Como tantas otras cosas para nosotros, los humanos, esta edición de Flush: biografía de un perro, de la escritora británica Virginia Woolf, entra por los ojos. Arropada en una edición muy cuidada, tiene una paleta monocromática que sólo suma el morado al negro sobre blanco de la letra impresa y de las ilustraciones de Pato Segovia, que captan el estilo de la época de edición del original, en viñetas que, mediante un trazo sutil, caracterizan a los personajes con sensibilidad para dar cuenta del gesto, de la expresión, del estado de ánimo. El libro, en tanto objeto, es una delicia: pequeño y de delicada belleza. De este modo, y tratándose de un texto de una de las mayores exponentes de la literatura del siglo XX, recorrer las páginas de esta edición de Topito es una tarea que se acomete con expectativa.

Llegados a este punto, hay un elemento de consideración ineludible: se trata de una adaptación, es decir, de una versión reducida del original. El de Virginia Woolf, aunque surgido como un guiño a su amigo Lytton Strachey, autor de biografías de personajes de la era victoriana, no es un libro para niños, una intención de la que se desmarca explícitamente esta edición en el texto de la contratapa: la reducción no busca adaptarse a un público específico, sino al formato de libro ilustrado. Es un alivio comprobarlo en esa declaración editorial y también en la lectura del texto, respetuoso del original y exento de simplificaciones en detrimento de la riqueza lingüística. Toda reducción, no obstante –permítaseme la perogrullada–, implica dejar cosas por el camino, como las descripciones y disquisiciones de carácter accesorio, y quedarse con el esqueleto narrativo sin demasiada vestidura. En la edición reducida, entonces, se extrañan pasajes que si bien no hacen al meollo contribuyen a la caracterización de los personajes o de su entorno, relatos colaterales llenos de detalles. Sin embargo, el resultado mantiene la sustancia y el estilo del original.

Así, con una mirada paródica hacia las biografías victorianas, por medio de la peripecia vital de Flush, un perro cocker spaniel, aborda la vida de sus dueños, los poetas ingleses Elizabeth Barrett y Robert Browning. El libro es una pintura de la sociedad de la época y una sátira de las costumbres de la aristocracia inglesa, mirada desde la perspectiva de un perro. A través de sus sentidos percibimos el mundo que lo rodea, a medida que él lo va conociendo: los humanos y sus normas, la libertad y los límites, la ciudad y el campo, la crueldad y el cariño, el miedo y el amor.

En este sentido, no es casual que esté privilegiado el sentido del olfato: “El amor era, sobre todo, olor; el color y la forma eran también olor; la música, la arquitectura, la ley, la política y la ciencia eran olor. Para él, hasta la religión era olor. No hay escritor que pueda describir la experiencia olfativa de un perro ante un pedazo de carne”.

Presentado en la contratapa como “imprescindible” para aquel lector al que le gusten tanto los libros como los perros, y si bien no está dirigido específicamente al público infantil, es un texto disfrutable para cualquier edad, y esta edición de Topito es bienvenida por traer a los anaqueles esta obra y, es de esperar, por generar la urgencia de leer el original y, eventualmente, el interés en adentrarse en el resto de la obra de la autora.

Flush. Biografía de un perro, de Virginia Woolf. Con ilustraciones de Pato Segovia. Traducción y adaptación de Manuel Soriano. Topito Ediciones, 2017. 70 paginas.