En tiempos en que, con las posibles excepciones de Titanic y La lista de Schindler, todas las películas con cierto éxito comercial tienen su secuela, era lógico que Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014) tuviera su segunda parte con el mismo elenco y el mismo director. Después de todo, fue una apuesta moderada de la empresa Marvel en un principio, que se la jugó a hacer un film con algunos personajes de su escudería no tan conocidos como otros, y que terminó siendo una de las películas más divertidas y entrañables de la marca, inscribiéndose ya con varias secuelas en su cronograma.

A medio camino entre el cine de superhéroes tal como se ha definido en esta década (efectos especiales deslumbrantes, multitud de personajes ambiguos, interconexión de sus distintas películas en un universo cinemático) y la ciencia ficción de aventuras heredera de Star Wars, los Guardianes de la Galaxia corrieron originalmente con la ventaja de no ser demasiado conocidos y poder amoldarse al formato de los viejos westerns sobre grupos de mercenarios heroicos. Se apoyaron en el carisma persistente de Chris Pratt como Starlord, el líder de una serie de personajes extravagantes que incluyen un mapache malhumorado y genial en lo científico, una asesina de piel verde y un árbol animado —el otrora enorme y lacónico Groot, ahora en formato bebé—, además de una banda de sonido de oldies de soul y rock de los años 70 que terminó convirtiéndose en una de las armas secretas de la película.

Ahora Starlord y sus compañeros viajan para reconstruir la fragmentada historia personal de este vagabundo/justiciero interplanetario, lo que los llevará a encontrarse entre nuevos aliados y enemigos, y con algunas leyendas cinematográficas del cine de acción como Kurt Russell y Sylvester Stallone.

Esta segunda entrega introduce algunos personajes conocidos para los afectos a las historias de Marvel, como la telépata Mantis o los casi todopoderosos Celestiales, pero la propuesta esencial es repetir el esquema y la química desarrollada entre sus exóticos personajes, orbitando una vez más alrededor de una formidable banda de sonido. Se puede decir que es más de lo mismo, pero cuando lo mismo funciona bien, no es poco para una de las sagas de puro entretenimiento más atractivas que hay en la vuelta.

* Dirigida por James Gunn. Estados Unidos, 2017. En todos los complejos de cine, tanto en versiones subtituladas como dobladas.