El invierno llegó ya hace algunas semanas, pero la séptima temporada de Game of Thrones, posiblemente la serie más impactante y comentada de la televisión mundial, se atrasó un tanto este año. Para peor, se anuncia que tendrá tan sólo siete episodios, es decir, tres menos que en las seis temporadas anteriores. Sin embargo, aunque puede sonar frustrante para los adictos al mundo de Westeros creado por George RR Martin, la duración en minutos va a ser bastante similar a la de los años anteriores, ya que la mayoría de los episodios superan la extensión promedio (50 minutos) de los de otras temporadas, y el último tendrá casi una hora y media. De cualquier forma, los fanáticos han hecho sus cálculos y el total de minutos de esta séptima temporada será un par de horas inferior al de las que la precedieron.

La incertidumbre sobre lo que tratará la serie este año es absoluta, ya que los acontecimientos de la versión televisiva ya han superado en su trama a los de los libros editados por Martin. Obligatoriamente, los guionistas se adentraron en aventuras —y sin dudas, muchas muertes— a las que aún no se llegó en las novelas, de las que faltan dos para completar el ciclo previsto por el escritor. De momento, en los avances gráficos de la serie HBO le dio un particular énfasis al oscuro Rey de la Noche —el monarca de los caminantes blancos, esos zombis helados que amenazan el mundo de Westeros—, por lo que se puede intuir que finalmente comenzará la batalla final entre el mundo de los muertos y el de los vivos, entre el hielo de los caminantes y el fuego de los dragones, que se viene pronosticando desde hace siete años.

La producción ha anunciado ya que este será el penúltimo año de la serie, cuya conclusión está prevista para 2018. O sea que este domingo, en cierta forma, comienza una larga despedida de un programa que ya pasó a la historia grande de la televisión —y que actualmente es el mayor activo de HBO— y que, tal como lo había hecho El señor de los anillos en el cine, introdujo en forma masiva el género de la fantasía heroica en la pantalla chica. Además, marcó varios hitos en términos de violencia explícita, diálogos inteligentes y cínicos, sexo entre gente atractiva, traiciones en cadena y aparición de dragones.

Siete años después de su estreno, ya hay una generación de adolescentes que se han hecho adultos viendo crecer (o ser enterrados) a los Snow, los Lannister y los Targaryen, y que recuerdan episodios como “la boda roja” como si fueran importantes hechos históricos. Los actores que eran niños cuando la serie comenzó se hicieron adolescentes, y los adolescentes adultos, al mismo tiempo que el presupuesto también se hacía mayor, hasta convertirse en uno de los productos más costosos e impactantes que se hayan hecho para la televisión. Game of Thrones cambió las reglas y expectativas que se podían tener en términos de batallas, multitudes y efectos visuales; sobre este aspecto, se puede ir haciendo boca con la serie de documentales que HBO subió a su canal de Youtube, en el que se explican los procesos detrás de los costosos rodajes, realizados en España, Irlanda del Norte e Islandia, entre otras localidades de esta aventura globalizada y fascinante.

Aunque todo el mundo ya debe saberlo, igual vale la pena recordar que, digan lo que digan los meteorólogos, el invierno comienza este domingo en HBO a las 22.00.