Cuando hay tanto para ver y tantas posibilidades de hacerlo, uno genera criterios de selección muchas veces caprichosos para no sobrecargarse. Uno de los que utiliza quien suscribe es no ver remakes. Si hay oportunidad, ver la película original y sólo atender la nueva versión si el original es inencontrable (lo que pasa muy rara vez) o si han pasado muchos años desde su aparición (pongamos 50 como mínimo). Ahora, otro de mis criterios caprichosos es “ver todo lo que haga Frank Grillo”, ya que se ha constituido en uno de los más interesantes actores involucrados en el cine de acción.

Así que, ante este nuevo estreno de Netflix, remake de la película (poco más que correcta) francesa À bout portant (2010), chocaron los dos criterios. Y claramente, como esta reseña lo indica, ganó Grillo a las piñas y patadas.

La historia continúa siendo esencialmente la misma: una madrugada cualquiera ingresa en un hospital un delincuente herido durante un crimen (Grillo). Entonces, un enfermero (Anthony Mackie) es obligado a sacarlo del hospital cuando los cómplices del primero secuestran a su esposa embarazada.

Se sabe que los remakes, y especialmente los estadounidenses, “edulcoran” la trama original y esta no es la excepción. No es Grillo un delincuente común, sino uno que buscaba denunciar a policías corruptos (que resultan ser los verdaderos villanos) y en verdad no lo vamos a ver cometer acto de “maldad” alguno. No alcanza con que Mackie sea un enfermero, así que es un estudiante avanzado de medicina a punto de recibirse. No hay una pura historia de venganza, sino que el relato incluye la redención.

Pero lo que también es cierto –y tampoco es esta la excepción– es que los gringos tienen muy pero muy claro cómo se hace una película de acción, por lo que Point Blank –cuyo título replica el que usó el original francés en su estreno en Estados Unidos pero recuerda también a la tremenda película del mismo nombre protagonizada por Lee Marvin en 1967– supera a la película en la que se basa y aporta una escasa duración (86 minutos) frenética e intensa. La acción no se detiene tras el comienzo con la fuga de Grillo y Mackie (con muchísima química, reproduciendo su cruce en el Universo Marvel, donde uno es Crossbones y el otro Falcon) y la inmediata persecución que hace de ellos la policía interpretada por una divertida Marcia Gay Harden.

Así, con poco más que unas buenas escenas de acción, protagonistas carismáticos y un cierre austero y muy coherente –que homenajea incluso cierta estética de película de acción setentera–, Netflix se anota un porotito dentro de una grilla de películas que siempre se antoja escasa. Palabras aparte merece la principal adición de este remake, que es el gángster cinéfilo interpretado por Markice Moore (que se revela, en otro homenaje a una época más feliz, como un gran fan de William Friedkin), quien suma, da variedad y humor a una película que ya venía bien antes incluso de su aparición.