Con la exitosa trilogía discográfica de Calma (Calma, 2010; Más calma, 2012, y Calma 3, 2014) Gustavo Ripa versionó a clásicos del cancionero uruguayo y les dio una nueva personalidad. A través del sonido íntimo que transmite su guitarra con cuerdas de nailon, el músico alcanzó varios discos de platino –un hito en la música instrumental de nuestro país–. Ahora Ripa llega este jueves a la sala Hugo Balzo para presentar su nuevo trabajo discográfico, titulado SimpleMente y editado el año pasado por Bizarro.

Como si se tratara de un vinilo, SimpleMente está divido en dos partes: en la primera, el autor retoma el concepto que definió a Calma y ofrece versiones de seis canciones uruguayas (entre ellas, “Carta a poste restante”, de Jaime Roos; “Carretera perdida”,de Buitres; “Si supieras”, de Jorge Galemire, y “Vidalita fea”, de Fernando Cabrera). No obstante, en esta oportunidad el músico ofrece la novedad de interpretarlas con una guitarra de ocho cuerdas, construida por el luthier Ariel Ameijenda.

“Este es mi primer disco en incluir una guitarra de ocho cuerdas. Por lo tanto, este fue uno de los principales desafíos al momento de grabar las canciones y fue lo que me llevó más tiempo”, admite Ripa. “Tenés que adaptarte a varias cosas técnicas, como las manos, lo visual, las distancias y el tacto”, continúa. Sin embargo, el ex miembro de los grupos Rumbo y Canciones Para No Dormir La Siesta aclara: “Como la guitarra tiene dos cuerdas graves más, que están afinadas en re y en la, el instrumento también funciona como un guitarrón, lo que me brinda nuevas posibilidades sonoras”.

Para la segunda parte de SimpleMente, Ripa compuso y grabó cinco piezas para cuatro venezolano (un instrumento de cuatro cuerdas que ofrece una sonoridad más reducida que la guitarra). Unidas por un juego de palabras en el que las cinco piezas son intervenidas por el adverbio y sustantivo “mente” (“SimpleMente”, “ClaraMente”), el guitarrista se dedica a interpretar distintos géneros folclóricos locales, como la milonga y la serranera.

“Estas cinco músicas conforman un todo porque van detrás de un concepto. Son músicas secuenciales y no se apela a la súper novedad, sino que es una cosa mántrica y reiterativa”, afirma Ripa. La búsqueda de lo mántrico está basada en arpegios repetitivos que se refuerzan con detalles sonoros, como el uso de cuencos tibetanos (en “ImperativaMente”) y de sonidos de la naturaleza (lluvia, olas y viento en “SolaMente”, aves en “SimpleMente”). Para cerrar el álbum, el músico interpreta una composición del brasileño Vitor Ramil (“Estrela, Estrela”) con una guitarra de seis cuerdas.

“De alguna manera lo que yo hago es expresarme a través del instrumento”, explica Ripa. “Al momento de tocar simplemente me sintonizo, porque una vez que empezás a tocar ya no hay marcha atrás; no te queda otra que fluir y entrar en ese medio de transporte que es la música”, continúa. En cuanto al ambiente que se genera en sus recitales, el guitarrista dice: “Cuando la música se da en sincronía y en resonancia con el público, nos volvemos todos partícipes de la misma experiencia. La cosa se transforma en una experiencia colectiva. Es un privilegio”.

Buscando una nueva sincronía con su público, este jueves a las 21.00, Gustavo Ripa va a presentar SimpleMente con un recital que estará dividido en tres partes: primero realizará una sección basada en cuencos tibetanos, luego interpretará una selección de canciones de la trilogía de Calma, y finalmente tocará SimpleMente de forma íntegra. “Va a ser un concierto especial porque no acostumbro a presentarme mucho en vivo”, comenta. “Espero que sea un momento para compartir y se pueda crear esa magia de resonancia con el público”, finaliza.

Gustavo Ripa, en la sala Hugo Balzo del SODRE (Andes y Mercedes). Las entradas están a la venta por Tickantel a $ 480.