Hace unos días abrió sus puertas Galartija (Cooper 2127), un espacio multifuncional dedicado a los niños y adolescentes. Una gran casa con jardín alberga una librería especializada en literatura infantil y juvenil, un parque interior que sorprende por su diseño cuidadísimo, funcional a niños de edades diversas, una cafetería con una oferta saludable y amigable con los más chicos, y salas para talleres.

Al este de la ciudad y alejado del centro, donde suele ocurrir casi todo, se ofrece como una opción de disfrute para los niños en el extremo opuesto al mero consumismo. Entre voces infantiles que rompían el silencio y alguna canción de The Beatles que alguien puso en un tocadiscos que está a disposición, conversamos con Rossana Roncaglia y Virginia Mórtola.

Desde el nombre hasta cada detalle está pensado con el foco puesto en la infancia: “Del mismo modo que ‘murciégalo’, ‘galartija’ es un equívoco de la infancia que destaca la palabra de los niños. Hay una idea de que los niños y los jóvenes son los protagonistas y todos vamos a estar trabajando en torno a eso desde las distintas áreas. Lo lúdico es importante y se pone en evidencia en que el espacio más grande es el parque, y es también lo más novedoso”, dice Virginia.

“Galartija surge de la necesidad. Nosotros somos una pareja de venezolanos que vinimos a Uruguay ya no tan jóvenes con la idea de hacer una inversión que no se concretó, y como ya éramos demasiado adultos para encontrar trabajo, lo más lógico era apuntar a algo que pudiéramos hacer nosotros mismos. Además, éramos padres mayores; llegamos en invierno y una de las cosas que sentimos mucho era que terminábamos en el shopping porque hacía mal tiempo y no sabías a dónde ir con los enanos. Sentíamos esa carencia: o es aire libre o te encerrás mucho, y ganarle la guerra al PlayStation y al shopping es complicado. Pensamos que debía de haber mucha gente a la que también le gustara contar con un lugar a donde ir con los niños que tuviera más contenido que ver tiendas o entrar al cine”, cuenta Rossana.

Hubo, antes que nada, un grupo de personas que se fueron uniendo, que aportaron ideas, conocimiento y ganas: la arquitecta Mariana Ures, los diseñadores de Menini Nicola, Lucía Guidali, que fue la que hizo el parque. Virginia Mórtola, escritora e investigadora especializada en libros para niños, se incorporó para darle forma a la librería. “Se me presentaba la posibilidad de crear una librería con libertad y confianza, y con el objetivo de apuntar a la calidad. El espacio de la librería, de la misma manera que el espacio en general de Galartija, fue pensado para ser habitado por los niños”, cuenta. “Me parecía que estaba bueno crear también un blog especializado en literatura infantil, que funcionara acompasado con la librería. Además, ya que hay espacio suficiente, la idea es ofrecer talleres para niños, para adolescentes y para los adultos vinculados con la infancia y la adolescencia. La fantasía que tengo es generar movida en torno a la literatura infantil”, agrega.

La librería, enfocada principalmente en libros ilustrados, se caracteriza por la variedad y por la calidad de los títulos, que fueron minuciosamente seleccionados, y por ofrecer un espacio tanto visual como para sentarse a hojear o directamente leer. “Solemos ser muy críticos con Estados Unidos, pero tienen cosas que son envidiables: por ejemplo, el hecho de que esté bien visto que vayas a una librería, tomes un libro, lo hojees y te sientes a leerlo sin que nadie te rete por eso, algo que en América Latina no suele estar bien visto. Queríamos que el espacio fuera amable, que invitara”, comenta Rossana. “La librería tiene rinconcitos: de la oscuridad, del mar, de libros para regalar; la idea es crear y generar juegos internos para que los niños se apropien del espacio. Y que el espacio se habite”, dice Virginia.

El parque, que ofrece la vista de un enorme mural pintado por Florencia Brandino, está pensado en distintos espacios: “Uno para bebés, que está cubierto con unos almohadones especiales y adentro tiene juguetitos para bebés, instrumentos de música y unos hilitos que cuelgan; otro para los deambuladores, es decir, los que ya caminan pero todavía no están para treparse a las paredes, pero pueden subirse a la casita y tirarse por el tobogán a la piscina de almohadones, y el otro es para exploradores, para los más grandes, con exploración de alto riesgo”, describe Virginia. Ese lugar, después de las 18.00, se va a alquilar para cumpleaños infantiles.

Después de una apertura íntima, arrancaron el domingo con una actividad hacia el barrio, en la que los integrantes de Canciones Peregrinas salieron a contarles a los vecinos de qué se trataba.

En Semana de Turismo, entre otras actividades a confirmar, habrá una bebeteca con Gabriela Mirza, y ya el 7 de abril estará Vera Navrátil con un taller de Ludosóficos. Para fines de abril y principios de mayo prevén comenzar con los talleres de mayor duración, entre los que habrá fotografía para adolescentes (a cargo de Pablo Bielli) y para niños pequeños (Fernando Sosa), escritura para jóvenes (Horacio Cavallo y Virginia Mórtola), música (Marcelo Ribeiro), mindfulness (Florencia Brandino). “Incluso ya hay plan para las vacaciones de julio: va a venir de Buenos Aires la titiritera Carolina Erlich con su espectáculo Las ramas del violín, en el que la acompaña el músico Mario Gulla. La agenda se está armando”, adelanta Virginia.