Parece difícil de creer, pero hace algunos años Marvel, la segunda mejor editorial de cómics de superhérores y propietaria de una de las sagas cinematográficas más taquilleras de la historia, tenía problemas de dinero. Que es una forma bonita de decir que estuvo a punto de fundirse. Una de las formas de inyectar dinero a las arcas fue la venta de los derechos de adaptación de sus personajes a la gran pantalla, cosa que hizo a diferentes compradores interesados. Los detalles de cómo algunos de estos derechos fueron cambiando de manos son complejos como para volcarlos en pocos caracteres; lo importante de entender es que en la actualidad, sus superhéroes y supervillanos quedaron divididos en dos estudios (bueno, técnicamente en tres, pero nadie termina de entender lo que pasa con Universal Pictures).
De un lado está Disney, que no solamente compró a Marvel en 2009, sino que está firmando los últimos papeles para comprar Fox. Así que todos los Avengers y sus películas derivadas ya no tendrán inconvenientes en cruzarse con los X-Men (incluyendo a Deadpool) y los Cuatro Fantásticos.
Del otro lado está Sony, propietaria de los derechos de Peter Parker, el increíble Hombre Araña y todos los personajes de “su mundo”. Desde la tía May hasta Mary Jane, desde J Jonah Jameson hasta el Duende Verde. Desde el Doctor Octopus hasta un peligroso simbionte extraterrestre llamado Venom.
En medio de ambos hay un alto alambrado, que Spider-Man puede atravesar gracias a la agilidad que le dio la picadura de una araña radioactiva y gracias a que los de Sony no son ningunos giles y saben que Marvel Studios crio fama de hacer las cosas bien y los espectadores creen que todo lo asociado con Marvel Studios estará bien antes de que empiece a filmarse. Por eso Peter apareció en Capitán América: Civil War y Avengers: Infinity War, y por eso Iron Man apareció en Spider-Man: De regreso a casa. Una mano lava la otra y las dos recogen montañas de billetes.
El renovado interés en el joven Parker y la moda de Hollywood de que cada proyecto pochoclero sea parte de un Universo Pochoclero Compartido (si hasta quisieron armar uno con Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo y la Momia) llevó a que Sony anunciara varios proyectos protagonizados por propiedades intelectuales del Spider-verso.
Sin ir más lejos, a fin de año llega Spider-Man: un nuevo universo. En esta aventura animada que busca alejarse un poquito del estilo de Pixar y sus perseguidores, Miles Morales es un joven Hombre Araña que descubre otras versiones de diferentes realidades, incluyendo al increíble Cerdo Araña (no confundir con la mascota de Homero Simpson). También se mencionó una película de Silver Sable y Black Cat, que luego se suspendió en favor de una película de Silver Sable y una de Black Cat.
Antes de todo eso, inaugurando la familia de películas del Spider-verso “adyacentes” al Universo Cinematográfico Marvel, se estrenó este jueves Venom. Allí, Tom Hardy vuelve a interpretar a un personaje de cómic –después de haber sido Bane en El Caballero de la Noche asciende (Christopher Nolan, 2012)– y se transforma en Eddie Brock, el periodista que cruza su camino con un ser de otro mundo que le da poderes pero que poco a poco comienza a controlar sus acciones. O al menos así fue siempre la historia en los cómics.
Todo comenzó en mayo de 1984, aunque pasarían unos meses hasta conocer el origen del “traje negro” del Hombre Araña. Durante un gran evento llamado Secret Wars, Peter Parker se encontró con una extraña máquina capaz de cumplir su deseo de adquirir un nuevo traje. El nuevo diseño, tan sencillo como efectivo, tenía sus ventajas: se transformaba en vestimenta de civil, por lo que no había necesidad de andar cambiándose, y tenía telarañas ilimitadas.
Claro que nada es gratis en la vida. Aquella sustancia oscura era en realidad un ser vivo, deseoso de quedarse pegadito al pobre Parker para siempre. Por suerte este ser era sensible a los sonidos y un par de campanazos a corta distancia le permitió a Peter cortar con esa relación tóxica.
Pero la entidad conocida como Venom no se quedó reptando solita por mucho tiempo y encontró a quien unirse. El mencionado Brock andaba en la mala por acusar a un tipo inocente de ser un asesino en serie justo antes de que Spider-Man capturara al verdadero responsable. Deprimido, se cruzó con el simbionte de marras y juntos se convirtieron en un personaje cuya primera misión fue atormentar al trepamuros, ya que había arruinado la existencia de las dos mitades.
Desde entonces han ocurridos muchísimas cosas con Venom en el cómic. Es digno de mencionar que su popularidad se disparó en los años 90 y su rol fue cambiando de villano a antihéroe, encabezando su propia miniserie llamada Protector letal, como para que los niños pudieran hinchar por él mientras mostraba sus dientezotes a quien se le cruzara por el camino.
El simbionte cambió varias veces de cuerpo huésped, y estuvo varios años adosado a Flash Thompson, el bully del liceo de Peter Parker. Y como el cine es el que manda, en los últimos meses Brock volvió a ser el infeliz destinatario de esta masa pegajosa y pendenciera.
Hay un último hecho destacable de su biografía, y es que Venom ha tenido descendencia. Así como lo leen. Algunas partecillas se desprendieron de la pegajosa masa madre creando nuevas masas pegajosas aun más pendencieras, que se adosaron a gente muy jodida, creando villanos como Carnage. Carnage es una forma de tener un Venom villano sin perder al Venom antihéroe que tantas historietas ha vendido.
La película de 2018 no marca la primera presencia de Eddie Brock ni del simbionte en el cine, por más de que ustedes hagan fuerza para olvidarlo. Retrocedamos a 2007, cuando Sam Raimi venía de dos entregas muy bien recibidas por la crítica y el público de Spider-Man, más allá de las diferencias que uno pudiera tener con el casting. Hasta que llegó Spider-Man 3, que pecó de exceso de villanos y de varias escenas que podían provocar la vergüenza ajena en los espectadores, como aquella de Peter caminando por la calle con una renovada confianza debido a haberse fusionado con el simbionte extraterrestre. Allí, Topher Grace fue el encargado de interpretar a Brock y de apropiarse del bicho una vez que Parker se deshizo de él.
Los primeros comentarios sobre la nueva aventura del “protector letal” no son prometedores. Como siempre, habrá quien diga que la historia merecía una calificación “para adultos”, pero eso está de moda solamente por el éxito de Logan y Deadpool. Y estarán los que gritarán a los cuatro vientos que Marvel Studios lo habría hecho mejor, cosa que jamás sabremos.
Muchos esperaban el estreno con cínica predisposición a odiar la película y otros seguramente salgan del cine satisfechos con el resultado (muy pocos títulos tienen consenso negativo de parte de la audiencia). Así que nada mejor que formarse su propia opinión y recordar, como siempre, que los resultados pueden variar.