No es frecuente que haya obras de teatro para niños fuera de la abigarrada temporada de las vacaciones de julio y —en menor medida— las de setiembre. Por eso, la reposición, los domingos de agosto, de la obra El baúl de Pandora es una muy buena noticia. Además, se trata de un espectáculo que incorpora elementos de suspenso y terror (en dosis e intensidad apropiadas para el público infantil, por supuesto), matizado con humor.
La obra se enmarca en la saga Secretos del abuelo, de Mario Erramuspe, que tiene como protagonistas a cuatro adolescentes que descubrirán secretos escondidos en un viejo diario del abuelo de uno de ellos. Dirigida por Julieta Lucena e interpretada por el elenco de la compañía Aranwa, El baúl de Pandora ahonda en los temores que es necesario superar para emprender una aventura y en el valor de la amistad. Con ella conversamos.
¿Por qué una obra para niños dentro del género del suspenso?
Teníamos un fuerte interés en desplegar una historia que no subestimara al público infantil y que, por el contrario, invitara a un recorrido por diferentes escenarios, tanto concretos como simbólicos, habilitando la emoción, la curiosidad, la sorpresa y la reflexión, pero atravesados por un clima de tensión activa que tuviese a los niños y adolescentes, entre empatía y carcajadas, sentados al borde del asiento, sabiéndose parte de la aventura de los personajes, que a su vez son ellos mismos niños-adolescentes recorriendo los laberintos emocionales que nos habitan. Porque es eso: el suspenso está impregnado en la cueva que recorren, en el baúl que descubren, pero sobre todo en las emociones humanas que en él —y en cada uno de nosotros— se esconden.
¿Se dirigen sobre todo al público adolescente o también a los más chicos?
Los personajes están en ese momento transitivo entre la niñez y la adolescencia, y esto habilita la empatía con público de ambas edades. Los personajes, más allá de sus edades, se caracterizan por el rol que ocupan en el grupo, y esto genera una complicidad instantánea con el público, infantil y adolescente, pero también adulto. Es una obra atravesada constantemente por el humor y por la risa, que acompaña incluso los momentos de mayor suspenso e inquietud. A su vez, trata una temática mitológica, que puede ser más o menos comprendida a nivel intelectual, pero que al impregnar la historia entera, termina siendo incorporada de modo más o menos consciente. De modo que la obra apunta a niños, adolescentes y también a los padres, confiando en que cada uno se verá afectado por ella a su manera.
Me llama la atención que se propongan mantener la obra en cartel una vez finalizadas las vacaciones de julio.
A nosotros también. En realidad, nos llamó la atención la desaparición abrupta de todas las demás obras que estuvieron en cartel durante las vacaciones. Todos los años es así. Las vacaciones son el momento de auge del teatro para niños, pero creemos que no tiene por qué ser el único. Apuntamos a que este espacio se sostenga, para los niños y para los padres, como una posibilidad más integrada a la dinámica semanal familiar.
¿Qué destacarías de la obra?
En primer lugar, la calidad de las actuaciones de los actores y de los vínculos de los personajes, y el funcionamiento de la pandilla. Son personajes y vínculos chispeantes, con diálogos y gestos pícaros y sensibles, que reflejan ese tipo de amistad que todos tuvimos, tenemos o quisimos tener. En simultáneo, la irrupción de los personajes más “oscuros” que salen del baúl pero que viven en toda la humanidad y que hacen cuerpo en estos personajes, con los que desde el primer minuto nos identificamos y a los que queremos, y que vienen a traer un mensaje claro para ellos, para nosotros, para todos. Por otra parte, las luces y el sonido tienen un rol importantísimo, casi coprotagónico, potenciando la vivencia y, sobre todo —punto indispensable que fue eje del trabajo desde el primer momento—, potenciando y habilitando el despliegue de la imaginación del público, apostando al contagio de la creatividad, que nos mantenga atentos, presentes y nos despierte.
El baúl de Pandora. Domingos 6, 13, 20 y 27 de agosto a las 16.00. La Gringa Teatro (18 de Julio 1236). Reservas: [email protected], 29032744.