A lo largo de su obra, Gabriel Calderón ha explorado temáticas como el parricidio, la memoria y el exterminio, pero también la violencia, el abuso y la perversión. Después de cinco años, hoy a las 20.00 –en la sala Verdi– el dramaturgo vuelve a estrenar un espectáculo. ¿Un círculo que se cierra? ¿O que vuelve a abrirse? Lo seguro es que el drama no se detiene: If, festejan la mentira (interpretada por Gloria Demassi, Dahiana Méndez, Carla Moscatelli, Giselle Motta y Gustavo Saffores) presenta a una familia que pierde a su abuelo y que se enfrenta a inagotables dificultades para ofrecerle un entierro digno.

Con esta puesta, Calderón continúa avanzando en su pentalogía (antes estrenó Ex, que revienten los actores, 2012; Or, tal vez la vida sea ridícula, 2010 y Uz, el pueblo, 2005), y se propone indagar en la libertad que existe para preguntarse, reír o llorar sobre temas que nos son urgentes. Para eso, pensó en el cruce de elementos de ciencia ficción con escenas de la vida cotidiana, que habilitara un quiebre en el devenir del relato. Según adelantó en su momento a la diaria, If... será una obra en cinco partes: cada una contará con una forma, un lenguaje y un estilo de actuación distintos, unidos por un núcleo central, que es la imposibilidad de enterrar al abuelo.

La actriz Carla Moscatelli dice que la obra abarca muchos temas, y lo hace desde “esa oscilación entre llanto y risa que tanto caracterizan a las obras de Gabriel”. Cree que este es el modo más sano y efectivo de acercarse a esa serie de temáticas escabrosas de las que tanto cuesta hablar. If..., agrega, habla de lo que recibimos como herencia, de lo que nos es legado: “La plata y lo que hacemos por plata, fundamentalmente el vínculo entre el arte y el dinero, las creencias, la familia; la mentira en la que vivimos, lo que creemos que es verdad y es mentira”.

Para la reconocida actriz se trata de una obra de mucha energía y vértigo: “Te diría que no da respiro, y en esa clave de humor y drama nos hace enfrentarnos y cuestionarnos sobre diferentes asuntos. Se podría decir que la obra es contada a través de diferentes momentos o engaños; el if como el ‘si’ condicional. ¿Qué pasaría si las cosas fueran de otra manera? Frente a un mismo hecho cambian las dificultades”.

Considera que lo que une a esta pentalogía es el elemento fantástico, y recuerda que en Uz Dios ingresaba al espectáculo; en Or el elemento fantástico eran los extraterrestres, y en Ex los cambios de tiempo. “El de esta obra no lo puedo revelar, pero sí puedo decir que atraviesa toda la trama dándole unidad”, señala.

Desde el primer momento el director planteó su interés en que la actuación se destacara por su solidez y contundencia. Por eso, el elenco transitó distintos modelos de interpretación, “que fueron bien diferentes entre sí” y abarcaron desde lo contemporáneo a lo clásico “sin graduación, abruptamente”. Esto, dice Moscatelli, exige y desafía al actor, que debe estar concentrado y en alerta, porque es imposible “hacerlo a medias”. Para ella se trata de un cruce de gimnasia y maratón, porque “es demandante y a la vez placentero. Para mí ha sido eso: una búsqueda, una exigencia y un placer, además de compartir con compañeros sumamente talentosos y generosos”, señala, y agrega que Calderón “sabe generar pistas e hilos que te permiten llegar a lo que es mejor para la obra, a la vez que potencia tus habilidades”.