Tiene 32 años. En su cédula dice que se llama Gonzalo Deniz, pero en el ambiente de la música vernácula se lo conoce por el nombre de su proyecto artístico, Franny Glass. Empezó a cultivar canciones a los 13 años. Por eso no es extraño que esté a cargo de un taller de composición en la librería Escaramuza, que está más enfocado a las letras que a la armonía y la melodía. La idea del taller nació cuando Gonzalo daba clases de guitarra y algunos alumnos lo consultaban sobre piques compositivos. Pensó que podía trasladar el conocimiento que aprendió equivocándose muchas veces a lo largo del camino. Fue así que empezó a mirar hacia atrás en su propio proceso compositivo para entender cómo llegó a las canciones. Ese análisis le sirvió para la difícil tarea de mirar su obra desde la perspectiva actual y esbozar las diferencias.
“Quizás ahora los discos los pienso mucho más. O sea, no compongo canciones sueltas, sino que voy componiendo de a pedazos, pensando en una totalidad. Por eso creo que ahora mis discos son mucho más cerebrales. Al principio había mayor espontaneidad, pero también menor concepto, o al menos no lo hacía de manera consciente”, cuenta Gonzalo.
Pero sus discos no sólo cambiaron por la forma de componerlos; para muestra basta un clic en Spotify. Su debut en las bateas, hace diez años, fue con Con la mente perdida en intereses secretos, un disco de canciones a guitarra y voz, típico de cantautor; en cambio, en Desastres naturales (2017), su último álbum, arropó sus canciones con una banda e incluso se animó a vestir algunas con un saco electrónico. El mejor ejemplo es el tema “Con ese amor” –de altas dosis de electropop–, que si lo comparamos con aquellas primeras canciones parece de otro músico o banda, sobre todo porque no cuenta con la voz de Gonzalo sino la de Josefina Mac Loughlin, de la banda argentina Nubes En Mi Casa. El músico cuenta que todas las canciones de Desastres naturales partieron de una versión acústica –como siempre–, pero muchas cambiaron al pasarse por el filtro de la banda; no obstante, “Con ese amor” casi no fue tocada por el grupo, sino que fue armada al final, en el estudio.
“Esa canción acústica la tocaba como una chamarrita, y con la banda nunca le pudimos encontrar la vuelta, porque terminaba pareciéndose a un reguetón o algo por el estilo. Pero como apareció la posibilidad de que grabara una canción Wagner Moura, yo quería que hubiese una canción que jugara con otra voz, y que hiciera equilibrio. Entonces pensé en Josefina, y una vez que aceptó participar empecé a escuchar Nubes En Mi Casa y música que yo asociaba a lo que hace la banda de ella, como una cosa más chamber pop”, explica Gonzalo, y agrega que para él la canción quedó como “una especie de balada pop español de los 80”. “Tanta mala suerte” es el tema que canta el actor y músico brasilero Wagner Moura, que le da un toque bizarro cuando desprende versos con alguna palabra típica de estos lares, por ejemplo, “y cuando me miras caigo de jeta al lodo”.
De todos modos, más allá de las referencias internacionales, dentro del ropaje electrónico se pueden encontrar detalles uruguayos. En “Mañana sin memoria”, el tema que abre su último disco, hay un arpegio insistente que tiene en su pulso la clave del candombe. Gonzalo cuenta que empezó a intentar acercarse a algunos ritmos o géneros más locales, pero sin hacer un ejercicio de estilo. Muchas veces pensó que tenía flor de hallazgo en la guitarra, tratando de emular algún ritmo autóctono, y después se dio cuenta de que eso ya estaba en un disco de Dino o de Jaime Roos.
Gonzalo, bah, Franny Glass, se presentará el jueves a las 23.00 en Bluzz Bar (Canelones y Ciudadela) –venta de entradas en la puerta– sólo a voz y guitarra, cosa que no hace muy seguido desde que anda con banda. Así que será una oportunidad para volver a escucharlo en el formato con que nació su proyecto. “Tocar a guitarra y voz me da la libertad de ser un poco más caprichoso a la hora de elegir las canciones, y también da la posibilidad de repasar un poco el repertorio de mis discos anteriores. Y después están las versiones de Desastres naturales, que quizás sea mi disco más difícil de tocar a guitarra y voz, pero al mismo tiempo originalmente esos temas eran acústicos, así que será un rencuentro con el origen de la composición”, dice Gonzalo.
Entre las canciones más populares de sus anteriores trabajos anda “Hoy no quiero verte nunca más”, que en Spotify tiene más de un millón de reproducciones, despegada del resto. Gonzalo esboza una teoría sobre el éxito del tema: “Esa canción creo que estuvo en alguna especie de playlist de indie latinoamericano o algo así, y por eso tuvo un montón de reproducciones, que todavía estoy averiguando cómo se cobran”.