La risa de sus videos le sale fácil. A su flow pegadizo y natural le pega rimas entre dudas de “no sé”, y vuelve al verso con una guiñada y un golpe más fino. Así y todo, con su notable capacidad para sacar funks como algodones de azúcar, sigue sin interesarle la corona del rap, o mejor dicho, piensa, siempre pensó, que podría ir por mucho más y hacia todas las direcciones.

En medio del desierto, y cerca de su propia tumba, exclama: “Ey, quizás muera joven, quizás gane el Nobel, no sé”. Con esas barras, entre plumas de aves muertas y edificios bombardeados, abre “Baile triste”, el nuevo video de su crew, Los Buenos Modales.

Otra vez, se queda solo, en una noche de invierno de aparente fogata, y de pronto Sebastián Enano Teysera canta el comienzo de su canción: “Dolores lindos con colores pintó. Brindo con tinto, estoy casi contento hoy. Que no lloraba hace algún tiempo y fue algo lindo”, y luego los dos juntos: “Te reconocí a dos cuadras por tu aroma. Como dos perro’ que se huelen la cola, eh. Dijiste todo sin decir ni hola”, antes de llegar de vuelta al estribillo de una de las mejores canciones de 2020.

“Es el triunfo mío esa canción. Que haya quedado tan bien y que le haya gustado a la gente es lo que más me gustó de este año”, dice sobre “Dolores lindos”.

“Es de las canciones que más me gustan. Me resultó súper cómodo laburar con él”, dice en referencia a Teysera. “Es más, hay personas que me han dicho que deberíamos hacer un EP juntos, porque quedan re bien las dos voces. Es una canción que tenía y no me imaginaba que la iba a terminar grabando con el Enano. Mismo cuando hablamos de hacer una canción juntos no pensaba darle esa. Al final, creo que quedó algo muy natural y siento que los dos estábamos, de una forma extraña, en nuestras zonas de confort”.

Arquero, el artista uruguayo que nació y vivió en Sevilla hasta los 16 años, iba a brindar un show en vivo hoy en La Trastienda, pero, emergencia sanitaria mediante, todo quedó reducido a una transmisión de Instagram.

Has declarado de diferentes maneras y en los últimos años que si bien hacés rap, también te interesan otros géneros y otra música.

Sí, yo me considero un artista, y el artista es un impulso de la persona. No creo que se pueda encasillar en un género. Creo que la persona que tiene una inquietud artística tiene canales, y si vamos específicamente al rap, en mi caso es una vía de escape. Es verdad, soy rapero, pero soy muchas otras cosas y no quiero encasillarme en un nicho.

Te he escuchado mucho hablando sobre teoría de arte, y al mismo tiempo tenés ideas sobre tu propio trabajo y hacia dónde se proyecta. Y entonces me preguntaba: ¿este tipo habrá tenido una etapa donde pasó mucho tiempo pensando en eso?, ¿parte de su formación, de su rutina?

Soy una persona muy ansiosa en general. Entonces, estar constantemente pensando, no siempre productivamente, te lleva a muchos lugares. Cuando me vine a vivir a Uruguay hice quinto artístico, estudié Comunicación, y después algo de la Licenciatura en Letras. Cabe destacar que no terminé nada, salvo el bachillerato.

¿Y de Humanidades qué recordás?

Era mucha literatura. Por ejemplo, los cantares de gesta, literatura francesa. A mí me gusta bastante leer, prefiero la literatura y los mundos ficticios a la historia, pero sí me interesa conocer el contexto de cada cosa que pasó.

¿También hiciste algo de publicidad?

Sí. En Brother, que es como una escuela de publicidad –ellos le dicen escuela de ideas–, y eso sí lo terminé. Siempre me interesó estudiar por qué tal canción funciona y otra no, o por qué un artista logra llegarle al público y otros no. Y también qué hace que me guste tal artista que no logra llegarle al público, y por qué no me gustan otros que sí lo logran.

¿Descubriste algunos patrones?

El patrón siempre está en llamar la atención, en lo llamativo, en el cartel fluorescente. Creo que lo que digo no es muy diferente a la idea de cultura del envase de [Eduardo] Galeano. En esta época de la música, no podemos negar que estamos haciendo entretenimiento. Yo no la entiendo como tal, pero si no le doy a la gente entretenimiento no voy a llegar al fin que busco: que escuche mis canciones y se conecte con lo que hago. Por eso los videos y todo el resto. Ves cajitas muy lindas, tapas muy lindas, una pose determinada. Estoy divagando, pero ¿cómo llega a ganar una persona como Donald Trump? Con una especie de carisma ridículo que no deja indiferente a nadie. Hay gente que lo ama y gente que lo odia. Por tanto, lo peor que le puede pasar a un artista es que no logre llegar a la gente de alguna forma. Igual, yo aprendí que también se puede hacer una caja linda y que el contenido sea aún más lindo que la caja. Así hay grandes obras. Por ejemplo, en el mundo del rap, Tyler The Creator es un tipo que labura en todas las áreas y lo hace de forma genial. Childish Gambino [Donald Glover] es otro que, además de hacer música, también actúa, dirige, escribe para televisión y está encima de todos los detalles. Está todo bien con tus 80 amigos saltando detrás y la ropita, pero si hacés un video que sea parte de tu identidad como artista.

Foto: Pablo Vignali

Foto: Pablo Vignali

En una entrevista en Argentina dijiste que en Uruguay había tres cabezas de ganado por cada uruguayo. Si bien era parte de un chiste, aclaraste que ese tipo de datos también tenía que ver con lo que vos hacés.

Soy una persona muy colgada con datos estúpidos. Por alguna razón me parecen interesantes. El humor y lo distendido forman parte de mi mundo, y es desde donde yo escribo canciones. Me gusta soltar mensajes sin masticar. Odio la música propagandística. Es decir, “te mastico esto, y te doy esta frase”. ¿Entendés? Una bajada de línea o directamente un testimonio. Yo intento hacer frases que si les das una vuelta podés entender que me puedo estar refiriendo a tal cosa. Si lo das todo masticado es un embole, porque la canción te permite una sola lectura. La escuchás una vez y ya la entendiste. A mí me ha pasado con artistas que hace diez años que conozco, que de repente vuelvo a escuchar una de sus canciones y digo: “Pah, mirá, no me había dado cuenta de este detalle”.

En una entrevista anterior con la diaria contaste que para lidiar con tu ansiedad habías empezado a tomar ansiolíticos. ¿Qué otras cosas probaste?

Mirá, yo he ido al psicólogo desde que tenía 14 años. Ahora mismo no estoy yendo, pero he probado diferentes corrientes: conductismo, gestalt (creo que es la que más me ha servido). En un momento, por intermedio de un amigo de mi viejo que es de los más especializados en trastornos de ansiedad acá en Uruguay, me usaron medio como ratita de laboratorio, con estudiantes de la Facultad de Psicología. Tuve como diez sesiones en las que me enseñaron, además de ejercicios de respiración, otras técnicas para hacer todos los días. Honestamente, ahora no las hago, pero las aprendí y las sé. Hay puntos de la cara, de la mano, que sirven para salir un poco de esos pensamientos rumiantes y agresivos. Eso me sirvió. Pero tengo mucho miedo cada vez que pienso que algo me va a salir bien. Mi primer ataque de pánico fue justo después de que saqué “Chill” (sencillo de su disco Aguafiestas, de 2018): ya había lanzado la bomba, sabía que me iba a ir bien, y después de haber trabajado tanto ya no había vuelta atrás.

Hace unos días descubrí Áspero, tu disco de 2013. Es bien funkero. Me gustó.

Es una cosa que hice; hoy no es lo que más me representa, pero ta, es una parte mía. Por eso no lo quise borrar y lo dejé ahí [en Youtube]. No tengo derecho a quitarle la oportunidad a quien quiera escucharlo.

En todas tus letras te expresás de manera desafiante y provocadora. Está claro que esa actitud es uno de los sellos de la historia y la cultura del hip hop, pero en tu caso en particular, ¿existe alguien a quien sentís que le tenés que demostrar algo?

Primero, a mí mismo. Creo que me estoy dejando mucho que desear a veces. En ciertos aspectos, soy una persona muy competitiva, y eso me hace bien. No es un problema con nadie en particular. Pero te mentiría si te dijera que no envidio, de cierta manera, el crecimiento de artistas de mi género con respecto al mío, y en la mayoría de los casos ha sido porque yo me he estado rascando las bolas y el otro ha estado laburando más. El enojo es conmigo, no es con el otro. Es “yo sé que no soy menos que vos”, y me gusta desafiarme. Ser competitivo creo que les sirve a todos. Cuando mis amigos hacen letras buenas me desafían, y cuando no son amigos, también; me recontra motiva.

En “6 AM”, uno de tus nuevos cortes, y en otras canciones, hablás de que dormís poco o vivís “sin dormir”. ¿Es puro personaje o hay algo tuyo?

Son las dos. Últimamente estuve medio depresivo y dormí más de la cuenta. Pero soy una persona que ha tenido momentos más jodidos con las drogas que ahora, y volverán, y volveré a estar mejor. Es un día a la vez. Todo. No digo nada que sea mentira. En cada canción estoy representando el estado que tengo cuando la escribo, o la época en que la hice. A veces no coinciden los lanzamientos de una obra con el estado que tengo en ese mismo momento. No soy una persona que escribe un tema y lo saca. “Dolores lindos” la hice hace un año y medio, y cuando saqué “Chill” estaba hasta los huevos de ansiedad, ya no estaba mezclando alcohol con ansiolíticos, pero cuando la escribí un año atrás, sí. De todas formas, conservo una noción sobre cuidarme y no tengo ese pensamiento, tal vez más llamativo, de “ta, hago esto y no pienso en el mañana”. Todo lo contrario. Soy una persona que ha tenido muchos problemas con el alcohol; te diría que es mi principal problema, y las otras cosas se derivan de un Diego borracho. Ahora, por ejemplo, estaba pensando que la gente que me ve de noche, si me ve así de día, acá sentado hablando con vos a esta hora, tranqui, no lo debe de poder creer.

Que se trate de la misma persona.

Claro. Es un poco eso. Una de las cosas que me pasaron cuando hice Aguafiestas es que quería hacer un disco autobiográfico y me di cuenta de que por escribir a las tres de la tarde, sereno de cabeza, no estaba siendo totalmente realista con el cuadro entero de mi persona. Entonces ahí metí “Guacho”, “Clonazefunk” y alguno más, que los hice como diciendo “bo, me falta acá un sustento de rotura y de fiesta, porque esto también soy yo una gran parte del tiempo”.

Contame de tu abuela Memé.

Cuando venía un mes al año a Uruguay –hasta que me vine definitivamente, en 2010– siempre me quedaba en lo de mis abuelos paternos, en el Prado. Mi abuelo Iván murió hace tres años, y mi abuela siempre me viene a ver a todos los toques que puede.

Me recuerda mucho a mi infancia, y como no veía a mis abuelos todo el tiempo, los valoraba un montón. Todos mis recuerdos de esa época en Uruguay son de esa casa. Porque cuando me vine a vivir acá ya no viví en el Prado. Hace poco fui al barrio a comer un asado a la casa de un primo, y cuando me bajé del bondi, dije: “Pah, es como volver a Uruguay”. Sentí eso.

A aquel otro Uruguay.

Claro, a ese Uruguay en el que pensaba todos esos años en los que viví en España.

Siento que tengo la suerte de tener una familia muy buena y muy sólida, y creo que eso es lo que hace que por ahí, siendo yo una persona con muchos conflictos, de todas formas, tenga los pies en la tierra y me puedan poner los pies en la tierra.

Viviste Uruguay de dos maneras diferentes. Primero, en plan vacaciones, más chico y queriendo volver todos los años, y después te viniste a vivir acá y te metiste en la rutina de cualquier uruguayo, con todo eso que se dice que tenemos de melancólicos y deprimidos.

Y bueno, un poco el título del show, Volver a casa [su show que estaba previsto para hoy, sábado, en La Trastienda], viene por ahí también. Porque es volver a casa, pero ya estoy acá. Es volver al escenario, pero es volver a sentir esas cosas. Yo soy así: me gusta tirar conceptos hacia todos lados. Aguafiestas es así. Es el que te mea la copa, el que está deprimido y no quiere hacer nada, y yo soy las dos cosas. Este “Volver a casa” es igual; me gusta que cierre para varios lados, y en mis letras hago lo mismo. Es lo que hablamos de no dar todo masticado. La diferencia entre el libro y la película. El libro te deja imaginar mucho más, y yo trato, cuando escribo, de que la historia te deje imaginar muchas más cosas.

¿Tenés una rima preferida? A mí me gusta una de “Pulpa” que dice: “Dejaron el enjambre y vuelven cuando la miel sobra, y ahora pa’ ellos ni las sobras”.

A mí me gusta pila una que está fuera del disco, que dice: “Si escribiera más profundo, no harías pie”. Está por ahí, en un video de una sesión, pero capaz que la reciclo. Me gusta mucho porque realmente puedo escribir más difícil, puedo rebuscártela más, pero no me interesa. Parece una cosa desafiante, pero a la vez tiene que ver con la conexión con las personas. No quiero escribir para eruditos. Yo no soy un erudito, pero puedo escribir de forma más intelectual, digamos. No quiero que me escuche gente con el esnobismo de algo medio exclusivo. Quiero generar cultura y no para unos pocos. Uso el vocabulario que uso, que es mayor que el de algunas personas y menor que el de otras, pero no hay una búsqueda de complejidad en mi vocabulario. Si puedo decir lo mismo más simple, lo digo más simple.

¿Tenés o tuviste algún sueño, puntual o recurrente, muy agradable?

Mirá, no es un sueño, pero es lo que me despertó lo que me preguntaste. Yo tengo muy bloqueada la memoria de la infancia, pero me quedaron algunas sensaciones. A mi madre le gustaba mucho viajar, y por suerte viajó un montón antes de morirse. O sea, pudo hacer todo lo que ella quería. Y en ese contexto de viajes, de despertarme de chiquito en un hotel o lo que sea, recuerdo sentir una especie de frío, como un calambre suave que se mantenía, y era una sensación súper acogedora. A veces me parece que lo mejor que yo puedo lograr como artista es crearme ese sentimiento, que no sé qué era pero lo sigo buscando. Es una sensación física, como una paz gélida, no de sufrida o de poca emoción, una paz acogedora en su frío. Me pasa también escuchando cierta música, como que me erizo, pero me dura muy poco. Si yo pudiera sentir eso todo el tiempo, no me drogaría con nada, no tomaría ni una cerveza.

Luego de la cancelación de su show en La Trastienda, este sábado a las 21.00 Diego Arquero brindará un show vía Instagram que se podrá ver desde su cuenta @dieguitoarquero.