Netflix comenzó a compartir, cada viernes, un nuevo episodio de la tercera temporada de The Good Place, que también lidia con lo que ocurre después de que estiramos la pata. Esta brillante comedia pergeñada por Michael Schur tuvo una primera tanda de episodios que terminó con una muy inteligente revelación y una segunda tanda que se aprovechó de ello para seguir contando buenas historias.

Este año, como se anticipaba al cierre de la temporada anterior, tenemos un giro al mejor estilo de Lost, aunque esta vez da la impresión de que los guionistas saben lo que están haciendo en lugar de improvisar sobre la marcha y hacer creer a los fanáticos que “todo está fríamente calculado”. Cuando en The Good Place aparece una jirafa, es porque hay una sencilla explicación.

Los primeros episodios muestran al elenco luchando por reconstruir la mecánica de grupo y eso hace que por momentos la calidad sufra un pelín, pero hay suficientes ideas en cada envío como para mantenernos atentos a lo que ocurre. No sean como Chidi y tomen la decisión de seguir mirando esta comedia.