A estas alturas ya nadie le dice “el Hombre-Araña”, como en la tosca serie televisiva que marcó el ingreso del personaje a la pantalla a fines de los años 70, pero Spider-Man sigue siendo el producto individual más exitoso de Marvel Comics, y va camino a tener más encarnaciones cinematográficas que James Bond o Batman. La que presenta Spider-Man: De regreso a casa es la tercera desde que en 2002 Sam Raimi lo llevara a la pantalla con tanto éxito que se la puede considerar el gran disparador del establecimiento del cine de superhéroes como el género más exitoso de Hollywood y el resto del mundo.

A pesar del boom comercial, continuado en dos secuelas, el Spider-Man de Raimi, interpretado por Tobey Maguire, nunca llegó a convertirse para los fans y para la casa Marvel en la representación ideal del personaje (demasiado amanerado, hipersensible y quejoso en relación al espíritu humorístico de la creación de Stan Lee y Steve Ditko), y a pesar de sus dos secuelas, ese Spider-Man nunca se integró al Universo Cinemático de Marvel. El personaje fue relanzado en 2012 como El Asombroso Spider-Man (Marc Webb), con la intención de darle una orientación más “oscura”, dirigida a adultos. Aunque le fue bien en la taquilla, la elección del orejudo y alto Andrew Garfield para el rol principal pareció un error de casting, y las críticas en general fueron de tibias a malas. Pero en 2016 se lo presentó discretamente en una tercera encarnación —ahora a cargo del joven actor inglés Tom Holland—, como un personaje secundario de Capitán América: Civil War, y se robó la película con lo que parecía ser el tono y la interpretación perfectas que los amantes del cómic original imaginaban para Peter Parker.

Obviamente esta versión tenía que tener su película propia. Así llega Spider-Man: De regreso a casa, dirigida por Jon Watts, que ya desde el nombre anuncia su intención de devolver al personaje a un terreno más amable, familiar y humorístico. Para eso, no sólo se recurre nuevamente a Tom Holland, sino que se le pone a su lado al perfecto Tony Stark/Iron Man de Robert Downey Jr, junto a otras estrellas como Marisa Tomei y Donald Glover, y enfrentándolo al villano El Buitre, interpretado por Michael Keaton. Es decir, una vez más tenemos a un Spider-Man adolescente y en plan comedia, acompañado por Iron Man.

La película viene precedida por buenas críticas y está orientada a todo público (en contraposición con el tono violento de las últimas de Marvel, como Deadpool y Logan), en lo que se puede considerar una propuesta obvia y globalizada, pero no por eso poco atractiva, para chicos, medianos y grandes en estas vacaciones de julio. Está en versión doblada y en su inglés original en todos los complejos de cine.