro en Cannes; Roy Andersson, con un estilo visual único que le valió el León de Oro en Venecia en 2014, y Amanda Kernell, premiada por el Parlamento Europeo con el premio Lux Prize.

Remata: “Lamentablemente, no existe en Uruguay un canal que permita apreciar el arte cinematográfico sueco actual. Sin embargo, el instituto ha obtenido el acceso a una cantidad importante de películas recientes, que esperamos poder exhibir en diferentes salas y festivales durante el próximo año”.