“¿Qué pensás si te decimos que ningún pibe nace cheto?”, se preguntan Natalia Casielles y Juan Gabriel Miño, dramaturgos, actores y directores de una obra argentina que indaga nociones como la construcción de la niñez, la familia, las clases sociales, el bombardeo mediático, la propaganda política y los vaciamientos de discursos. Es que Ningún pibe nace cheto se inspiró en una escena puntual: el momento en que Mauricio Macri, triunfal, improvisa un baile en el balcón de la Casa Rosada, bajo la atenta mirada de su madre, su esposa y su hija. Y así es como Casielles y Miño se propusieron cuestionar los paradigmas desde el humor, invitando a leer de una manera distinta los juegos del poder que se suceden en la vida, desde la familia hasta el mundo de la política. Por eso, en la obra dos personas se preguntan por qué es tan potente la imagen de una niña, y cómo se llega a construir un discurso presidencial a partir de un karaoke de cumbia. De modo que la pregunta inicial se difumina en varias más: “Una niña, muchas niñas, la belleza, la familia, la felicidad, las fotos, ¿por qué atraen tanto las niñas? Las propagandas, la política, el vaciamiento del discurso, los karaokes. ¿Por qué se utiliza a una niña para una fórmula política? Los pensamientos, los spots, los programas de televisión, las entrevistas, los comerciales, los santos paganos. ¿Por qué una niña distrae tanto?”.

Esta puesta, que rastrea la raíz ideológica de muchas situaciones vividas como triviales, se presentará el próximo viernes, sábado y domingo a las 19.30 en la sala Zavala Muniz del teatro Solís. Entradas en Tickantel y boletería del teatro a $ 350.