“La palabra como juego, la música como juguete y el cuerpo como instrumento”. Así definen su propuesta Lucho Milocco, Eva Harvez y Cássio Carvalho, dos argentinos y un brasileño radicado en Argentina que conforman la banda de música para niños Pim Pau, revelación tanto por el interés de su propuesta como por su rápido crecimiento: desde que en 2016 publicaron su disco debut, Recreo, se presentaron en teatros y festivales de Argentina, Chile, Colombia, Uruguay y Brasil, al tiempo que sus videos acumulan millones de visitas en Youtube y sus canciones son escuchadas y utilizadas con fines educativos en diferentes países de América y Europa.
En junio habían estado en Montevideo, y ahora regresan para presentar su nuevo disco, Corazón de crianza.
Provenientes del ámbito docente, los integrantes de Pim Pau combinan el interés y la reflexión en torno a esa actividad con la investigación musical. Su trabajo tiene un fuerte anclaje en el juego y en el ritmo, y apuesta a desmontar las fronteras interdisciplinarias e intergeneracionales, integrando lenguajes artísticos diversos. “La idea es buscar una sonoridad que convoque, que no deje afuera al niño. Hay una búsqueda desde la estética sonora y desde la estética visual. La idea es que seamos adultos lo más parecidos a los padres, que son los que acompañan la crianza. También encontrar una estética sonora que trate de borrar lo que está fragmentado. No hacemos la separación entre música infantil y música adulta”, resumía Eva en diálogo con la diaria en su anterior visita a Montevideo.
Su repertorio incluye tanto canciones propias como reversiones. Explotó en 2014 cuando subieron una versión con una fuerte base percusiva de “Pollito pío”, su clásico tema “La mascota”, que se hizo viral. En Recreo se habían dado el gusto de compartir registro con Luis Pescetti en la canción “Caballito de mar” y con los cubanos Dúo Karma en “El yaguareté”. Esos encuentros son índice de la existencia de una comunidad de creadores para la primera infancia que comparten sintonía y una mezcla de respeto y amor por su público. En su segundo trabajo discográfico participan como invitados Kevin Johansen, el grupo brasileño Trii y la colombiana Hitayosara Ojeda. “Corazón de crianza es ese tambor vivo, ese compás biológico, este tiempo anímico que habitamos cuando jugamos, el tiempo donde el corazón acelera y la vida pulsa”, definen los músicos, según consigna Página 12. Fieles a su esencia de jugar con el ritmo, en su nuevo disco se la juegan con una versión de “Adivina adivinador”, de la gran María Elena Walsh, en “Arigató” saludan en 16 idiomas, juegan con los sonidos de una cuerda de tambores en “Toca el tambor” y hacen una preciosa versión de “Samba lelé” tocada con bloques y bolos de plástico como único elemento percusivo.
En el nombre del nuevo disco juegan con la polisemia de las palabras: refiere a la crianza pero también al niño (criança en portugués, una raíz lingüística y musical evidente en la banda). “Pero basta verse en la situación de acunar a un bebé para que surja ese lenguaje que es humano. Nadie dice: ‘no, no puedo acunar porque no sé cantar’. Aparece. Por eso Corazón de crianza es también esa crianza que uno lleva adentro, que no se pierde, y que surge con su propio pulso”, comenta Cássio en Página 12. Por un lado similar iba Eva cuando le comentaba a la diaria: “Trabajar con las infancias es algo que nos inspira muchísimo. Estás en un estado... la palabra que me sale es ‘despierto’... te ayudan a estar ahí muy atento, te sacan del lugar acartonado y te obligan a estar presente. Para mí eso es muy inspirador. Es eso: la presencia”.