Hoy, de 10.00 a 13.00, dará comienzo un ciclo de talleres para niños a partir de seis años en la librería Escaramuza (Pablo de María 1185; por más información: [email protected]; [email protected]). Dirigido por Nico Barcia, es una invitación a transitar juntos, “a dibujo y palabras, el divertido camino hacia la creación de nuestros propios héroes personales”. Autor de Mis espantajulepes (Topito, 2015; ver la diaria del 14/12/2015) y de Espantajulepes: reventando al miedo (Alfaguara, 2017; ver la diaria del 2/12/2017), Barcia comenta que Fábrica de espantajulepes se propone como “un espacio para gurises, en el que intento guiarlos, aunque sólo lo suficiente, en el camino hacia la creación de sus espantajulepes personales; un camino que tiene que ver con idear, dibujar, pintar y escribir acerca de ellos usando los miedos propios como motor”. Por otra parte, señala que estos peculiares personajes “claramente vienen, también, a cubrir una necesidad”, lo que le da al taller “cierto carácter de ‘encargo’ o de redacción de diario: si bien el ejercicio es relajado, divertido y libre, y no me meto en sus elecciones estéticas a no ser que me pidan su opinión, tratamos de no perder de vista que estamos ejecutando un encargo y que precisamos un resultado”.

Ambos libros de Barcia conjugan la idea de exorcizar los miedos cotidianos mediante una mirada entre tierna y burlona, creando estos particulares héroes monstruosos que mantienen los miedos, grandes o pequeños, a raya. “En el juego entre lo monstruoso y lo cotidiano está basado este cosmos –y quizá la vida misma–. En ese sentido, no sé si esa dualidad es patrimonio exclusivo del mundo infantil, pero es cierto que los gurises conviven con ella con naturalidad: viven de manera tan real un monstruo bajo la cama como un cumpleaños”, afirma.

El universo posible de los espantajulepes es amplísimo, en la medida en que lo que propone el autor en ambos libros tiene el potencial de multiplicarse por la mirada y la imaginación de los lectores que recorran sus páginas. Esa premisa de los miles de miedos que es necesario contrarrestar es la que sustenta la propuesta de los talleres: “El mundo de los espantajulepes es como un loop interminable, tanto y tan variado como nuestros propios miedos, que además van cambiando”. Además, “el feedback con los gurises es constante. Desde la salida del primer libro he recibido ondas de energía de su parte frente a las cuales es difícil no emocionarse, porque ellos están salvajes, explosivos y llenos de vibraciones de vida”. “Para mí todas las expresiones artísticas son un misterio. Uno nunca sabe qué formas irá tomando una nube, o si se esfumará. No sabemos exactamente cómo va a romper una ola o a dónde irá a parar una hoja de un árbol llevada por el viento. Esto se traduce en nuestras instancias de Fábrica de espantajulepes, en las que vamos develando algo que no conocemos mientras nos divertimos mucho trabajando y mirando un poco hacia adentro junto a nuestros compañeros”, apunta Barcia.