“Me genera una cosa rara porque odio las vueltas de las bandas. Me parece que no dan. En este caso es volver a interpretar una música que fue hecha hace tiempo, pero con otra gente”, dice Nico Barcia, ex cantante y guitarrista de Chicos Eléctricos, que aclara que el espectáculo que llevará al frente hoy a las 21.00 en La Trastienda –con entradas generales a $ 400– no es una vuelta de su banda. El nombre del show lo termina de dejar muy claro: Nico Barcia presenta Chicos Eléctricos.
El grupo se fundó en 1991 y se esfumó hace casi dos décadas. Este “homenaje” no va a tener a todos los integrantes originales, que fueron varios en diferentes períodos. De todos modos, algunos de los auténticos Chicos estarán presentes como invitados especiales: Leonardo Manganelli (baterista entre 1997 y 1999), Federico Fernández (baterista entre 1991 y 1994), y Germán Mazzei (guitarrista entre 1996 y 1999). Además de Barcia, el único que aguantó estoico los ocho intensos años de la banda fue el bajista Gabriel Barbieri, que decidió no participar en el show, porque, según Barcia, con el correr de los años se distanciaron, aunque –otra aclaración– “no necesariamente mal”.
“No todos los gurises que formaron parte de la banda están de acuerdo con tocar el pasado. Si bien no lo comparto –obviamente, porque estoy haciendo esto–, lo tengo que respetar. Es una visión de dejar todo así y no tocarlo más, porque sería una especie de profanación. Pero no considero que lo sea. Pienso que es una fiesta y la música está para ser tocada, por eso no congeniamos mucho. Tampoco hubo grandes dramas. Los locos no están y estoy yo con esta banda y con los gurises que se colgaron”, cuenta Barcia.
La banda reunida especialmente para la ocasión y que tocará material de los cinco discos de Chicos Eléctricos está integrada por Nacho Echeverría (Buenos Muchachos) en bajo, Juan Chao (JRoots, Max Capote) en batería y Luis Machado (ex Motosierra) a cargo de las seis cuerdas, que vino de España especialmente para la ocasión.
Algunos que vivieron la época de los Eléctricos, un hueco de transición del rock uruguayo en el que no pasó mucho comparado con la posdictadura (1985-1989) y la Pilsenrockmanía (primer lustro y monedas de este siglo), se refieren a la banda como de “culto”, como el entusiasta que escribió la entrada de la banda en Wikipedia; aunque, como es lógico, a Barcia le da “un cacho de pudor” decir que su banda es de culto, un mito o afines. Pero cree que se ganó ese sitio a fuerza de shows en vivo (a los que recuerda “muy poderosos”), discos y canciones. “A mí no me queda muy claro qué es ser de culto. Lo interpreto como que se refiere a una banda con poca infraestructura y poco apoyo que logra tener un lugar que resulta curioso”, reflexiona el músico.
Para Barcia el toque de hoy de noche es una oportunidad para poner sobre la mesa la música de su banda “bien tocada” y en una sala que suena como corresponde, en condiciones profesionales, para los jóvenes que nunca los vieron en vivo –en Juntacadáveres, por ejemplo, que Barcia admite que es un lugar que con los años se ha “inflado un poco”– y sólo los conocen por los discos, que nunca fueron reeditados y están colgados en la jungla de la red gracias a otros entusiastas como el de Wikipedia. “Vas a Youtube, buscás un tema de los Chicos Eléctricos y capaz que suena como el culo y está masterizado recontra mal o se corta. Son esfuerzos de particulares que quieren compartir la música pero que no tienen el trabajo que deberían tener”, aclara Barcia.
Si bien la banda surgió en la misma época que otras que siguen al pie del cañón, como Trotsky Vengarán y La Trampa, Barcia piensa que su grupo siempre fue por otro carril de lo que se suele llamar “rock uruguayo”, tanto a nivel sonoro como conceptual, porque no tenía las mismas inquietudes que la mayoría. “Era como si fuéramos de otro lugar, pero estábamos acá. Escuchábamos solamente música gringa. Estábamos en otra, recontra en otra”, insiste Barcia.
Esa visión estética hacia afuera se hizo carne hasta en la instrumentación: dos guitarras eléctricas, bajo y batería. Nada más. A los Eléctricos nunca les fue la fusión latina. Para Barcia, las bandas de rock nuevas que son más poperas transmiten un sentimiento “para arriba”, como para corear en estadios, y no ve que la música de su ex banda pueda servir para eso. Pone como ejemplo la letra de la riffera “Alcohol alcohol”: “No te rías, no te rías, / que acá no hay final feliz. / Todo el día laburando, / y todo ¿para qué? / Tres pesos cagados / mirá lo que hay que hacer”.
“Eso no lo vas a cantar copado en un estadio”, concluye Barcia.