Publicado por primera vez en Francia en 1869, Veinte mil leguas de viaje submarino recorrió el mundo de ida y vuelta, de arriba abajo, incontables veces, y ha soportado el viaje en perfecto estado. En sus 500 páginas habita la maravilla de los universos por explorar, lo inmenso y lo pequeño, la oscuridad y la profusión de colores, la geografía de la aventura. El libro es siglo XIX desde el título grandilocuente y prometedor. Ha acompañado a numerosas generaciones de niños y sigue tan campante, invitando a recorrer el mundo fascinante de los mares de la mano del capitán Nemo, a viajar, a saciar la sed de conocer y extasiarse. La edición 2018 de Alfaguara ($ 490, con ilustraciones de Samuel Castaño) lo trae de nuevo a las bateas, en una muy cuidada colección de clásicos que incluye, entre otros, Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain; Mujercitas, de Louisa May Alcott; El maravilloso mago de Oz, de L Frank Baum. Como para poner a dialogar a las distintas generaciones desde la misma mirada llena de asombro.
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